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Sam Hinkie ‘murió’ para esto: historia de un Proceso

Seis años
después, los Philadelphia 76ers son equipo de Playoffs. En aquella postemporada
de 2012 los Sixers (octavo equipo del Este) se cargaron a los Bulls de Derrick
Rose en primera ronda y forzaron el séptimo partido ante los Celtics de Pierce,
Garnett, Allen y Rondo. Cayeron en aquellas semifinales. Desde entonces, en
Pensilvania han pasado muchas cosas.

El pasado 22 de junio de 2017,
segundos después de que el comisionado Adam Silver anunciara a Markelle Fultz
como número uno del Draft, la ESPN enfocó a un aficionado de los 76ers.
Mostraba una pancarta que rezaba “Sam
Hinkie died for this
” con los rostros de Joel Embiid, Ben Simmons y
Markelle Fultz. Con la elección del base/escolta de la Universidad de
Washington, los de Pensilvania completaban el tan deseado Big Three
Embiid-Simmons-Fultz. Muchísimo futuro (y presente) por delante. El hype se
disparaba. Aquella noche marcaba el principio del fin de El Proceso. O quizá,
como diría Winston Churchill, el final del principio. The Process. Un modo de reconstrucción a lo bestia, quizá demasiado
descarado.

El origen de todo hay que situarlo el
10 de agosto de 2012. Ese día, Dwight Howard recalaba en Los Ángeles Lakers. En
aquel megatraspaso (cuatro equipos implicados), Philly cerró la era de Andre
Iguodala, que fue enviado a Denver. Andrew Bynum y Jason Richardson aterrizaban
en la ciudad del amor fraternal. Bynum venía de hacer la mejor temporada de su
carrera y estaba llamado a ser la cara de la franquicia. Pero entre las
lesiones y su poca cabeza, no jugó ni un solo minuto en Filadelfia.

Asumido el fracaso con el pívot,
tocaba empezar de cero. Los Sixers nombraron a un nuevo Presidente de
Operaciones: Sam Hinkie. El ideólogo del Proceso. El modus operandi de Hinkie
iba a quedar palpable desde el primer día, en el Draft de 2013. Los New Orleans
Pelicans invirtieron su pick 6 en Nerlens Noel. El pívot de Kentucky iba para
primera elección global, pero una gravísima lesión de rodilla le hizo caer
cinco posiciones. Se esperaba que Noel se perdiera buena parte de la temporada
2013-14. ¿Iba a importarle eso a Hinkie? En absoluto. Aquella noche,
Philadelphia traspasó a su base estrella Jrue Holiday a New Orleans a cambio de
Noel. Ese fue el primero de los muchos movimientos con la firma del Proceso.

Las miradas de todos los equipos
estaban puestas en el Draft de 2014. Una promoción llamada a ser verdaderamente
especial. Los dirigentes de los equipos de la parte baja de la NBA estaban
dispuestos a sacrificar un año con tal de pescar alguno de los peces gordos de
ese Draft. Había nacido el tanking:
la confección de plantillas de baja calidad que ganen pocos partidos y así
tener más opciones de elegir en los primeros puestos del Draft. Los analistas
pronto señalaron a los Philadelphia 76ers como el ejemplo más claro de esta
práctica.

La puesta de largo de los nuevos
Sixers iba a ser ni más ni menos que ante los Miami Heat, los vigentes
campeones. Todos esperaban (esperábamos) una paliza de los de Florida. Sin
embargo, Philly empezó dominando el encuentro ¡19-0! LeBron, Wade y compañía
tardaron cinco minutos en estrenar su casillero. Al final, 114-110 favorable a
los locales, para sorpresa del mundo del baloncesto. ¿Tanking, dónde? Los Sixers comenzaron la temporada con un 3-0 a
favor. Un espejismo: concluyeron la campaña 19-63 de balance, el segundo peor
de toda la liga. El consuelo fue el nombramiento de Michael Carter-Williams
como Rookie del Año y la posibilidad de elegir en los puestos altos del Draft.

26 de junio de 2014. El día
señalado. El Draft más esperado desde el de 2003. Mucho talento donde elegir. Andrew
Wiggins, Jabari Parker, Joel Embiid, Marcus Smart, Dante Exum, Julius Randle… muchos
equipos habían tirado todo un año a la basura para poder elegirles. Durante las
semanas previas al Draft, Wiggins, Embiid y Parker se alternaron el favoritismo
para ser la primera elección global. Wiggins tenía la etiqueta de mesías,
Parker era un jugador más hecho y Embiid estaba llamado a ser un pívot
verdaderamente dominante. Pocos días antes de la ceremonia, el camerunés, que
parecía ser el favorito a número uno, sufrió una gravísima lesión en el pie.
Tan grave que le impidió viajar a Nueva York para saludar a Adam Silver en el
escenario. Ante esta situación, los Cavaliers no arriesgaron e hicieron a
Wiggins número uno, y los Bucks seleccionaron a Parker con el dos.

Pick 3. Turno de los 76ers. Dejar
escapar a Embiid, por muy lesionado que estuviera, sería un error imperdonable.
Al igual que Noel, el de Kansas tenía muchas papeletas para perderse toda la
campaña, pero si algo tenían en Filadelfia era mucha paciencia, así que de
perdidos al río. Philly eligió a JoJo,
el jugador que personificaría El Proceso a partir de ese momento. No fue el
único movimiento extraño de Hinkie ese día: con la décima elección draftearon a
Elfrid Payton e inmediatamente le traspasaron por el pick 12 de los Magic, un Dario
Šarić que iba a optar por quedarse un par de años más en Europa.

A finales de agosto, los Sixers
hicieron otro traspasado Made in Process
enviando a su mejor jugador, Thaddeus Young, a Minnesota. A cambio,
Philadelphia recibió a Luc Mbah a Moute, Alexey Shved y un pick de primera
ronda de Cleveland. No se esperaba un año de muchas victorias, pero al menos
había ilusión con el debut de Nerlens Noel y con la consolidación de Michael
Carter-Williams. Al final el año se saldó con una victoria menos que el año
anterior (18-64) y con MCW enviado a Milwaukee a cambio de un pick de primera
ronda de este 2018 procedente de los Lakers.

La temporada 2015-16 comenzó de la
peor manera posible: Embiid recaía de su lesión del pie y se esperaba otro año
sin debutar en la NBA. Con una plantilla muy mediocre, los Sixers batieron
récord tras récord de derrotas. Comenzaron con 1-21 y terminaron 10-73, la
segunda peor marca de la historia de la franquicia. La NBA no estaba por la
labor de seguir permitiendo un tanking tan descarado y lanzó un aviso: o
arreglaban la situación o habría consecuencias. Así, a mediados de la temporada
llegaron Jerry y Bryan Colangelo para pararle los pies a Hinkie. El ideólogo
del Proceso terminó por abandonar sus cargos ante esta situación. Justo cuando
se vislumbraba la luz al final del túnel.

En mayo de 2016, los 76ers fueron
agraciados con el número uno del Draft. Un pick que tenía nombre y apellido:
Ben Simmons, un jugador al que las comparaciones situaban a la altura de LeBron
James. Pero a falta de escasas semanas para el inicio de la temporada, el
australiano se fracturó el quinto metatarsiano del pie derecho. Otro mazazo
para un rookie de los Sixers en forma de lesión de larga duración. De nuevo,
una elección que pospondría su estreno un año entero. De todas formas, por fin
iba a poder debutar, dos años después, Joel Embiid. Era el momento de
ilusionarse, de confiar en el Proceso, pero también había que cruzar los dedos
para que el pívot no sufriera ninguna lesión.

Su repertorio de movimientos, su
muñeca, su carisma… Embiid se ganó a la afición de inmediato. El impacto del
camerunés fue tal que estuvo a punto de ser All-Star en su primer año como
profesional (por votos del público hubiera sido titular). No podía disputar más
de 25 minutos por partido ni jugar en back-to-back, pero era evidente que el
chico era un talento descomunal. Lástima que una lesión en la rodilla cortara
en seco su año cuando mejor estaban él y el equipo. Pudo haber sido Rookie del
Año con sólo 31 partidos jugados. Los 76ers volvieron a quedar fuera de
Playoffs (28-54), pero las sensaciones eran inmejorables. Ahora el equipo
competía hasta el final.

El paso definitivo para cerrar la
primera parte del Proceso lo dieron cuando acordaron con Boston intercambiar su
pick 3 de 2017 por el 1, en posesión de los bostonianos. En Philly querían a
Markelle Fultz a toda costa para completar a su trío de ensueño:
Embiid-Simmons-Fultz. El fichaje de J.J. Redick no hizo más que confirmar que
las aspiraciones de los Sixers no eran las mismas que las de los últimos años.
Acumular rondas de Draft y liberar masa salarial ya no era el objetivo, ahora
era entrar en Playoffs.

24 de marzo de 2018. Fecha para la
historia de los Philadelphia 76ers. El equipo vence a los Minnesota
Timberwolves y se mete en Playoffs de forma oficial. La culminación a un año
soberbio, el mejor de la franquicia desde los años del Allen Iverson MVP. Joel
Embiid se ha mantenido sano y su rendimiento ha sido todavía mejor, y Ben
Simmons ha demostrado ser un triple-doble andante. Robert Covington, T.J.
McConnell, Jerryd Bayless, Amir Johnson… todos han respondido a su función.
Aquí entra de lleno la magnífica labor del entrenador Brett Brown. Lo que el
entrenador no puede controlar son las lesiones. El Expediente X en torno a la lesión de hombro de Fultz es la única
mancha negra de la temporada 2017-18.

El futuro pinta brillante para los
76ers. Como todo proyecto joven que empieza a despuntar, tienen que
consolidarse en la zona noble de la Conferencia Este a lo largo del próximo
lustro. La guinda sería un fichaje de relumbrón (¿LeBron James?)… y que las
lesiones respeten a todos los integrantes del equipo de una vez. Los mimbres
para ser el futuro gran equipo de la NBA están ahí. Sólo queda confiar. Trust The Process.

Periodismo UCM. NBA en @SpheraSports y Sporting en La Voz de Asturias (@sporting1905).

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