Esta temporada de Fórmula 1 no nos está permitiendo disfrutar de uno de los alicientes del fin de semana: el final de la clasificación. Los últimos segundos de la Q3 siempre son los más emocionantes del sábado porque son en los que se decide la pole. Este año, no está siendo así en la mayoría de ocasiones. Al comienzo, tuvimos Grandes Premios en los que la culpa de que no se mejorasen los tiempos en los últimos instantes de la sesión fue de las condiciones de la pista, pero llevamos dos carreras en la que accidentes de pilotos hacen que se pierda el momento de más interés.
Charles Leclerc en Mónaco y Yuki Tsunoda en Azerbaiyán nos privaron de los últimos instantes de la Q3 al irse contra el muro y provocar que hubiera que sacar la bandera roja. Además, durante la clasificación celebrada en el circuito de Bakú vivimos un total de cuatro banderas rojas a lo largo las tres rondas en las que se divide la actividad. Este hecho puso encima de la mesa el debate sobre qué debe ocurrir con un piloto que provoca un incidente y hace que sus competidores no puedan mejorar.
De estos ejemplos que he mencionado, el más claro es el de Charles Leclerc en Mónaco. Marcó el mejor tiempo en el primer intento de la Q3 y, como en el segundo se fue al muro, nadie pudo mejorar. De este modo, el monegasco se llevó la pole. Obviamente, su accidente no fue intencionado, pero el perjuicio para sus rivales y el beneficio para él es claro. ¿Es justo que el piloto de Ferrari se llevara la pole? Cada uno puede tener su opinión, la mía es que no. Bien es cierto que estos errores les pueden pasar a cualquiera, pero un fallo de un piloto no puede acabar en que todos salgan perjudicados menos él mismo.
Si lo consideramos injusto, llega lo difícil. ¿Qué hacemos? Reconozco que no es sencillo, pero la idea debe ir encaminada a mandar al piloto al último puesto de esa ronda de la clasificación. De este modo, aunque se haya perjudicado a los demás, él no sale beneficiado. Leí ideas sobre dar una oportunidad más al resto, pero no lo veo logísticamente viable. Habría que tener un juego extra de neumáticos nuevos solo reservado por si se diera esta circunstancia.
Hasta este punto creo que la gran mayoría puede estar de acuerdo, pero el verdadero problema llega ahora. ¿Cuándo mandamos al piloto que comete el error al último puesto de esa ronda? ¿Solo cuándo es motivo de una bandera roja? ¿Si se sale de la pista y hay un sector en el que durante unos instantes hay bandera amarilla y perjudica solo a algunos pilotos qué hacemos? Al igual que es motivo de polémica que salgan beneficiados, lo sería que se aplicase una norma con una interpretación ambigua o en la que la casuística fuera compleja.
En mi opinión, creo que se podría empezar con lo que parece estar claro: piloto que provoque bandera roja, piloto que ocupa el último puesto de esa ronda. Con esta medida no se le consigue devolver a los otros pilotos la oportunidad robada, pero tampoco sale beneficiado el infractor. Ya la decisión de sancionar otro tipo de acciones que perjudiquen a rivales se puede estudiar más detenidamente.
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