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Fútbol sudamericano

No diga Católica, diga bicampeón

Luego de cinco intentos con resultado negativo, la Universidad Católica, por primera vez en su historia, logró un bicampeonato. No fue de la mano de Livingstone, Fouilloux, Gorosito, Acosta, Quinteros ni de Pratto. Fue gracias al equipo comandado por Mario Salas y sus baluartes; Nicolás Castillo y Diego Buonanotte.

La ciudad de Temuco jamás será olvidada para cada hincha ‘cruzado’. Es que con los dos goles de Nicolás Castillo, a más de alguno se le vino una instantánea de las derrotas en temporadas anteriores. Esas veces que tan cerca pudieron entrar a la historia, y por algún motivo, no lo lograron. Pero el hincha, dice «¡qué más da! Lo logramos, al fin».

El comienzo del semestre empezó mal para la ‘franja’. Debido a que en sus primeros 3 encuentros, empató frente a Cobresal, O’Higgins y Palestino. En la cuarta fecha perdió ante Santiago Wanderers, y para más remate, Real Potosí lo eliminó en primera ronda en la Copa Sudamericana. Muchos, la gran mayoría, pedían la cabeza de Mario Salas, ya que no aguantaban la mala campaña del ‘Comandante’. Pero todo cambió el 27 de agosto, cuando la UC visitó a la Universidad de Chile y la goleó por 3-0. Desde ese partido, el equipo ‘cruzado’ fue en ascenso continuo. Salvo la derrota frente a San Luis en Quillota, la Universidad Católica estuvo invicta hasta el final del torneo y sellar la doceava estrella del club universitario.

Nicolás Castillo y Diego Buonanotte, se convirtieron en una dupla letal. La asociación más peligrosa del fútbol chileno. De sus pies, nacieron 21 celebraciones, es decir un 57% de los goles del bicampeón. Había un partido cerrado, estaban ellos para solucionarlo. Un dolor de cabeza para todos los defensas. Ni siquiera, con marca personal, el rival podía detenerlos.

La velocidad de las bandas y el uso constante de ellas es marca registrada del ‘Comandante’. Tanto José Pedro Fuenzalida como Ricardo Noir generaron bastante peligro por aquel sector de la cancha. Fue la principal zona para generar peligro en el terreno de juego, y en gran parte de los partidos, fueron los encargados de desequilibrar. Gran ejemplo de ello fue el partido ante Unión Española, en donde, gracias a la excelente actuación de los extremos, lo dieron vuelta en Independencia, y que a la larga, ese triunfo condicionó de sobremanera al elenco ‘hispano’.

Los contenciones son intocables para Mario Salas. César Fuentes y Enzo Kalinski. El trabajo silencioso del canterano de O’Higgins, hace destacar al argentino. Fuentes es el equilibrio del equipo, el que se mantiene en alerta ante cualquier situación de peligro del rival y Kalinski el que se aventura en el campo rival e intentar la asociación con su compatriota Buonanotte, o mas bien, habilitar a los extremos. Muy pocas veces se vieron sobrepasados, y cuando fue así, Salas tenía un comodín en la banca, el canterano Jaime Carreño, que cumplía un gran labor en el quite y distribución de juego.

La defensa también tiene sus ‘regalones’ por parte de Mario Salas, ya que los cuatro titulares; Álvarez, Lanaro, Maripán y Parot, rara vez salieron del equipo. Se destaca la actuación de Guillermo Maripán, que saca ‘chapa’ para ser nominado a la Selección Chilena. Además, Alfonso Parot subió notablemente su nivel y su banda muy pocas veces fue un pasadizo para el rival. Además, se le vio constantemente participativo en el ataque y pudo llegar al gol, en el duelo frente a la Universidad de Concepción. El arquero Cristopher Toselli, por su parte, disputó todos los partidos del bicampeón, con la regularidad que lo destaca.

Por otro lado, los jugadores de la banca, en su mayoría siempre fueron los mismos 7. Costanzo, Kuscevic, Magnasco, Carreño, Espinosa, Cordero y Jaime. Además, el cambio típico fue el de Fernando Cordero por ‘Tito’ Noir a los 60′. ¿Habrá sido cábala?

Por más individualidades que tenga el elenco ‘cruzado’, el juego colectivo destaca y predomina en Universidad Católica. A diferencias de torneos anteriores, el equipo jamás se vio desesperado en situaciones negativas y a la vez, cuando el rival buscaba el descuento, Mario Salas supo mover las fichas y doblegar. Punto positivo para el estratega, debido a que supo armar un plantel completo y variado en condiciones futbolísticas.

La campaña de la Universidad Católica es destacada, ya que logró nueve victorias, cuatro empates y tan sólo dos derrotas. Con un registro de 37 goles y 18 en contra. Selló el título con un rendimiento de 69%.

El hincha, definitivamente puede decir adiós a los malos recuerdos, adiós a esas finales angustiosas… Hoy y por un buen tiempo más, el ‘cruzado’ puede gritar de una vez por todas… ¡BICAMPEONES!

Foto principal: Universidad Católica [@CruzadosSADP] 

Estudiante de Periodismo. Chileno. Fanático del fútbol. Lo demás, es relleno.

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