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Nacho, un secundario de lujo

Nadie aspira desde niño a ser actor secundario, ni siquiera Manuel Alexandre lo hacía. Pero hay un momento en el que, sin quererlo, a uno le alejan del protagonismo y le asignan el papel de escudero.

Ningún chaval sueña con ser suplente. Ningún debutante piensa que su trayectoria la formarán ratitos de quince minutos, ningún novato desea que su carrera vaya de dos frases en dos frases. Pero la vida consiste en eso; en saber asumir nuestras pérdidas, aprender a disfrutar de lo que todavía conservamos y renunciar a lo que nunca lograremos.

Hay que ser muy inteligente para triunfar dentro de la mediocridad. Y ayer, en el Santiago Bernabéu, en uno de los peores partidos recientes del Real Madrid, se vio una actuación digna del mejor Steve Buscemi o del inclasificable Luis Ciges.

Nacho Fernández, un canterano alejado de todo el foco mediático que sí acompaña al histriónico Jesé o a la revelación Lucas Vázquez, completó 57 minutos fantásticos y clasificó al Real Madrid para octavos en un ejercicio de fe por llegar a un balón que caía desorientado tras un rechace. El gol, en el que ayudó el portero Trapp, le reportó unos escuetos instantes de gloria, como si del discurso de un premio irrelevante en una gran ceremonia se tratase.

 

Acostumbrado a no ser el objetivo de los flashes, volvió a calzarse el mono de trabajo y culminó un partido serio, en el que fue imán de los centros de Di María y Aurier, incluido el último del partido, en la última tromba inocua parisina. En el minuto 75, en uno de sus pocos arranques hacia adelante tuvo la opción de disparar y, quién sabe, de cerrar una noche redonda; pero los secundarios no son egoístas, conocen su labor y optó por ceder a un compañero el balón y el protagonismo.

Probablemente no habrá mejor día que hoy para que el modesto Nacho ocupe las portadas de los diarios deportivos nacionales, puesto que su equipo ganó con un gol suyo, el único del partido. Sin embargo, el As ha sacado una foto desde el fondo de la portería en la que apenas se ve a Jesé y, el Marca, una de la celebración en la que se aprecia en primer plano a Cristiano y, entre titulares, marcadores, escudos y más texto, se otea al zaguero madrileño.

Quizá ese sea el colmo de un actor secundario, no ser el protagonista ni cuando realmente lo es.

Profesor y periodista. Despiérteme cuando Escuris vuelva a ocupar el pecho de un equipo de 1ª, cuando Las Gaunas suene de nuevo en una ronda informativa o cuando esté de nuevo el Extra Dorsales en el quiosco.

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