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MUNDIAL DE FÚTBOL – INGLATERRA 1966, 'PICKLES SALVÓ LA FOTO'

Inglaterra, la cuna
del fútbol, acogía el más preciado de los torneos a nivel
internacional. Un total de dieciséis selecciones en la búsqueda de
un logro que edición a edición iba creciendo en prestigio y en
dificultad. Dada la situación, nadie esperaba que la copa Jules
Rimet fuera sustraída apenas cuatro meses antes de la inauguración
del Mundial, en la exposición ‘Stampex’ en Westminster, una
muestra de sellos clásicos en la que se exponía el valorado trofeo.
Los ladrones, sorteando la entonces escasa seguridad que lo guardaba,
consiguió llevárselo haciendo uso de una puerta de emergencia a la
sala de exposiciones para entrar y salir con el botín. Pero el
destino tenía otros planes).


Entre las dieciséis, destacaba como favorita para lograr la
desaparecida Copa del Mundo Portugal. Un equipo compensado y de
tremenda calidad y con un Eusebio que ya demostraba con su fútbol
que era más que capaz de liderar, no solo al Benfica, sino también
a su combinado nacional, en la búsqueda de los máximos honores.
Potente, rápido y con una técnica de disparo casi imparable, el de
Mozambique (entonces colonia lusa) era la sensación del Mundial
junto a otras estrellas como Coluna (POR), Albert (HUN), Seeler (ALE)
e incluso un joven y prometedor Franz Beckenbauer (declarado mejor
jugador joven del torneo).

A pesar de las
múltiples estrellas, la anfitriona, Inglaterra, no temía a todo ese
talento y creía en su capacidad, con el apoyo local, con su juego
físico característico y, ante todo, la necesidad de ganar el
Mundial como homenaje a los fallecidos en el desastre aéreo del 58
en Munich. Uno de ellos, Duncan Edwards, que no pudo estar en la cita
mundialista de 1966 por el terrible accidente. Una cita en la que por
calidad, era imposible que faltara. Liderados por uno de los
supervivientes, Bobby Charlton, y por otro talento inglés, Bobby
Moore, Inglaterra tenía la capacidad de dedicar el triunfo a
aquellos que no pudieron estar. Precisamente en semifinales, tras
eliminar a Argentina, Inglaterra demostró su valía eliminando a la
que parecía asentarse con el cetro de favorita de manera
espectacular: la ya citada Portugal de Eusebio. Sin embargo, el ídolo
Charlton, con dos tantos, hicieron inútil la motivación de los
lusos para llegar a su primera final mundialista contra el rival que
esperaba, Alemania. En esa final, ante el público de Wembley, se
destapó entonces otro de los talentos ingleses. Geoff Hurst,
delantero del West Ham, marcó un hattrick que encarriló la final a
favor de los locales. Inglaterra, sin un brillo claro, ganaba su
primer (y único) Mundial, ante su gente.

La copa se quedaba
en casa, no sin antes de que Pickles, un Collie blanco y negro, se
convirtiese con su hallazgo en importante protagonista de ese
Mundial. Nadie sabrá, a estas alturas de la historia, cuál sería
el titular del periódico que envolvía el trofeo cuando el perro de
David Corbett (su dueño) encontró en su paseo diario lo que todo
‘Scotland Yard’ buscaba frenéticamente. Lo que sí está claro,
es que Pickles consiguió con su hallazgo que en las portadas tras la
final, se pudiera ver a Inglaterra posar en Wembley con la Copa Jules
Rimet. Con la honrosa labor de dedicar el triunfo a los que solo
pudieron estar en el recuerdo y los corazones de quienes les lloraron
en 1958 y que ese sábado, 30 de Julio del 66, reían y celebraban
por ellos la primera gran victoria del fútbol inglés.

Valladolid, 1988. Social media. Periodismo por vocación y afición. Con el fútbol como vía para contar grandes historias. Apasionado del fútbol internacional y "vintage".

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