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Fútbol femenino

María Llompart, o cómo volver con más fuerza

En el fútbol, como en la vida, a veces se necesita dar un paso atrás para dar dos hacia adelante. Para María Llompart (Begues, Barcelona, 2000), la decisión que tomó en el verano de 2019 marcó un antes y un después en su corta pero prometedora trayectoria: decidió fichar por el Levante las Planas, club catalán que militaba en Primera División Nacional. O lo que es lo mismo: dejó el Espanyol, un clásico de la Primera Iberdrola, por un equipo dos categorías por debajo.

“Era un momento que no estaba bien psicológicamente, necesitaba un descanso mental. Y no me he equivocado, al revés. Lo volvería a hacer si tuviera la oportunidad de hacerlo. Quería volver a formarme y motivarme de otra forma. Estoy súper agradecida de que el Éibar haya confiado en mí, e intento hacerlo lo mejor posible para no defraudar a la gente”, nos cuenta la centrocampista barcelonesa, de nuevo instalada en la máxima división femenina y siendo regular en un club que hasta hace nada se había erigido como una de las grandes revelaciones del campeonato.

María no solo ha recuperado la motivación: la ha multiplicado. “Creo que es una temporada muy completa en todos los aspectos. En años atrás jugaba y había veces que salía y decía: ‘¿Pero qué he hecho?’. Y esta temporada aún no me ha pasado. Me siento bastante bien, porque hay gente que te quiere, que confía en ti y te hace sentir importante”. Aunque le costó adaptarse a su primera experiencia fuera de su ciudad, sobre todo por las bajas temperaturas de la comarca del Bajo Deva, lo cierto es que ha sabido ganarse un puesto a pesar de ser una recién llegada y tener que encontrar el hueco en un sistema donde la competencia es feroz en el centro del campo. “Llegué aquí con la intención de ganarme el sitio desde el primer momento. Me sentí bien con la gente, me ayudaron mucho a adaptarme, sobre todo las nuevas. Y estoy siendo muy regular, no me lo esperaba. Una temporada tan regular en el aspecto individual no la he tenido nunca”, confiesa. Tal es la confianza en sí misma este curso que ha asumido la responsabilidad de lanzar dos penaltis importantes con el marcador en contra: los dos sirvieron para acabar llevándose al menos un punto a casa.

María Llompart en un encuentro frente al Madrid CFF. (SDEibar)

Más fuerte que nunca

Lo que más valor da a María Llompart por su adaptación tiene que ver con el enorme salto experimentado en cuanto al estilo de juego. Acostumbrada a lo largo de su carrera (tanto en clubes como en las categorías inferiores de la selección) a un estilo de juego asociativo, en Éibar ha tenido que remangarse y duplicar el trabajo defensivo. “Cambias a un equipo que es un perfil totalmente distinto al que estás acostumbrada a jugar. Solo por eso ya el aprendizaje es muy alto”. También reconoce que ha mejorado mucho en lo físico. “Todas hacemos bastante gimnasio a la semana, por las mañanas y por las tardes. Yo nunca he estado tan fuerte en mi vida (risas). Pero te sientes mejor, más orgullosa de ti. Es como una prueba de fuego para saber a dónde puedo ir y dónde no puedo”, señala.

Esa competitividad que caracteriza al Eibar, un recién ascendido (su primera temporada en la élite) le llevó a firmar una primera vuelta sencillamente espectacular, con 22 puntos y un colchón importante respecto al descenso. “Desde el minuto uno hemos demostrado que aquí no se rinde nadie. Y sabes que aunque en los últimos minutos vayas perdiendo, vamos a estar apretando para tratar de arrastrar los máximos puntos posibles. Es nuestra gran virtud. Estar juntas hasta el final, como bloque, como equipo organizado. Somos un equipo trabajado y se nota”, explica María.

Ahora, tras nueve partidos sin ganar, las armeras vuelven a estar cerca de la quema. “Pensábamos que íbamos a sufrir, lo que nadie esperaba era el comienzo de temporada. Tener 22 puntos en la primera vuelta era algo inviable. Ahora tampoco estamos tan mal, pero sí que es verdad que el Deportivo, el Betis o el EDF Logroño están apretando muchísimo. El tiempo se agota, quedan tres meses de Liga y tenemos que empezar todos a sumar ya”. Dos bazas tiene el Eibar que le colocan en ventaja respecto a sus rivales directos: la mencionada competitividad (ha plantado cara a grandes como el Atlético, Levante, Real Sociedad o el mismísimo Barça) y una de las sensaciones de torneo: Thembi Kgatlana.

“Yo no la conocía, no sabía ni quién era. Al principio le costó meterse un poco en el papel que tiene ahora, porque no era consciente de la importancia que tenía en el club. Y ahora que ya lleva toda la temporada siendo indiscutible y una pieza clave para nosotras, le viene bien nuestro juego de pases largos y segundas jugadas. Tiene espacio para correr. A veces lanzamos meteoritos que no sabemos a dónde van y allí está Thembi (risas)”.

Aprovechar el momento

Para María, que una jugadora como Kgatlana esté en un club humilde como el Eibar es síntoma de que la Primera Iberdrola está adquiriendo otra dimensión. “Se ve que hay más nivel, hay más jugadoras de otros países. Que la Thembi esté en un club como el Eibar es de valorar. Yo que he vivido el fútbol durante toda mi vida, sé que como hoy en día nunca habíamos estado. La gente apuesta más, me gusta que den más partidos por televisión, que en el DRAFT aparezcan jugadoras de todos los clubes…”. Con la prometida profesionalización de la liga femenina la próxima temporada espera que se mejore en algo primordial y muy desigual en el ámbito de la futbolista: los salarios. “Muchas no podemos vivir del fútbol, y para mí el fútbol es un trabajo más”, añade. Ese fue precisamente uno de los puntos del ansiado convenio colectivo que el club armero, eso sí, cumple a rajatabla.

A sus 20 años, María Llompart tiene toda una carrera por delante para triunfar. Se convirtió en una de las grandes promesas del fútbol femenino español cuando marcó aquel golazo de falta en la final del Europeo sub-19, el tanto que sirvió para derrotar a Alemania y conseguir el título. Han pasado casi tres años desde entonces, y aunque tuvo que pasar momentos amargos, hoy está en condiciones de cumplir los objetivos marcados: “Acabar en la absoluta algún día y mantenerme en Primera División toda mi carrera”. Sobre si le gustaría jugar a lo largo de su carrera en otro club acorde con su identidad en el campo, apuesta por el Betis: “Ahora mismo tengo la cabeza aquí, pero sí que es verdad que es un club que me gusta bastante. Que sabe a lo que juega, con un estilo parecido al mío… No ahora, tampoco quiero ser una nómada, pero es verdad que es un club que en un futuro lejano encajaría bastante”.

Con un examen pendiente en mayo para un optar a un grado superior, Llompart quiere estudiar integración social para luego dedicarse a la psicología de los presos. Es su ‘plan B’ después de una trayectoria futbolística que seguro dejará una huella imborrable.

Imagen de cabecera: Iván Terrón/ImagoImages

Contenido patrocinado por Iberdrola

Alicante, 1991. Mi madre siempre me decía: "No sé por qué lloras por el fútbol, sino te da de comer". Desde entonces lucho por ser periodista deportivo, para vivir de mis pasiones (y llevarle un poco la contraria).

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