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Lysa Tchaptchet, una Guerrera más

Lysa se encontraba estudiando cuando recibió la llamada del seleccionador Carlos Viver. Cogió el móvil y no pudo ocultar sus nervios. La noticia que iba a recibir era tan sorprendente como soñada: iba a formar parte de las Guerreras, las mismas que fueron subcampeonas del mundo en 2019. Iba a jugar a sus 18 años un Campeonato de Europa por primera vez.

Y es que para Lysa Tchaptchet (2001, Yaundé), acostumbrada a subir de escalón en escalón, este premio le viene como un cohete espacial. Hace exactamente un año estaba concentrada en Valladolid con el programa ‘Objetivo 2021’, un proyecto de la Federación de Balonmano donde todas las jugadoras que forman parte de la órbita de la Selección (unas 80 en los dos últimos años) unen fuerzas de cara al evento más esperado, el Mundial que se celebrará precisamente en nuestro país. Por entonces la propia Federación pronosticaba, dada su espectacular trayectoria sin cumplir la mayoría de edad, que “seguramente en unos años vista la elástica de la absoluta”. No han pasado ni 400 días desde entonces.

Tchaptchet lleva en España desde los cinco años, cuando emigró junto a su familia desde Yaundé, la capital de Camerún, rumbo a Villava, la ciudad que vio nacer a Miguel Induráin, a apenas 4,3 kilómetros de Pamplona. Dos años después de su llegada ya estaba jugando al balonmano en el club local, el Beti Onak, donde ahora milita su hermana Lyndie (15 años, lateral derecho) y donde permaneció hasta el año pasado. Ha confesado en más de una ocasión que este deporte no le gustó al principio por la cantidad de golpes que se llevaba. “Jugábamos con chicos y además, era muy pequeña y flaquita. A la mínima me empujaban y me caía al suelo, lo pasaba mal. Luego poco a poco le fui cogiendo el gusto y ahora me encanta”, señaló en una entrevista en ‘Valonmano con V’. Pese a todo, tanto ella como su hermana siempre llevaron el balonmano en la sangre: su abuelo, Defo Paul, fue jugador durante muchos años en Camerún y les dejó un libro de apuntes con jugadas y estrategias que todavía guardan con cariño.

En el verano del año pasado, todo cambió para Lysa. Con 17 años iba a dar el salto a la División de Honor vistiendo la camiseta del Elche, uno de los clubes con más tradición en este deporte en España y desde hace un tiempo uno de los mejores: la pasada temporada logró el subcampeonato de Liga y de Copa de la Reina. La política de fichajes ilicitana en 2019 estuvo marcada por la captación de jóvenes talentos con mucha proyección. Y Tchaptchet (uno de las mejores pivotes de la categoría de plata) era uno de esos talentos. El cambio fue muy drástico, no solo de nivel: pasó de jugar con sus amigas de toda la vida y entrenar al lado de casa, a alejarse 600 kilómetros de su familia.

Sin embargo, la joven navarra ha cumplido de sobra las expectativas, hasta el punto de ser nominada al premio de mejor promesa en su primer año en la élite del balonmano femenino español, trofeo que finalmente recibió Elba Álvarez (CD Balonmano Aula). El hecho de estar en una lista anterior a finales de septiembre (justo tres meses después de lograr la nacionalidad) ya le colocaba en ciertas quinielas para estar en el Europeo. «Es una jugadora muy joven, pero cada vez que pasa cierto tiempo ves cómo va evolucionando. Creemos que tiene mucho recorrido, está en proceso de maduración donde seguirá aprendiendo”, decía entonces un Carlos Viver que quedó tan encantado con su rendimiento que se ha convertido en la gran novedad de la convocatoria junto a la jugadora del Nantes Kaba Gassama y Carmen Campos, que regresa para sustituir a la lesionada Alexandrina Barbosa.

Las Guerreras, que llegan al evento con ciertas incógnitas (muchos meses de parón por el Covid-19) pero como subcampeonas del mundo (repiten 12 jugadoras) sueñan con alcanzar la final el 20 de diciembre, un día señalado en el calendario porque es el cumpleaños de nuestra protagonista. Ojalá sople las velas con una medalla colgada del cuello.

Imagen de cabecera: RFEBalonmano

Alicante, 1991. Mi madre siempre me decía: "No sé por qué lloras por el fútbol, sino te da de comer". Desde entonces lucho por ser periodista deportivo, para vivir de mis pasiones (y llevarle un poco la contraria).

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