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Premier League

Las plantillas más desaprovechadas de la historia: Tottenham 97/98

Para la mitad de la temporada 97/98 el Tottenham Hotspur se encontraba en verdaderos apuros. Las figuras de la plantilla, bien por edad o bien por falta de compromiso, parecían no responder a las exigencias del entrenador Gerry Francis, y la junta directiva se vio obligada a buscar la solución directa. Francis, en la dirección desde 1994, fue despedido, y su lugar lo ocupó un técnico que venía de causar sensación en Suiza. Christian Gross había ganado la competición suiza en los años 1995 y 1996 con el sorprendente Grasshopper.

En la fecha 16, Gross tomó el equipo y pudo finalmente aprovechar el talento de Ginola y los goles de Klinsmann para conseguir el mal menor de mantener en la Premier League a una plantilla que, subiendo el nivel tras finalizar en la décima posición el pasado campeonato, había sido diseñada para entrar en Europa. Acabarían decimocuartos, a cuatro del descenso. En 4-4-2 o 4-4-1-1, ese Tottenham de mediados de los noventa, solía formar así:

Portería: Walker

Ian Walker (27) se mantuvo durante casi diez años en la escuadra, haciéndose dueño y señor del marco desde 1994. Se trataba de un portero de 1´88 metros de altura que, dominando todas las facetas con notable valoración, transmitía seguridad cuando estaba en buen estado de forma. Los reflejos primaban en su estilo. Aunque no consiguió hacerse un nombre entre los grandes guardametas ingleses de la historia, llegó a ser convocado por la selección en cuatro ocasiones.

Defensa: Carr-Campbell-Vega-Calderwood

Pese al nivel internacional de sus componentes, la línea de cuatro fue quizá la mayor debilidad del esquema. Las constantes desconexiones entre marcadores y libre pasaron factura durante muchos partidos, dejando patente por momentos una falta de entendimiento impropia de la categoría de los integrantes.

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Ramón Vega, un espigado defensor suizo de 26 años que sobrepasaba el metro noventa, actuó como marcador en la mayoría de las ocasiones, siendo ésta la única temporada que realmente se estableció como titular, arrebatándole el puesto al zurdo inglés de 28 años Justin Edinburgh. Sol Campbell (23) era el defensa de mayor dominio, y ya apuntaba al tremendo jugador que acabaría ganando la Premier League con el Arsenal y participando en todos los Mundiales y Eurocopas desde Francia ´98 hasta Alemania 2006. Junto al fornido central, la leyenda escocesa Colin Calderwood aportaba, a sus 32 años, la serenidad y los galones que la retaguardia necesitaba. El escocés llevaba siendo inamovible en el equipo desde el curso 93/94, y éste sería el último con una presencia habitual en las alineaciones. El cuarto componente fue el veloz Stephen Carr. Uno de los mejores laterales derechos irlandeses de siempre, que con sólo 21 años y habiéndose hecho con el puesto el campeonato anterior, no lo dejaría ir hasta que se marchase al Newcastle en 2004, siendo ya un mito en el club y en la selección, con la que sumaría 44 partidos y participaría en el Mundial de Corea del Sur y Japón 2002.

El central Sol Campbell al inicio de la temporada en 1997 | Alex Livesey/Allsport

Centro del campo: Anderton(Fox)-Berti/Nielsen-Ginola

Darren Anderton (25) fue uno de los mejores futbolistas ingleses de los años 90. Su perfil era el típico inglés, posteriormente perpetuado con figuras como Lampard o Gerrard. Se trataba de un volante diestro de técnica y potencia, que tras debutar en 1994 en la Inglaterra de Terry Venables, llegó a disputar la Eurocopa ´96 y el Mundial de Francia ´98, siendo trascendental para los británicos. Se mantuvo una década en el club y se convirtió prácticamente en el estandarte. Lamentablemente para él y los seguidores, las lesiones lo mantuvieron alejado de los terrenos de juego más de lo esperado. Aquella campaña pudo disputar 15 partidos, siendo prácticamente la única en la que no vio portería.

La falta de continuidad de Anderton era saldada por otro jugador que, pese a no tener rendimiento a nivel de selección, fue una pieza importante en la entidad desde su llegada en 1995. El inglés Ruel Fox contaba con 29 años y lo jugó prácticamente todo, sirviendo de escudero primero de Darren y luego también del fichaje Berti. Su incansable labor en la medular siempre se vio recompensada por los entrenadores que le dirigieron.

Para reforzar el equipo llegó con la competición empezada una leyenda italiana. El genial mediocentro Nicola Berti decidió abandonar Italia y el Inter de Milan, donde había desarrollado casi toda su carrera desde que llegase en 1988. Con el Inter había conquistado tres Copas de la UEFA, entre ellas la reciente de 1997. Igual de importante fue en la Azzurra, con la que jugó como titular los Mundiales de Italia ´90 y USA ´94. Aterrizó aún con 30 años, a primera vista, con mucha calidad todavía por ofrecer. Y así fue, ya que desde su arribo contó para los técnicos. Llegó a jugar 17 partidos y a marcar tres goles, siendo su aportación esencial para la permanencia.

Cayendo a banda derecha participó en un total de 26 encuentros el danés Allan Nielsen, una pieza importante en el dibujo. El internacional venía de disputar la EURO de Inglaterra ´96, y desde que pisase el césped un año antes procedente del Bayern de Munich no había abandonado la zona de tres cuartos. Poseía la destacada habilidad de sobrepasar rivales y llegar al área, logrando con ello sumar tres goles, siendo la mitad que el curso anterior. Su regularidad le permitiría seguir siendo indiscutible tanto para los Spurs como para Dinamarca, con cuyo grupo acudiría a Francia ´98 y a la Eurocopa de Bélgica y los Países Bajos 2000.

Pero si alguien atesoraba el talento, la personalidad y la vitola de crack en la mediapunta, ése era David Ginola (30). Uno de los franceses que, desafortunadamente, cayese en desgracia en la selección desde su eliminación para disputar el Mundial norteamericano, pero que a nivel de clubes nunca dejó de exhibirse. En el PSG de 1994 explotó, haciendo un ataque temible con el liberiano Weah para conquistar la Ligue 1 y ser elegido mejor futbolista del torneo. Antes de recalar en el club había tenido tiempo para demostrar que la Premier League no le quedaría, en absoluto, grande. Dos años en el Newcastle donde lo idolatraron, llamando la atención de equipos como el Real Madrid y el FC Barcelona. Ya en la treintena llegó al Tottenham junto a su compañero Ferdinand, dejando, además de bellísimas acciones, seis goles en su año inicial y dos cursos más como indiscutible figura. Tenía regate, potencia, elegancia, disparo, liderazgo… Ginola, posiblemente sea uno de los futbolistas más desperdiciados al máximo nivel de la época.

David Ginola durante un partido contra el Everton en 1997 | Ross Kinnaird/Allsport

Otro de los jugadores de una técnica delicada que adquirió la entidad para intentar enderezar el rumbo fue el argelino Moussa Saib (28). El interior había salido del Valencia CF casi de manera paralela a la marcha de Jorge Valdano, entrenador que apreció sus virtudes en el Auxerre de Guy Roux y en la selección africana, donde desde que ganase la Copa de África de 1990 era el líder insustituible. Ranieri no contó con él cuando relevó a Valdano y a mitad de año viajó para la Premier. Su aportación tampoco fue todo lo buena que se esperaba. 9 partidos y sólo tres de ellos como titular fueron sus pobres datos.

Delantera: Klinsmann-Ferdinand

Se había marchado Sheringham, dejando cinco años cargados de goles. Y para llenar el vacío volvía Jürgen Klinsmann. Volvía porque en la temporada 94/95 ya había estado allí, y no de puntillas, precisamente. En su primea experiencia, teniendo ya 30 años y tras toda una vida en el Alemania y en el Inter, donde consiguió dos copas de la UEFA y una Bundesliga, había dejado 21 goles y el galardón de mejor jugador de 1995. Poca cosa. Ahora con 33 años, no se podía dudar de su valía y su eficacia, por lo que se acudió a la Sampdoria para acometer su fichaje sin vacilación. Klinsmann llevaba perforando redes desde 1984, cuando se iniciaba en el Stuttgart. En la selección teutona había jugado todo. Su media de 15 goles por temporada era currículum más que justificado para ello. Estuvo en la Eurocopa de Alemania Federal ´88, el Mundial de Italia ´90 que ganó, la EURO de Suecia ´92 donde salió subcampeón, el Mundial de USA 1994, la reciente Eurocopa inglesa que volvió a ganar. Y aún tendría tiempo para jugar el Mundial de 1998. Los nueve goles que sumó esta temporada sirvieron para que fuera a Francia y para que el Tottenham se salvase del descenso. Pocos delanteros tan prolíficos como él durante una trayectoria tan dilatada.

La pareja en el ataque del alemán fue otro goleador que realmente no merece ser, en ningún caso, tratado de acompañante. Les Ferdinand tenía 31 años, pero como con Klinsmann, esto sólo era un dato más. Con 29, justo antes de fichar por el club y estando en el Newcastle junto a Ginola, había marcado 50 goles, que le permitieron asistir a la EURO ´96, aunque no le sirvieron para que Venables le hiciese debutar. Con 30 calendarios había sumado 16 tantos, ya en el Tottenham. En éste su segundo año marcaría sólo cinco, pero volvería a jugar bien, disputando veintiuna citas y siendo llamado para formar parte de la plantilla nacional que acudiría a Francia ´98.

Tanto el uno como el otro eran sinónimo de profesionalidad, honorabilidad para sus equipos y sus países, y sobre todo de gol; sinónimo de gol.

El activo más importante que esperaba en el banquillo era el noruego de 21 años Steffan Iversen. Llegó del Rosenborg, y en la 95/96 formó dupla con Sheringham dejando seis tantos. Este año no pudo ver puerta, pero sería el relevo de Jürgen de aquí en adelante, convirtiéndose en un delantero de considerable nivel. Las siguientes temporadas sumaría 9 y 14 goles respectivamente, valiéndole un puesto en la Eurocopa 2000, de triste recuerdo para la selección española, ya que sería el autor del cabezazo que daría el 1-0 y dejaría en la lona a España. Alcanzaría los 79 partidos con Noruega.

Foto principal: Jurgen Klinsmann y Nicola Berti en 1998 | Graham Chadwick /Allsport

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