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Fútbol femenino

La travesía con final feliz de Kerolin Nicoli

Fue una de las protagonistas de la primera vuelta y es, por ahora, el gran bombazo del mercado de fichajes rumbo a Estados Unidos. La ya ex jugadora del Madrid CFF ha sorprendido a propios y extraños con su deslumbrante talento, pero sobre todo por su increíble historia de superación. De estar a punto de perder la pierna con 12 años a tener que pedir prestado para jugar al fútbol, pasando por los dos años de sanción en plena ebullición de su carrera. Kerolin Nicoli da su primera entrevista a un medio español con la certeza de haber dejado huella en la Primera Iberdrola.

Imagina tener 19 años, ser la gran promesa de Brasil, estar a un paso de disputar el Mundial de Francia… y que de repente todo se vaya por la borda. Eso le pasó a Kerolin a principios de 2019, en plena concentración con la absoluta en la Granja Comary (sede de la selección nacional y de la Confederación Brasileña de Fútbol). “Dos semanas después íbamos a Estados Unidos para un torneo preparatorio para la Copa del mundo. Y yo estaba en una fase muy buena de ascensión, creciendo, ganando muchos premios individuales, estaba en la Selección… Fue un momento muy doloroso”, recuerda. Por aquellas fechas le llegó la noticia de que iba a estar dos años sin poder jugar a fútbol tras haber dado positivo por dopaje en un test tras un partido en Copa Libertadores. Contenía trazas de GW1516, una sustancia que mejora el rendimiento.

Imagen: CBF

Aún hoy, Kerolin no entiende qué pasó. “No es que no aceptaran mi versión, es que yo no tenía nada para probarla. No sabía que estaba pasando. Era algo sin salida”. No tuvo más remedio que acatar la decisión y frenar de golpe una progresión meteórica. Aquello no solo fue perjudicial para ella, también para su familia, su madre y hermanos, que dependían en gran parte de ella. Tuvo que buscarse la vida. “No fue fácil. Pagarlo todo, la escuela… Tuve que ser muy fuerte. Pero pensé: si está pasando esto es porque es un proceso, luego viviré lo mejor que pueda. Si vemos a los jugadores profesionales, todos pasaron por momentos difíciles para ser quiénes son. Así que pensé que debía pasar por eso para ser quien soy hoy”.

Por fortuna, el mayor aliciente para seguir adelante lo tenía sobre la mesa: un contrato del Madrid CFF, que le seguía desde antes de la sanción y que le prometió esperar hasta cumplir los dos años fuera de los terrenos de juego. “Lo que hizo el Madrid fue la base de una nueva etapa en mi vida. Nunca voy a olvidarme de ellos”, cuenta la futbolista brasileña, llena de gratitud. El club blanco hizo una apuesta arriesgada con una jugadora que había pasado dos años enteros sin competir. La esperaron y no pensaron en los prejuicios. Y aunque la adaptación no fue fácil, esta temporada Kerolin mostró por primera vez a Europa de lo que era capaz.

“Había muchas dudas tanto para mí como para ellos de cómo lo iba a hacer. No sentí presión, pero estaba muy agradecida, muy poca gente hace lo que ellos hicieron. Quería devolver la confianza”, señala. El núcleo de jugadoras brasileñas (Antonia, Mónica, Daiane, Geyse, Gaby Nunes) y haber aprendido español ayudó mucho. “Me he sentido mejor. Pude comunicarme con mis compañeras, con el cuerpo técnico… y automáticamente me sentí más adaptada, ¿sabes?”. El resultado se ha podido ver en el campo, formando un tridente espectacular junto a Geyse y Gaby Nunes, y mostrando unas cualidades que la convierten en una jugadora devastadora para las defensas rivales. Velocidad, desequilibrio, regate… incluso olfato goleador, algo que le quedaba por mejorar y que ha mostrado sobre todo en la Selección brasileña, donde Pia Sundhage le abrió las puertas de par en par.

“Que Pia me llamara para volver con Brasil para mí fue increíble, de verdad. ¿Tú crees que cualquier otro entrenador podría hacer esto?”, responde Kerolin con efusividad. Y recuerda las numerosas críticas que le llegaron en su primera convocatoria. “La gente empezó a decir ‘madre mía, pero si estaba sin jugar, cómo la convocan’.  Que era una falta de respeto a las que estaban trabajando en los últimos años, que no estaba siendo profesional. Esa gente no sabe lo que pasé desde el principio. Y me masacraron, me llegaron muchos comentarios desagradables. No se acordaban de lo que Kerolin había hecho antes, solo lo de ahora. Así que seguí trabajando para demostrar a esa gente que podía estar ahí. Cuanto más dicen, más quiero jugar, más quiero estar bien. Me ayudan a crecer más”.

En el torneo de Masnau celebrado a principios de diciembre, Kerolin fue la gran estrella con cuatro goles, dando el título a la Canarinha. “Pia dijo en algunas entrevistas que soy una pieza importante para la Selección y que el equipo es más imprevisible en el campo conmigo. Para mí fue una motivación muy grande. Demuestra que soy capaz, que todo ha valido la pena. Yo antes no hacía muchos goles, pero en Manaus marqué cuatro goles en tres partidos. Aun así trato de pensar que no he ganado nada. Calma, tranquila. No quiero pensar que soy buena. Manaus es un torneo preparatorio, no es una Copa América o una Copa del mundo”.

Rompiendo barreras

Mucho antes de tener que asumir una sanción que le iba a dejar sin fútbol durante más de 700 días, Kerolin tuvo que sortear inconvenientes más serios. Con 12 años, la brasileña tuvo que ser internada en un hospital y permaneció allí durante tres meses. ¿La razón? Sufría celulitis, una infección en la piel que en poco tiempo pasó a los huesos. “El médico me dijo que estuve a punto de perder la pierna. Aquel proceso sirvió para que siguiera creyendo y para dar valor a ciertas cosas”.

Le costó salir del hospital, porque incluso después del tratamiento llegó a sufrir desnutrición. Era incapaz de comer algo que no viniera de su madre, así que cada tarde, cuando terminaba de trabajar, iba al hospital “y me metía unas cositas en mi bolsa”, recuerda. “Sin eso nunca habría salido de allí”.

Tardó en volver a jugar a fútbol. Por entonces vivía en una chácara, una especie de granja, con su madre y sus hermanos. Allí empezó a dar sus primeras patadas a un balón, pero el médico le prohibió cualquier deporte de contacto tras superar la enfermedad. No empezó a jugar al fútbol de forma más seria hasta varios años después. “Recibía pisotones, golpes, y me dolía un montón, pero no pasaba nada. Estaba curada”.

La historia de cómo Kerolin supo que podía vivir del fútbol es de lo más interesante. En 2015, ella vivía en Campinas y tenía que ir a Valinhos a entrenar. Tardaba una hora y tenía que coger 2-3 autobuses durante el trayecto. Su madre no podía pagar los costes, y su padre mandaba una pensión, pero no siempre llegaba a tiempo o no era suficiente. Así que Kerolin se dedicaba a pedir prestado. En la tienda de alimentación, al portero, al conductor del autobús. Tengo que entrenar, tengo que entrenar, les decía. Su madre se preocupaba porque pensaba que el fútbol le estaba consumiendo demasiado: el colegio empezaba a las siete de la mañana, y los entrenamientos eran a las 16h. Volvía a casa tarde por el tráfico, y al día siguiente vuelta a empezar. Además, era muy difícil adaptar los horarios de clase. “Se enfadaba porque pensaba que el fútbol no era una cosa cierta, que no estaba estudiando, que qué futuro iba a tener. Pero un día mi entrenadora habló con ella, antes de unos entrenamientos con la Selección de Brasil. Le dijo que iba a ser vista, pero que tenía que trabajar. Le dijo que confiara en su hija y en ella, que en ocho meses iba a estar en la Selección de pequeñas”.

Dicho y hecho: cuando llegó el momento de la verdad, el equipo fue a Río de Janeiro para un entrenamiento con la Selección. Ese día, Kerolin estaba más que preparada. Hizo un partidazo, marcó goles, causó estragos en el uno contra uno. Y en la siguiente convocatoria de la Selección figuraba entre las elegidas. “Fue un partido que cambió mi vida. Todo fue más fácil, también con los profesores, porque era una alumna que estaba en la Sele”.

La mejor del mundo

Kerolin tiene un objetivo un tanto ambicioso. “Ser la mejor jugadora del mundo”. Lo dice con convicción, sabiendo que le queda mucho por recorrer, pero que puede lograrlo. “Es una cosa interesantísima. Hace unos años no pensaba en eso, no tenía ese deseo. Jugaba porque tenía talento, porque ganaba dinero. Pero hoy no. Hoy juego porque tengo una pasión, porque quiero ser la mejor, porque quiero transformar mi vida y la de mi familia y también porque quiero transformar el fútbol brasileño, ¿sabes? Y demostrarle a las niñas que pueden ser futbolistas, pase lo que pase”.

Y añade: “Y más que ser una de las mejores jugadoras del mundo, el sueño es traer un título a la Selección brasileña, eso lo primero. Hacer historia. La cabeza y el corazón siempre lucharán por ello”.

Para Kerolin, la clave está en aumentar la exigencia. Mejorar la parte física, algo que le encanta ejercitar. Ganar peso, músculo. Seguir trabajando duro. Su paso por España le ha venido muy bien para eso. “Cuando jugábamos contra el último de la tabla, no era fácil y hasta perdemos y decimos ¡Madre mía! Salvo el Barça, que es de otra galaxia, contra el resto tienes que jugar bien, sino no ganas”.

También la parte mental. “Me he preparado mucho más. Para una atleta lo más importante es la cabeza. Si está la cabeza bien, casi todo sale bien”. Los dos años sin jugar le sirvieron para crecer en lo profesional y en lo personal, desarrollando una resiliencia fuera de lo común. Y el resultado ha quedado demostrado en una primera vuelta fantástica que le ha valido para atraer la atención de la mejor liga del mundo, la NSWL. El North Carolina Courage le ofreció un contrato de tres años y ha pagado un traspaso al Madrid CFF, con el que tenía contrato hasta 2023.

“Es una oportunidad importante para mí, que soy joven. Voy a crecer mucho físicamente, voy a estar en la mejor liga de fútbol femenino. Estoy muy feliz, porque están todos esperando por mí, y yo también estoy ansiosa de estar allí. La adaptación creo que va a ser más difícil, pero son cosas de la vida y hay que pasar por eso. Mi único objetivo principal ahora es llegar, adaptarme, estar entre las 11 luego, y después disfrutar del momento. Yo tengo el objetivo de ser la mejor del mundo y allí tengo una oportunidad de hacer las cosas bien para llegar hasta ahí”.

Pese a las puertas que se le abrían, Kerolin tuvo que meditarlo: “Lo pensé mucho. Porque tenía un contrato, y porque yo di una prioridad al Madrid CFF. Y luego pensé en mi carrera, en mi futuro, en la oportunidad. Estaba entre el corazón y la razón. Fue muy difícil, pero me gustan los desafíos”, nos cuenta Kerolin, que cree que no ha habido ningún problema con el club blanco para su salida. “Fue un acuerdo alegre, tranquilo. Son cosas que pasan, tengo que aprovechar esta oportunidad. Sé que van a recibir más jugadoras, así que más o menos están bien. Tengo una gratitud enorme con ellos. Siempre les llevaré en mi corazón. Siempre voy a torcer por ellos porque son muy buenas personas. Ellos me cuidaron todo el tiempo”.

Para Kerolin, todo son alabanzas con un equipo que por momentos llegó a pelear por la zona Champions. “Todo el mundo decía que el ataque del Madrid CFF era de los mejores de la Liga. Tiene mérito, porque es un club exclusivamente femenino, sacan su propio dinero y tienen un montón de chiquitas pequeñitas. Como Vicky, que es buenísima, de verdad. Va a ser uno de los grandes nombres de la Liga”.

En la retina del aficionado al fútbol femenino quedará su último gol con el Madrid CFF, una acción espectacular ante el Real Madrid. A Kerolin se le escapa una sonrisa, y desvela que sus representantes llegaron a estar en contacto con el club madridista, y que la rechazaron por haber dado positivo por dopaje. “Vale, pues entonces ahora me tienes que parar” (risas). No obstante, Kerolin no es rencorosa, y no le cierra la puerta si algún día le llega una propuesta: “Yo tampoco pienso así, son cosas de la vida. Lo del dopaje es una realidad, no pude hacer nada. Solo puedo probar que estoy a buen nivel, que todo lo que he hecho antes lo estoy volviendo a hacer, y que soy una buena persona. Yo quiero estar en sitios en los que esté peleando por títulos, y no es tan fácil decidir”.

De España se lleva muchas cosas. “La gente, las competiciones, he aprendido un montón en una cultura diferente. Me ha llenado a nivel personal y profesional. He aprendido un poco de español, algunas comidas diferentes, aunque yo no soy de comer mucho (risas)”. De Madrid se queda con el Templo de Debod y sus atardeceres. ¿Volvería algún día a la Primera Iberdrola? “Seguro que sí. Me ha encantado mucho la liga española. Cada día crece más, hay más competitividad”. Te esperamos de vuelta.

Contenido patrocinado por Iberdrola

Imagen de cabecera: CBF

Alicante, 1991. Mi madre siempre me decía: "No sé por qué lloras por el fútbol, sino te da de comer". Desde entonces lucho por ser periodista deportivo, para vivir de mis pasiones (y llevarle un poco la contraria).

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