Esteban GÓMEZ – El egoísmo es uno de los complementos del cerebro humano que recibimos de serie, desde la fábrica, casi por decreto. Siempre tenderemos a defender todo aquello que nos beneficie y rechazaremos todo aquello que nos perjudique. Ley de vida, dirán unos. Lucha de egos, dirán otros. Unos poetas, otros obreros, pero todos con el síntoma innato de defender sus intereses.
Una misma moneda que, fruto de la diminuta posibilidad, cae sobre su propio canto, hará que unos afirmen que se acerca a la cara, y sin embargo otros estarán empeñados en asegurar todo lo contrario. La misma moneda, con su mismo valor objetivo, pero con diferentes puntos de vista, diferentes filtros (y no de Instagram).
La semana pasada, ante los cada vez más fuertes rumores e informaciones que relacionaban a Juan Mata con el Manchester United, el técnico francés del Arsenal, Arsene Wenger, aseguró en rueda de prensa que el actual sistema del mercado de invierno es injusto. Todo arrancaba de la base que (supuestamente) Mourinho conocía el interés del club de Manchester por el jugador, pero atrasó la firma todo lo posible para que se produjera después del pasado duelo entre Chelsea y Manchester United.
¿DÓNDE ESTÁ EL PROBLEMA?
Así, tras enfrentarse a los de David Moyes (donde jugará Mata a partir de ahora), evitaría jugar contra ellos con la nueva adquisión (y amenaza futbolística) y, curiosamente, el calendario hace que otros candidatos al título, tales como Arsenal o Manchester City, sí tengan que enfrentarse a los Red Devils.
Juan Mata en su presentación oficial con el Manchester United | Getty Images
En una jugada de inteligencia psicológica y deportiva, Mourinho refuerza a un rival que no les va a presentar barreras en el camino, ni por el título ni en el calendario (salvo un hipotético cruce en Liga de Campeones), y al mismo tiempo refuerza con un jugador extraordinario (que al parecer no tenía sitio en el conjunto Blue) a un equipo que sí se enfrentará a los grandes aspirantes por la Premier League, y así utiliza el traspaso como una baza "a su favor".
Arsene Wenger, consciente de la maniobra de Jose Mourinho, no ha dudado en expresar su malestar. Tacha de injusta una situación así, donde el entrenador tiene el poder, el control, y manipular en cierta medida según sus intereses. Pero el técnico francés olvida ciertos sucesos pasados, quizás porque en aquel momento fue decisión suya, y no de otros. Suele decirse que es más fácil ver la paja en el ojo ajeno, pero no la viga en el propio. Y así ocurre con el entrenador Gunner.
Tras 8 temporadas vistiendo la camiseta del Arsenal, en el verano de 2012, el delantero holandés Robin van Persie salía traspasado desde el Emirates Stadium hasta Old Trafford, precisamente mismo destino que el español Juan Mata. Pero en aquel momento a Wenger no le parecía injusto.
Tampoco, curiosamente, cuando otros jugadores como Ashley Cole (2006) con destino Chelsea, Kolo Toure y Adebayor (2009), y Samir Nasri y Clichy (2011) con destino Manchester City, se escuchó al entrenador del Arsenal hablar de injusticias ni métodos "ilegales". Jugadores importantes de la plantilla londinense salieron a otros equipos poderosos del campeonato inglés, reforzando notablemente sus respectivas plantillas, y evidentemente perdiendo terreno respecto a sus rivales.
Cabe destacar, también, que esos traspasos se produjeron en verano, con toda la temporada por delante. Lo contrario a ahora, con el fichaje de Mata por el Manchester United, y es el detalle que puede dar peso al argumento de Wenger. Quizás la posición del entrenador galo tenga su fundamento, puesto que la maniobra de Mourinho aparentemente está analizada al más mínimo detalle, pero en su base defiende lo mismo de lo que pecó en su día.
Quizás egoísmo, de ver que ahora perjudican sus intereses, o quizás mala memoria, olvidando que ese método de transferencias (reforzando a rivales directos) también tuvieron al Arsenal como protagonista en el papel de vendedor. Lo que es cierto, sin duda, es que viejas rencillas en forma de ruedas de prensa con mensajes voladores de un barrio a otro de la capital londinense vuelven a hacer acto de presencia.
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