Síguenos de cerca

Otros

Exploradores

Cuando empezaba en el mundo del periodismo, a finales de los 90, la forma más lógica de entrar en el oficio era conseguir entrar en una redacción. Aquella era una época especialmente prolífica para las redacciones de los medios, tanto nacionales como locales: había dinero privado y público, había demanda, y un montón de posibilidades de hacer lo que los modernos llaman ahora «contenido», que para mí ha sido toda la vida, según aprendí en su momento, una mezcla entre «periodismo» y «entretenimiento». Mis referencias eran muy evidentes, porque yo era oyente de radio deportiva en aquellos tiempos. El camino no fue directo, porque yo llegué a Madrid a estudiar Ingeniería Informática, y no Periodismo. Tener una radio en mi Colegio Mayor y ponerme a hacer todo tipo de programas, me cambió la vida.

Después, empezando ahora sí Periodismo, conocí en un programa-debate de la Complutense a Manu Martín (hoy, periodista de ESPN, entonces redactor de deportes de la Cadena SER) y todo cambió para siempre. Él me dio la primera oportunidad, que es la más importante, porque si no, no llegan las demás. Empecé en la edición local de Madrid de Carrusel Deportivo, y un año después, cumplí mi sueño de trabajar con Paco, Pepe Domingo, Lama, o José Ramón, a los que llevaba años escuchando. Entonces comprendí la importancia de estar en una redacción como aquella, o como la de Cuenca, en la que hice prácticas de trabajo durante dos veranos. De fijarse en cómo hacían las cosas profesionales que llevaban 1, 5, 20 o 40 años dedicándose a eso en varios departamentos, de aprender de los errores ajenos, y sobre todo, de los propios.

Tras la crisis económica que estalló en 2008, con la consolidación de Internet y las redes sociales, el cambio de costumbres en el usuario y en las marcas publicitarias, y la creación por parte de los medios de sus propios centros de formación de postgrado, es decir, su propia ‘cantera’ de profesionales, el panorama ha cambiado mucho. Ahora hay un embudo en las grandes empresas de comunicación que pone más complicado el acceso al mercado de trabajo convencional a la mayoría de profesionales que salen de las Facultades de Comunicación, cuyo número también está lejos de decrecer. Misma o mayor demanda, pero menos oferta. Así que los jóvenes periodistas lo tienen más difícil para empezar a trabajar ahora en una redacción que cuando yo empecé.

Cuando haces algo, por muy bien hecho que esté, sin el respaldo de una gran empresa detrás, es más complicado hacerse un nombre, una marca. Cuanto menor es el altavoz, más difícil es que te escuchen. Por eso llevo años fijándome con admiración en el trabajo de gente joven, válida y talentosa, que está cimentando su carrera profesional en esto de la Comunicación y el Periodismo en un camino solitario, áspero y lleno de dificultades, pero también repleto de fe, y sobre todo, de argumentos. Esos chicos y chicas son un ejemplo para quien se encuentre en una Facultad, preguntándose si podrá cumplir su sueño de ser periodista, o no.

La evolución del mundo Podcast, Youtube, Twitch, y las redes sociales como Twitter, Instagram, TikTok o Telegram ofrecen posibilidades infinitas, y ahí es donde los exploradores del Nuevo Mundo de la comunicación están encontrando su sitio. Ahí es donde disfrutan de su talento y conocimientos los seguidores de Miguel Quintana y su «Míster Underdog», los chicos y chicas de Charlas de Fútbol, David de las Heras, Rafael Escrig, o los de medios independientes como «La Media Inglesa», el tristemente extinto «Ecos del Balón», o esta plataforma en la que me dejan escribir algunas líneas de vez en cuando. Es importante que los que sí hemos tenido la oportunidad de trabajar en grandes medios no demos la espalda a ese mundo. Que sepamos que necesitamos entenderlo, y por qué no, poder aprovechar las oportunidades que nos ofrece.

Por eso llevo semanas buceando, sobre todo, en el mundo Twitch, plataforma de referencia para los amantes de los videojuegos, pero que también ofrece unas posibilidades casi infinitas a los que nos dedicamos al periodismo. Viendo todo tipo de directos en los que, a veces, entiendo con suerte una cuarta parte de las cosas que se dicen. Participando, disfrutando y preguntando, a los colegas de ‘mi mundo’, como Rodri Faez o Víctor Romero, que ofrecen desde hace meses entretenimiento a sus seguidores, vengan o no de su trabajo en medios de información. Porque el propósito, en este año que acaba de comenzar, es convertirme en explorador.

Imagen de cabecera: Imago

Comparte la notícia

No te lo pierdas

Más sobre Otros