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Ser entrenador en 'can Barça': ¿Por qué no vale cualquiera?

El baile ha empezado. Luces, cámaras y (en unas semanas) acción. Empieza a sonar Born to Hand Jive y aparecen los candidatos que han conseguido llegar hasta aquí. Han visto aparecer sus nombres en las quinielas y llevan un tiempo aguardando en el centro de la pista, mientras el público hace sus predicciones antes de que el jurado anuncie el vencedor. El camino no ha sido fácil: son años adquiriendo nuevos conceptos, practicando nuevos pasos, realizando varios ensayos exitosos. Labrando su camino hasta la coreografía final, hasta uno de los cargos más valorados del panorama futbolístico. Robert Fernández, cual Vince Fontaine en medio de la pista del Rydell High School, lleva meses observando y deliberando mientras se deja deleitar por las principales cualidades del repertorio de cada aspirante. De hecho, seguro que ya ha eliminado a más de uno durante este tiempo, tocándole el hombro y obligándole a abandonar la pista antes de que acabe la pieza musical. El público espera que los acordes de la temporada actual se vayan apagando para conocer al rey del baile, a ese que ha conseguido reunir todo lo que este peculiar club necesita para sentirse satisfecho.

Utilizo el término ‘peculiar’ porque el cargo de entrenador del FC Barcelona no es uno cualquiera. De hecho, opino que es uno de los más difíciles de asumir en el mundo del fútbol. Resulta complicado salir victorioso (en cuanto a títulos pero, sobre todo, en cuanto al entorno) de un periplo como técnico culé. En la sencillez del motivo se encuentra su gran dificultad: en el Barça no basta con ganar, sino que es necesario hacerlo jugando bien. Y faltaría puntualizar que con jugar bien se entiende “jugar bajo los parámetros de lo que en Can Barça se conoce como el estilo”.

La decisión tomada es absolutamente crucial para el club. Teniendo en cuenta que el tercer gran apóstol del cruyffismo (tras el propio Johan Cruyff y Pep Guardiola) no puede ser designado como entrenador del Barça porque aún está jugando y formándose en Qatar, hay que encontrar una figura que durante estos próximos años sepa plasmar (con éxito) sobre el terreno de juego el mayor número de elementos tácticos del ideario culé. Este es el gran motivo por el cual hay tantas dificultades y tanto debate siempre que hay un cambio de entrenador en el FC Barcelona. Aquí no sirve cualquiera, por muy top que sea y por muchos títulos que haya ganado anteriormente. Echar la vista atrás nos sirve para darnos cuenta que Luis Enrique, Gerardo Martino (caso aparte, ya que fue accidental), Tito Vilanova, Pep Guardiola y Frank Rijkaard no gozaban de un currículum lleno de trofeos antes de ejercer el puesto de trabajo más especial que existe en el fútbol. Ojo, quiero dejar claro que no he dicho el más importante, sino el más especial. Y con estas razones pretendo argumentarlo:

Conocedor y ejecutor del estilo de juego

Esta primera condición es la más disociadora, ya que aparta de la pugna a un número elevado de entrenadores. Fútbol de toque entendiendo la posesión como prioritaria a la hora de ganar la partida al rival, presión asfixiante en todas las líneas tras pérdida, circulación rápida del balón… El entrenador debe tener claro que esta será la senda del éxito en su trayecto como inquilino del banquillo culé. Y debe creer en ello más que nadie, porque tiene a los mejores jugadores para ponerlo en práctica (los del primer equipo, los fichajes que van encarados hacia este estilo y los jóvenes canteranos que llevan absorbiendo esta idea desde edades muy tempranas). Una opinión que he leído varias veces en las últimas semanas es la necesidad de que el nuevo entrenador sea de la casa, que haya estado antes aquí. Debo decir que no la comparto para nada, ya que el legado de Johan Cruyff es tan global que no solo ha sido llevado a cabo por entrenadores de La Masia. Un entrenador foráneo que se ha formado tomando como referencia este estilo de juego y cree en él de forma irracional puede llevar a este equipo a practicar de nuevo un fútbol que maraville a todo el mundo.

 

Buena gestión del vestuario

Hay que decir que se trata de un vestuario especial porque, pese a que en él cohabitan una mayoría de jugadores que ya lo han ganado todo, han demostrado más de una vez que forman un grupo que no se cansa de ganar. Esto sucede al estar comandado por un núcleo (Piqué, Messi, Iniesta y Busquets) tremendamente competitivo. Así pues, una vez salvada la autocomplacencia, el gran tema que tendrá que tratar el nuevo entrenador es la gestión de minutos. Si se quiere tener una segunda unidad de calidad, necesitarán gozar de más oportunidades. Hay que abordar este tema y centrarlo especialmente en Luis Suárez y Neymar, más aún si el club se refuerza con jugadores ofensivos (no incluyo a Messi, ya que él sabe autorregularse y no le hace falta parar). Por último, habrá que ponerse de acuerdo con Andrés Iniesta de cara al nuevo rol que, en mi opinión, debe asumir de cara al nuevo curso. Una vez sacados estos nombres solo pido que el nuevo entrenador sea agresivo, en el sentido de ser capaz de tomar decisiones valientes buscando siempre el beneficio del equipo.

 

Mayor protagonismo para La Masia

Lo referente a este apartado ha sido, sin ningún tipo de duda, la mayor decepción que me he llevado con Luis Enrique. Cuando llegó, tenía el convencimiento que sucedería todo lo contrario, dada su trayectoria en el Barça B. Nada más lejos de la realidad. El técnico asturiano no ha contado con la presencia de jugadores del filial de forma regular, acentuándose esa aversión en algún tramo de esta temporada, donde ni siquiera la falta de opciones en el lateral derecho hizo debutar (no ha sido ni convocado) con el primer equipo a Sergi Palencia, capitán y titular indiscutible en el filial campeón del grupo 3 de Segunda División B. Si la propuesta táctica del nuevo entrenador se basa en el estilo Barça, debe ser consciente que los jugadores que mejor conciben e interpretan estos mecanismos tácticos están en La Masia. No estoy diciendo que no se tenga que fichar a nadie ni que haya que jugar solo con canteranos, pero sí pido que tengan un mayor peso en el equipo que en estos últimos tres años. Está más que demostrado que es una opción ganadora, además de ser uno de los hechos que mayor sensación de orgullo produce en el aficionado.

 

Ofrecer variantes tácticas de calidad

Tema básico y capital, ya que hace falta un entrenador que sea capaz de ganar partidos desde la pizarra. Se ha criticado más de una vez a Luis Enrique por la poca capacidad de reacción que ha tenido en algunos encuentros de las últimas temporadas. Ha dado la sensación que se han confiado todos los recursos en ataque a la inspiración del tridente. Una apuesta que es tan arriesgada como, a la larga, ineficaz. El estilo de juego que implantó Cruyff y que Guardiola llevó a la excelencia partía de generar, a través de la rápida circulación de balón, situaciones de superioridad hasta encontrar el punto de desequilibrio que te permitía llegar al área y generar ocasiones de peligro. Dicha premisa alcanzó, entre 2008 y 2011, la máxima eficacia jamás vista gracias a la total implicación táctica de todos los jugadores que ocupaban una posición del centro del campo en adelante, entendiendo además que todo lo que generaba el equipo debía empezar, pasar o acabar en la figura de Leo Messi. Es por eso que la gran carta ganadora que el nuevo entrenador debe traer bajo la manga es la nueva adaptación del equipo al Messi de los próximos años. No es Messi quien debe adaptarse al sistema, sino que son los jugadores que lo conforman quienes deben desenvolverse de forma productiva alrededor de Messi. ¿Qué puede aportar cada jugador al Messistema? Si quien viene tiene clara la respuesta, no tengan ninguna duda de que es el entrenador que necesitamos.

«Jugar al fútbol es muy simple, pero jugar un fútbol simple es la cosa más difícil que existe». #GràciesJohan

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