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Todavía son bastante comunes en Italia el tipo de explosiones de nivel algo más tardías de lo habitual, como la que está sufriendo esta temporada Mattia Zaccagni (25) en el Hellas Verona. Sobran los ejemplos en la Serie A durante los últimos años: Gaetano Castrovilli (23), Manuel Lazzari (27), Giovanni Di Lorenzo (27), Patric (27), João Pedro (28) Filippo Falco (28), Junior Messias (29) o el caso más extremo que encarna el reciente internacional ‘Ciccio’ Caputo (33).

“Es uno de los futbolistas más inteligentes que he entrenado en mi carrera”, ha afirmado su entrenador, Ivan Juric. Zaccagni no es deslumbrante a nivel visual, pero sí extremadamente eficiente en cada movimiento que ejecuta con y sin pelota. Y también bastante estético precisamente por la aparente sencillez con la que lleva a cabo casi todo lo que hace. “Jugar al fútbol es muy fácil, pero jugar fácil al fútbol es lo más difícil que hay”, afirmaba Johan Cruyff.

Una virtud indudable y que se suma al hecho de ser un futbolista al que resulta muy difícil desprender del balón en espacios reducidos, que aviva la presión alta, tan habitual en su equipo y con la que el Verona construye la mayor parte de sus ataques más peligrosos, y que es capaz de ofrecer ayudas defensivas muy valiosas para un sistema que se alimenta de la intensidad. En particular al carrilero izquierdo, bajando incluso a posiciones cercanas al córner.

Desde esa posición híbrida tan particular entre un extremo izquierdo y un mediapunta en el 3-4-2-1 que propone Juric para focalizar a su mejor hombre en el ataque constante del carril intermedio, Zaccagni está demostrando ser muy peligroso y difícil de controlar para el rival. Tiene algunos toques en su juego más bien propios de un fantasista (ruletas, prolongaciones de tacón de espaldas al arco, uno-dos para colarse entre dos rivales…) y es muy complejo en su compaginación de funciones pese a la absoluta concreción de todos sus toques y al hecho de haberse formado como interior de base o incluso como mediocentro en un doble pivote.

Es un mediapunta de espíritu que puede fijar pegado a la cal para lanzar al carrilero por dentro, llegar a línea de fondo, trazar la diagonal hacia el pico del área, actuar como segundo delantero en transición y en la primera presión, atacar de maravilla el punto de penalti cuando el balón se traslada al otro costado y es el generador ofensivo de todo el sistema. Y todo en el mismo partido. Posee un gran manejo de pelota, unos primeros metros muy potentes, es rápido en carrera, se despega fácil de la marca cuando recibe de espaldas y atrae muchísimas atenciones a su alrededor, ya que personifica el desequilibrio de este Verona 2.0 de Juric después de haberse visto opacado el curso pasado por el nivel de otros compañeros. No es casual que sea el segundo que más faltas recibe en Serie A (36) tras Andrea Belotti (50).

Esta temporada, debido a que ya no cuentan con especialistas en la defensa o la medular para sacar el balón en corto, el conjunto de Juric juega muchísimo más en largo para evitar ser presionado y poder, a su vez, ser él quien presione hombre a hombre en campo contrario —su especialidad y principal fortaleza competitiva— siempre que no logre ganar la segunda jugada. Eso sí, siempre mantiene a los carrileros atrás para conservar el equilibrio defensivo una vez ha obligado a su adversario a tener que salir de forma directa para eludir su efusivo pressing.

Zaccagni es también un gran “reciclador” en este tipo de segundas acciones en ataque, pero con sus caídas atrás representa aún en mayor medida la principal alternativa del Verona cuando quiere salir igual de vertical pero por abajo, gracias a una protección del balón que es otro de sus atributos más destacados. Una habilidad casi innata que en el área rival ya ha provocado algún penalti por ese talento para poner siempre el cuerpo entre la pelota y el defensor, logrando así escabullirse con una gran efectividad en el regate e insertarse hacia el corazón del área de forma aparentemente sencilla, como si de una línea recta se tratase.

Y es que el Verona, cuando la recupera atrás y quiere salir verticalmente, algo que también está grabado a fuego en su ADN, casi siempre busca hacerlo a través de Mattia Zaccagni, de sus apoyos acompañados de un recorte, de su facilidad para conducir y rajar por el pasillo interior y de su aptitud para dar una breve pausa de apenas uno o dos segundos, los justos y necesarios para lanzar al carrilero —Federico Dimarco está brillando como nunca gracias a él— o utilizarlo para apoyarse y ser él mismo quien ataque el espacio vertical en profundidad.

Llegada esa altura de la jugada, el Verona suele llevarse a la zaga rival atrás con dos o tres futbolistas que se desmarcan hacia el portero con el fin de despejar la frontal, pero Zaccagni, que tiene una gran lectura del juego colectivo hasta llegar a ese tipo de situaciones, presenta aquí uno de sus límites, la capacidad de remate, aunque ha demostrado puntualmente tener una comba al palo largo más que interesante. El tiro raso a contrapié debería ser una asignatura que trabajase en cada entrenamiento, un poco al estilo de Paulo Dybala, amagando con la rosca larga y chutando rápido abajo sin casi armar la pierna, donde duele a los porteros.

La palabra timing es fundamental para entender su juego. Zaccagni no necesita aparecer con una continuidad aplastante o acumular mucha cantidad de balón para tener un efecto sobresaliente sobre cada ataque de su equipo. Cada vez que interviene la acción mejora y gana peligrosidad. En clave Nazionale, a la que ya ha recibido una primera convocatoria aunque sin llegar a debutar, es un perfil a tener en cuenta para Roberto Mancini en el rol de alternativa a Lorenzo Insigne, aunque quizá para contextos en los que explotar espacios sea más natural.

Mattia Zaccagni, celebrando un tanto con el Hellas Verona. (MIGUEL MEDINA/AFP via Getty Images)

Zaccagni sabe jugar muy bien por parejas, es frío en sus acciones, comprometido a nivel táctico y defensivo, no teme para nada, como ya hemos visto, recibir de espaldas en inferioridad o atraer hasta dos o tres marcas para liberar otras zonas y es un conductor de contraataques con mucho colmillo. A modo de revulsivo o en el tramo final con marcador en ventaja, y aunque la competencia es feroz, Italia podría tener una baza interesante en él para la EURO 2021.

En este mismo sentido, un rol como atacante “secundario” en un equipo que acumule más posesión y cuyo talento asociativo por detrás sea mucho mayor que el del Verona, para que también pueda moverse en profundidad desde el lado débil del ataque, le iría que ni pintado, ya que es un jugador que realiza cortes desde el lado contrario de la maniobra muy difíciles de detectar y de seguir para su marcador. Un Inter como interior izquierdo adelantado, una Roma en el lugar de Henrik Mkhitaryan, una Atalanta en un estilo que ya conoce al dedillo… Zaccagni no es una estrella y posiblemente no lo será, pero es un perfil decisivo en un equipo como el Verona, que asegura un rendimiento notable muy regular y que podría ser una pieza del segundo escalafón pero clave en un equipo de permanentes aspiraciones europeas.

Además, es demoledor a través de los pasillos interiores, se orienta de maravilla corporalmente, lo que le hace parecer incluso más rápido de lo que ya es en los primeros metros, y se atreve en el uno contra uno como si hubiese sido un extremo toda su vida. De hecho, es top-20 de la Serie A en regates exitosos por partido (1.8) pese a que su equipo no le realiza aclarados, no se asienta nunca arriba y no le asegura un gran volumen de balones. Una característica con la que acompaña a su gran talento: la generación de jugadas de peligro.

La gran estadística para explicar tanto su importancia en el Verona como su fútbol es que ya ha participado directamente en seis goles marcados por otros compañeros pero generados por él en una de las dos acciones previas (remates que provocan un rechace que acaba en gol, regates, penúltimos pases, asistencias, recuperaciones que generan un tanto inmediatamente después y faltas o penaltis recibidos convertidos). Zaccagni solo está detrás de Hakan Çalhanoglu (8), Matteo Politano (7), Piotr Zielinski (7), Dries Mertens (7), Edin Dzeko (7), Domenico Berardi (7) y Mkhitaryan (7) en la presente temporada y ya fue el 12º futbolista por 90’ la pasada campaña en esta estadística tan particular y reveladora. Podría decirse que generar goles es su trabajo y que es capaz de desarrollarlo al nivel de los mejores de la liga.

Después de las salidas de Kumbulla hacia Roma, Amir Rrahmani hacia Nápoles, Amrabat hacia Florencia o de Matteo Pessina en su regreso a Bérgamo, todos ellos después de dar un salto de nivel enorme en el Bentegodi, el siguiente en la fila para reclamar en el mostrador de atención al futbolista más cotizado del Verona un destino en uno de los grandes de Italia es, sin duda, Matteo Zaccagni. El nuevo pupilo más aventajado de Juric —un técnico que empieza a acumular alumnos elevados a la élite de su mano casi al mismo nivel que Gian Piero Gasperini, su antiguo primer entrenador y gran maestro— se está ganando a pulso ser el siguiente en dar muy pronto el paso adelante en su carrera que lo transporte a un gran club.

Imagen de cabecera: Tullio M. Puglia/Getty Images

Sevilla. Periodista | #FVCG | Calcio en @SpheraSports | @ug_football | De portero melenudo, defensa leñero, trequartista de clase y delantero canchero

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