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Fútbol portugués

El 'Santo' recupera las alas

Tras alguna actuación dudosa con jugadas que nos hacían olvidar al Iker seguro y que no dejaba ningún balón dividido, ha vuelto. Resurrección.

Su equipo, el F.C. Porto, le debe en gran medida su tercer puesto en la Liga Portuguesa, por no hablar de su reciente clasificación a octavos de Champions –con manita al actual campeón de la Premier League-. Y él lo sabe.

El Iker que años atrás deslumbraba en todas y cada una de las competiciones que disputaba está de vuelta. O eso parece. En una versión distinta, quizá mejorada,  mezclando veteranía y agilidad y dando a sus compañeros la confianza que necesitan en cada momento.

Los datos hablan por sí solos. Cinco tantos encajados en las doce jornadas hasta ahora disputadas de Liga avalan que el pulpo de Móstoles nunca se había ido.

Aunque diversos medios arrojaron dudas sobre la continuidad y el futuro de Casillas, él, con trabajo y compromiso, ha disipado de un plumazo las críticas y, con la discreción y modestia características de su persona, muestra una imagen muy superior a la de temporadas pasadas.

Iker  sigue en lo más alto, y quiere demostrarlo.

Nuno Espírito Santo es perfectamente conocedor de su estado de forma, y no duda en contar con él para cualquier compromiso, liguero o de Copa de Europa. Sus manos, forjadas para levantar trofeos, parecen haber recuperado la contundencia que antaño las caracterizaba y, en cualquier situación de riesgo para la portería de su equipo, saca a relucir esos reflejos felinos que tan felices nos hicieron en 2008, 2010 y 2012.

Para nuestra retina se quedan las estelares actuaciones con las que ese tímido joven madrileño nos hizo soñar, que levantaron a unas gradas nunca antes tan identificadas con la soledad del guardameta. Con sus pensamientos y su responsabilidad.

Gran peso mantiene el que está bajo palos, sabiendo las miradas que en  él están puestas, atentas al mínimo error, y preparadas para echar por tierra el esfuerzo de tantos años. Mayor era pues para semejante símbolo del fútbol español. Siento decirte, Santo, que este deporte tiene muy mala memoria. Lo sabes tan bien como yo. Y mucha peor a la hora de lanzar críticas a los profesionales que, de forma discreta y  haciendo el trabajo en la sombra, en ello invierten su tiempo.

Gracias, Iker, por cada momento de gloria que nos diste. Por asumir tu labor y saber cumplirla como el mejor. Gracias, Iker, por los trofeos que a los españoles nos diste, por dejarnos tus guantes para tocar las estrellas. Por, aquella noche de Johannesburgo, hacernos el país más feliz del mundo. Por aquel mano a mano con Robben, que solucionaste con la tranquilidad que te caracteriza, y que dio una lección al resto de arqueros del mundo sobre cómo utilizar los pies.

Por ti, por tu compromiso, te has convertido en el héroe de muchos, y la inspiración de tantos.

GRACIAS, SANTO.

 

Gijón, 1997. Estudiante de Derecho en la Universidad de Oviedo. Fútbol de transistor, de aficionado a aficionado.

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