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El poder de la tradición sella su venganza

 

Los Tar Heels de North Carolina (#1) han ganado su sexta final universitaria después de imponerse por 71 a 65, a unos Bulldogs de Gonzaga (#1) que, han pagado los platos rotos de la derrota sufrida por los primeros, en la final del año pasado.

North Carolina comenzó dicha final errando ocho de sus primeros diez lanzamientos, y además, no encontraba antídoto para poder evitar que este inicio de encuentro, cogiera tintes para encumbrar a un héroe inesperado. Josh Perkins tomaba los mandos de Gonzaga, con 13 puntos en su haber, supliendo de esta manera, el discreto arranque de una de sus estrellas, Przemek Karnowski.
Pese a ambos handicaps, los Tar Heels no perdieron la cabeza y siguieron enganchados al partido cuando llegó medio tiempo.

Como ya ocurriera en semifinales, los de Chapel Hill salieron embalados del vestuario y abrieron la segunda mitad con un parcial de 8-0 a su favor. Hasta que un dos más uno -un semi gancho repleto de fundamentos- de Zach Collins, detuvo la hemorragia “Bulldog”. El pívot sumó 9 tantos y capturó 7 rechaces.

A raíz de esa jugada, se produjo un revulsivo por parte de Gonzaga, que curiosamente, también fue frenado por otro dos más adicional. Esta vez, Isaiah Hicks (13 puntos y 9 rebotes) calmaba las aguas con una acción todo potencia.

Llegados a este punto, ambas escuadras intercambiaron golpes a favor y en contra, hasta que los Tar Heels entraron en problemas a causa de las faltas cometidas, otorgando directamente el liderazgo en el marcador, a unos Bulldogs catapultados por Nigel Williams-Goss (15 tantos, 9 rechaces y 6 pases de canasta), con menos de dos minutos por disputarse.

De nuevo, los fantasmas del pasado sobrevolaban por el interior de este magnífico pabellón y se aposentaban detrás del banquillo de los chicos de azul celeste.

Fue entonces, cuando Joel Berry II (22 tantos), el mismo Isaiah Hicks y, sobretodo Justin Jackson (16 puntos), se encargaron de batirlos cimentando una ventaja de 6 puntos y aupando a North Carolina a la gloria más preciada.

Kennedy Meeks, la cara de la felicidad en NC | Getty

La Final Four arrancaba con Gonzaga (#1) y South Carolina (#7) viéndose las caras, en su primera presencia para ambos equipos.

Los primeros veinte minutos se jugaron a un ritmo nada favorecedor para los intereses de los Gamecocks, y aún así, éstos no dieron su brazo a torcer hasta los últimos dos minutos de dicho periodo.

Tras la reanudación, los Bulldogs salían más enchufados, aprovechando la inercia positiva plasmada en el final de la primera parte, dando la sensación de que tenían el choque controlado. Hasta que un parcial de 16-0 a favor de South Carolina, devolvía la emoción al encuentro. Entonces llegó el momento en el cual, el juego interior de Gonzaga decantaba la balanza para acceder a la gran final. Zach Collins se fue hasta los 14 puntos, 13 rebotes y 6 tapones, mientras que Przemek Karnoski metió 13 puntos y capturó 5 rechaces.

En toda Final Four que se precie, siempre hay alguna estrella que no luce como se podría prever ante tal reto, y en esta ocasión, fue Sindarius Thornwell quien no brilló como venía haciendo en rondas pasadas. Se quedó en 15 puntos con un deslucido 4 de 12.

La segunda semifinal arrancaba con un dato histórico, North Carolina certificaba su vigésima comparecencia en una Final Four, nadie más suma tantas apariciones.

En cambio su rival, la universidad de Oregon, fue el primer campeón en toda la historia de la NCAA pero no llegaban tan lejos desde el año 1939.

El partido arrancó con un ligero dominio para los Ducks durante varias fases del primer acto, aunque tal dominio no pudieron acrecentarlo debido a la ausencia anotadora de Dillon Brooks (10 puntos) y Tyler Dorsey (21 tantos), dando la sensación de que estaban desaprovechando una gran oportunidad de dejar medio sentenciado el choque. Obviamente, Oregon no daba para más sin sus dos líderes aportando puntos y entonces, llegó la ocasión para que Justin Jackson (22 puntos) diera rienda suelta a su calidad y guiara a los suyos para irse al descanso en franquicia. El “junior” batió el récord de triples anotados en una misma campaña, dentro de este mítico “college”.

Los Tar Heels aprovecharon tal dinámica, para salir desde el vestuario dominando el rebote en ambas zonas y abriendo una brecha en el luminoso. Y es que como se barruntaba, North Carolina acabó dominando en dicho aspecto estadístico y penalizando las pérdidas de balón de Oregon.

Los Ducks, tirando de orgullo, lucharon hasta el último segundo, pero nada pudieron hacer ante el poderío y profundidad de los de Chapel Hill.

Tras diseccionar todo lo sucedido en la Final Four, es hora de realizar una batida a lo más destacable, ocurrido dentro del March Madness, en cuanto a grandes duelos y sorpresas, se refiere.

Y es que nuevamente, el transcurso del torneo no ha seguido las coordenadas preestablecidas por el favoritismo de las universidades más potentes, destrozando todas las quinielas apostadas.
La competición arrancó sin sobresaltos para los equipos que abanderaban el número uno de cada región (nunca en la historia, un equipo ranqueado con el número dieciséis, ha ganado al mejor de su parte del cuadro).

La actual campeona, Villanova (#1) , derrotaba a Mt. St. Mary’s (#16) por 76 a 56 en el Este. Gonzaga (#1), en el Oeste, se estrenaba superando a South Dakota St. (#16) por 66 a 46. En el Sud, North Carolina (#1) abusaba de Texas Southern (#16) por 103 a 64. Y en el Medio Oeste, Kansas (#1) hacía lo propio, venciendo a UC Davis (#16) por un abultado 100 a 62.

Superando su estreno las grandes favoritas, era el turno para que aparecieran las primeras sorpresas en la misma ronda. En el Este, Southern California (#11) derrotaba a Southern Methodist (#6) con un ajustado 66 a 65, tras voltear un marcador adverso sellado al descanso.

En el Oeste, Middle Tennessee (#12) no daba opción a Minnesota (#5), tirando de veteranía para firmar un espléndido 81 a 72.

El Medio Oeste, tampoco se escapó de los sobresaltos y se vio como Rhode Island (#11) ajusticiaba a una Creighton (#6) que, como la anteriormente mencionada Southern Methodist, aterrizaba a este torneo como una de las grandes tapadas para llegar muy lejos. Nada de eso, 84 a 72 para los Rams.

En esta misma ronda, los números dos de cada región (Duke, Arizona, Kentucky y Louisville), también avanzaban sin sufrir excesivamente.

Plantados en la segunda ronda, es de obligación empezar por el Este. Ahí se vivieron dos de los marcadores que dejaron más estupefactos a toda la nación. Dicha región era territorio para los dos últimos campeones de la NCAA, que a su vez, eran los grandes favoritos para disputarse dicha parte del cuadro. Pues bien, ninguno de los dos logró llegar al “Sweet 16”. Villanova (#1) claudicó ante Wisconsin (#8) por 62 a 65, tras una brillante acción de Nigel Hayes (19 puntos y 8 rebotes) en el último minuto del encuentro. Pocas horas después, Duke (#2) que venía lanzada tras ganar el torneo de la Atlantic Coast Conference, sufría un inesperado traspié frente a South Carolina (#7) por 81 a 88. Los Gamecocks arrancaron este brillante triunfo tras anotar 61 tantos en la segunda parte. Sindarius Thrornwell fue unos de los grandes protagonistas con 24 tantos.

Una de las sorpresas del March Madness, la derrota de Duke ante South Carolina | Getty

Con el Este huérfano de, a priori, grandes favoritos, veíamos como en el resto de regiones, los número uno y dos de cada una de ellas, lograban alcanzar la siguiente fase de la competición. Excepto en el Medio Oeste. Allí se albergó otro resultado que casi nadie hubiera imaginado: Michigan (#7), que pasó por la regular de la Big Ten sin pena ni gloria, pero que en cambio ganó el torneo de la misma, se impuso a Louisville (#2) por 73 a 69, gracias en gran parte, al excelso partido realizado por parte de Moritz Wagner con 26 puntos.

¡El “Sweet 16” nos deparó una de las canastas del año! En el Este, vencía Wisconsin (#8) a Florida (#4) por 83 a 82, ya en la prórroga y restando pocos segundos para la finalización, cuando Chris Chiozza cogió el balón en su propio campo, cruzó la cancha como cual rayo de tormenta de verano, y se cuadró para anotar un triple frontal que pasará a la historia de este mágico torneo. Dicha canasta, dejó a los Badgers patidifusos e impotentes al no contar con más tiempo para replicar a tal canastón. Kevaughn Allen se destapó para los vencedores, firmando 35 puntos.

Estos Gators ya venían marcando músculo, tras dejar a la fuerte Virginia (#5) en únicamente 39 puntos metidos, en la fase anterior.

En la misma región, South Carolina (#7) se confirmó como una de las cenicientas del torneo después de ganar a Baylor (#3) por 70 a 50. Nuevamente, bajo la batuta de Sindarius Thornwell (24 tantos anotados), los Gamecocks infligieron la peor derrota en su historia, de los Bears, dentro de la locura de marzo. Ya, en la media parte, contaban con una ventaja de 15 puntos.
En el Oeste, Gonzaga (#1) defendió su número uno, ante una combativa West Virginia (#4) superándolos por 61 a 58, en el marco de un encuentro que, como se preveía, fue muy igualado. Un triple de Jordan Matthews (13 tantos), restando cincuenta segundos, no encontró respuesta por parte de los pupilos de Bob Huggins.

Sin salir del Oeste, vivimos la mayor sorpresa a estas alturas de travesía. Xavier (#11), dejaba en la cuneta a uno de los equipos llamados a luchar por el cetro final, Arizona (#2). Los Musketeers se consagraban como la auténtica “Cinderella” de la competición después de ganar a los Wildcats por 73 a 71 y avanzar al “Elite 8”, tras quedar séptimos en la Big East. Una canasta del reserva Sean O’Mara (8 tantos), a falta de cuarenta segundos, apagaba el sueño de los Sean Miller. El líder de Xavier fue Trevon Bluiett, que se fue hasta los 25 puntos.

En la parte del Medio Oeste, Kansas (#1) tiraba de galones y se postulaba como una de las universidades más potentes del cuadro, superando a Purdue (#4) por un abultado 98 a 66. Les tres estrellas del equipo (Mason III, Graham y Jackson), firmaron una actuación estelar con 26, otros 26 y 15 puntos anotados, respectivamente.

La ausencia de emoción que hubo en el Jayhawks-Boilermakers, la encontramos en el Oregon (#3)-Michigan (#7). Los Ducks se llevaron un partido de esos que hacen afición con un ajustado 69 a 68, sentenciado con una canasta de Tyler Dorsey (20 tantos). Aún restaba más de un minuto por disputarse, pero los Wolverines se mostraron incapaces de darle la vuelta al electrónico y avanzar en su travesía.

Ya en el Sud, North Carolina (#1) no tuvo que quemar toda su energía para vencer a Butler (#4) por 92 a 80. Amparados en la veteranía y el liderazgo de Joel Berry II (26 puntos) y Justin Jackson (24 puntos), los Tar Heels llegaron a estar veinte tantos arriba, en varios momentos del encuentro.

Su rival salió del partido más esperado hasta la fecha. Los Wildcats de Kentucky (#2) se veían las caras con unos renovados Bruins de U.C.L.A. (#3) que habían conseguido reverdecer viejos laureles devolviendo la ilusión a la parroquia californiana.

Vencieron los primeros por 86 a 75 tras la ponencia sobre baloncesto ofensivo que expuso el escurridizo De’Aaron Fox. El “freshman” se fue hasta los 39 puntos anotados con una serie de 13 de 20, en tiros de campo.

Los Wildcats se ‘cargaron’ a Lonzo Ball (UCLA) | Getty

En el bando contrario, esta vez, la estrella “Bruin” Lonzo Ball, no tuvo un papel relevante, quedándose en 10 tantos metidos y 4 pérdidas de balón.

Y tras toda esta bomba de relojería, en lo que a suspense se refiere, vivida en dos semanas, llegábamos a las finales regionales.

En la primera de ellas, se enfrentaban dos equipos pertenecientes a la misma conferencia, la Southeastern. Tras el milagro ante Wisconsin, Florida (#4) estaba dispuesta a repetir presencia en la Final Four desarticulando a South Carolina (#7). Pero de nuevo, fueron los Gamecocks quienes desquiciaron a su rival con su defensa y volvieron a demostrar que son uno de los equipos que más fuertes llegan al final de cada duelo. 77 a 70 para los de Frank Martin, quienes sellaban su primer pase a la fase final en toda su historia. Su estrella Sindarius Thornwell, volvió a ser la luz del faro que guió a su escuadra, con 26 puntos y 7 rebotes.

Su contrincante salió del Gonzaga (#1)-Xavier (#11). Y aquí finalizó el sueño de la otra cenicienta del torneo. Los Musketeers nada pudieron hacer ante el poderío de los Bulldogs convirtiéndose en una víctima propicia para ellos. Los cadetes, a las órdenes de Mark Few, sometieron a su rival por 83 a 59 y batieron el récord de triples anotados en un partido, del programa, con 12.

En el Medio Oeste, Oregon (#3) ganaba a los grandes favoritos de su parte del cuadro, Kansas (#1), por 74 a 60.

Con todo en contra para los Ducks (el partido tenía lugar en Kansas City), éstos presentaron una excelsa defensa que anuló a Josh Jackson y Devonte Graham, por completo. En la parte ofensiva, Tyler Dorsey se mostró preciso desde la línea de tres puntos, anotando seis triples para un total de 27 tantos.

Destacar también, el papel de Jordan Bell que rozó el triple doble con 13 rechaces, 11 tantos y 8 tapones.

De nuevo, la región del Sud, presentaba el duelo más atractivo de toda la competición. Y de nuevo, el encuentro estuvo a la altura de las circunstancias. North Carolina (#1) ganaba a Kentucky (#2) por 75 a 73 tras un final de infarto en un partido que no tuvo diferencias comprendidas por dos dígitos.

Malik Monk (12 puntos) igualó el choque gracias a dos triples anotados, pero cuando restaban siete segundos, Theo Pinson (9 tantos) atravesaba la pista a una velocidad endemoniada para dejar un tiro abierto al jugador de segunda unidad Luke Maye (17 puntos), que éste aprovechó para llevar a los Tar Heels a la preciada Final Four.

Un tiro nada comparable al que sufrieron el año anterior contra Villanova, pero que ellos lo convirtieron en el mejor acicate para presentarse en Phoenix con la moral por las nubes.

Sabiendo ya como acabó todo, y tras la lectura de este artículo, formado en gran parte, por un huracán de cifras y nombres; les aconsejo ver el vídeo montaje “One Shinig Moment” de este “March Madness”.

Así pondrán rostro a la gran mayoría de todos los protagonistas citados y también podrán observar toda la pléyade de guerreros, que fueron cayendo a medida que avanzaba este sistema de competición que nunca ha hecho prisioneros. Un destroza aspiraciones, comprimido en menos de un mes, que deja a la deriva el objetivo triunfal de sesenta y siete universidades, y del cual, únicamente North Carolina ha sabido sobrevivir.

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