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El minuto 100

La de veces que habremos pensado, debería no haber renunciado a aquel Erasmus por amor. Debería haberme preocupado más por ver a mis abuelos. Debería haberme ahorrado aquellas discusiones ridículas con mi madre. Debería haber vendido las acciones antes o no dejarme llevar por compañías pasajeras. Todo eso ya no tiene marcha atrás, no se puede volver.

Ahora que por fin nos dejan recuperar, nos quejamos. El tiempo, lo más caro de este mundo, bien está sea hasta el 95’, el 100’ o el 120’. Y bien está marque el Atleti, el Espanyol, el Tres Cantos o el Rota. Y que siempre sea así. Nos sorprende porque estábamos acostumbrados al único robo que entiendo en el fútbol, el robo del tiempo.

De un tiempo a esta parte, en general, se ha ido pervirtiendo el espíritu del juego. Embarrado en polémicas, intentando acercar la justicia con la tecnología y generando horas de debate en torno a la parte oscura del deporte. Todo ello provocando un decrecimiento del espectáculo y un viraje de las miradas hacia problemas estériles, en lugar de enfocarlas en la pérdida de tronío en el escenario continental.

Ojalá llegue pronto el día en el los partidos terminen en el 91’ o el 92’, eso significará que hemos pulido las aristas menores y hemos vuelto al origen del fútbol. De momento, como parece que las trabas se imponen, agarrémonos al minuto 100 como oferta para recuperar lo perdido. Que sirva para reeducarnos y nos despeguemos la etiqueta de pícaros, en cuyo dorso se lee tramposos. Y que nos sirva a todos, lo veamos con los ojos que lo veamos.

Imagen de cabecera: Sphera Sports

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