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Fútbol Español

El lado oscuro de la jornada 37 de Liga

Infierno. Toda la temporada en el alambre, y cuando dependía de sí mismo para salvarse, falla en el partido más importante. El Rayo fue una sombra en Anoeta, ante un rival que no se jugaba nada. Los propios jugadores pidieron perdón por el mal partido, una derrota (2-1) que les hace depender de los pinchazos de Sporting ante Villarreal y de Getafe ante el Betis. Hasta Jeméz asume ya que la permanencia es casi imposible: «Intuyo que nos vamos a Segunda».

 

Penumbra. El Atlético se enfrentaba a un Levante descendido, y se adelantó nada más empezar con un gol de Torres, pero perdió la Liga de todas formas. Los granotas sacaron orgullo, remontaron y ganaron el partido a pesar de no servirles para nada. Simeone se despidió del título en el campo donde nunca ha ganado.

Tormenta. El Sporting ganaba en Getafe y salía provisionalmente del descenso, dependiendo de sí mismo en la última jornada ante un Villarreal que no se juega nada. Pero los azulones igualaron a diez del final y ahora el descenso se ve más cerca que nunca.

El gatillazo. El Athletic perdió la quinta plaza por la falta de remate y de puntería. Aduriz, Williams o Beñat intentaron sin éxito perforar la portería de Lizoain, pero no hubo goles en Las Palmas que empañaran el homenaje a Don Juan Carlos Valerón.

El ‘malo’ de la película. Diez minutos de segunda parte le bastaron a Nacho Cases para derribar con dureza a Medrán y ver la segunda amarilla. En ese momento, el Sporting mandaba en el partido y en el resultado, mientras el Getafe deambulaba con más pena que gloria. Eso dio vida a los azulones, que se lanzaron a por el partido y lograron el empate.

Silbato oxidado. El Valencia protestó enérgicamente el segundo gol de Benzema, que venía precedido de una jugada en presunto fuera de juego. Luego, el linier levantó el banderín, pero Borbalán dio como válido el tanto ya que en la última acción es el jugador valencianista quien rechaza hacia el delantero francés.

Alicante, 1991. Mi madre siempre me decía: "No sé por qué lloras por el fútbol, sino te da de comer". Desde entonces lucho por ser periodista deportivo, para vivir de mis pasiones (y llevarle un poco la contraria).

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