El combinado polaco confiaba ciegamente en su líder. Un equipo de gregarios, ocho, semejante cantidad gracias a la actuación durante la temporada de su cabeza visible, que trabajó a destajo y dio la cara durante todo el día. Y Michal Kwiatkowski supo rematar como nadie el esfuerzo de sus compañeros. El color rojo y blanoc de los maillots , que predominó durante gran parte de la jornada, se tornó al final arcoiris bajo la lluvia de Ponferrada.
En la capital del Bierzo se vio lógicamente mucho más ambiente que en los siete días precedentes de campeonato mundial de ciclismo, que bajo un intermitente aguacero vio pasar catorce veces a los ciclistas por el circuito de 18 kilómetros, para un total de casi 255. Tras superar el tendido ascenso de Confederación, el descenso a la presa, el pequeño repecho de Mirador y la cuesta abajo hacia meta suponían la parte más insidiosa de un circuito sin mucha dureza y fácil de controlar.
Cuatro valientes, conscientes de sus nulas opciones, saltaron tempranamente del pelotón y alcanzaron una notoria ventaja. El croata Matija Kvasina, el colombiano Carlos Quintero, el lituano Zydrunas Savickas y el ucraniano Oliksandr Polivoda llegaron a contar con un cuarto de hora de ventaja. Con el pelotón en completa calma, solo el trabajo del equipo polaco a partir de la sexta vuelta redujo la distancia. Por lo demás, solo una caída sin consecuencias con Vincenzo Nibali, Cyril Gautier, Ramunas Navardauskas o Aleksandr Kolobnev implicados rompió la tranquilidad.
A falta de cuatro vueltas para el final, Italia sabía que tenía que endurecer la carrera para eliminar gregarios de sus rivales y así lo hace, por medio de Fabio Aru, Alessandro De Marchi y Giovanni Visconti. El pelotón se despedaza, pero pronto se reagrupa, aunque con un corte numeroso por delante, formado por Visconti, Boasson Hagen, Dani Navarro, Tony Martin -que marchará varios kilómetros en solitario-, Trofimov, Giampaolo Caruso, Vanmarcke, Wellens, Albasini, Juul-Jensen y Geschke. Nunca tendrán más de 45 segundos de ventaja, gracias al trabajo, primero de Australia, luego de Francia, que protegen a sus líderes.
En las dos últimas vueltas llega el momento decisivo, cuando hay que estar atento, bien colocado y protegido. O ser valiente. Lo son De Marchi, Gautier y el danés Michael Valgren, a los que luego su unirá la locomotora Vasil Kiryienka. El cuarteto se mantendrá en cabeza hasta el último ascenso a Mirador, obligando a trabajar a España, con Castroviejo, apoyado por el suizo Michael Albasini. En el pelotón, Valverde se asoma, pero también el resto de favoritos: Gerrans, Matthews, Degenkolb, Kristoff, Cancellara, Bouhanni, Gilbert… Y Michal Kwiatkowski.
El polaco, cuyo equipo también había aumentado el ritmo para neutralizar el corte anterior, ataca donde menos se espera: en el descenso hacia la presa del pantano de Bárcena. Nadie le sigue, ni España ni ninguna otra selección reacciona o responde lanzando a algún otro ciclista. Solo Castroviejo vuelve a tirar, el único español que le hace pese a haber otros tres gregarios en el grupo. Kwiatkowski alcanza al cuarteto fugado, ataca de nuevo y corona Mirador en solitario con una decena de segundos de ventaja. Suficiente.
Acelera Joaquím Rodríguez en el pelotón, Nibali no puede seguirle, sí lo hacen el belga Philippe Gilbert, el australiano Simon Gerrans, Alejandro Valverde y el danés Matti Breschel. Luego llegan el también belga Greg Van Avermaet y el francés Tony Gallopin. Pese al esfuerzo de Gilbert, nunca alcanzarán al polaco. Michal Kwiatkowski es el nuevo campeón del mundo de ciclismo en ruta. El más joven en conseguirlo desde Óscar Freire en Verona 1999.
Kwiatkowski ya se había mostrado como uno de los ciclistas del pelotón con un futuro más prometedor. En el equipo OPQS ha encontrado un ambiente ideal para crecer y hacer brillar sus múltiples cualidades: excepcional rodador, con una velocidad notable y enorme capacidad para superar muros, no desentona ni contrarreloj ni en alta montaña. Aunque este año ha intentado probarse como ciclista de grandes vueltas, parece que su lugar está en las clásicas.
Plata para Simon Gerrans, el gran favorito, bronce para Alejandro Valverde, igual que las dos últimas ediciones El murciano suma su sexta medalla en Mundiales, más que nadie en la historia, con dos platas (2003 y 2005) y cuatro bronces (2006, 2012, 2013 y 2014), pero ningun maillot arcoiris. Por detrás Breschel -un habitual en Mundiales, dos medallas y cuatro top-10 pese a su discreto palmarés- Van Avermaet, Gallopin y Gilbert. El sprint del grupo lo venció Kristoff, batiendo a Degenkolb, Bouhanni, Cancellara, Swift y Colbrelli. La decepción, Peter Sagan, 42º y desaparecido.
Prácticamente todos los mejores ciclistas del pelotón coparon las primeras de la carrera. Para muestra, el podio del Mundial es el mismo que el de la Lieja hace unos meses, con el orden cambiado. El valiente ataque y gran triunfo de Kwiatkowski señalarán a Ponferrada como uno de los puntos clave de la carrera de este ciclista, prácticamente el inicio de un palmarés que se augura esplendoroso. España, por su parte, cumplió con el plan que tenía previsto, pero quizás no se llevaba la mejor colocación, como equipo, en el momento decisivo. Valverde atacó donde tenía previsto hacerlo, con el resto de favoritos y volvió a sumar medalla. Mérito sin triunfo. El año que viene, Richmond, en Estados Unidos.
Madrid, 1993. Oscense de adopción. Editor en @SpheraSports. Combino Calcio y ciclismo con todas las consecuencias.
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