Que el trending topic en Barcelona en la última semana es Sergi Roberto por encima de cualquier otra cosa es algo innegable. Su gol ante el PSG pasará a la historia del club. Un gol que aúna llegada desde segunda línea e inteligencia, dos de las características que lo hicieron brillar en la cantera blaugrana y que enamoraron a Pep Guardiola para hacerlo debutar en el Santiago Bernabéu, año 2011, en una Champions que el Barça ganaría en Wembley con una de las mayores exhibiciones de fútbol jamás vistas.
Sergi Roberto, un volante que tuvo que ganarse sus primeras titularidades en partidos intrascendentes y como pivote, pues la dictadura impuesta por Xavi e Iniesta limitaría los minutos hasta del tercer mejor centrocampista del mundo. Que para colmo, durante los años de inicio como profesional de Sergi Roberto, tal vez lo fuera Busquets. Cómo para jugar ahí. Tres de los mejores centrocampistas del mundo. Es por ello que la regularidad le ha llegado actuando como lateral derecho pero, ¿por qué ahí? Muy sencillo. Porque el mejor lateral derecho del mundo dejó el Barça después de ocho gloriosas temporadas.
Y es que aunque este relato pareciera dedicado al héroe de la remontada culé, en realidad va dedicado a otro héroe nunca tratado como tal: Daniel Alves. La sombra del mejor lateral derecho de la historia del Barça, el mejor del mundo durante varias temporadas y uno de los mejores del fútbol moderno, es muy alargada. Sobrio en tareas defensivas, de esos que brillan sobre manera en grandes citas, gran recorrido, un puñal en ataque y un capitán sin brazalete. Un hombre de club, que defiende lo suyo y a los suyos como su propia vida. Y por si fuera poco, que no lo es, en realidad es muchísimo, tenía una relación especial con Messi. Leo sabía dónde estaba Dani sin apenas levantar la mirada de la pelota y viceversa. Se buscaban. Se encontraban. Eran felices jugando juntos. Y letales, sobre todo letales. Potenciar las cualidades de Messi es muy complicado pues estas rayan la perfección, pero Dani lo hacía.
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El fichaje de Dani Alves por el Barça -antiguo objeto de deseo del Real Madrid- ha sido una de las mejores inversiones del club culé en la última década. No solo ganas un lateral para muchos años sino que dejan de ganarlo tus rivales directos. Y a buen precio, apenas costó quince millones de euros más que Mathieu, por ejemplo, y menos que André Gomes. En su primer año como barcelonista fue clave en el triplete y en el posterior histórico sextete. También en el doblete de 2011 con la final ante el Manchester United cuasi perfecta anteriormente citada y en el triplete de 2015 ya con Luis Enrique. Aunque lo quisieran vender o lo criticaran, nadie era capaz de quitarle el sitio.
Pero sin duda su mayor gesto de barcelonismo lo realizó en el verano posterior a esa final de Berlín. Quería irse, lo merecía. Había sido muy criticado, sobra decir que injustamente, y el club no se portó bien con él con respecto a su renovación. Podía firmar un gran contrato en un club importante de Europa superada la treintena y volver a sentirse querido. Una cosa que, a todos, por mucho que lo intuyamos o incluso lo sepamos, nos gusta escuchar de vez en cuando. Y Dani no se sentía querido por cierta parte del barcelonismo, especialmente directivos. Pero no vamos a rebuscar en la basura del pasado. De buen ser humano es perdonar y el amor mutuo entre el Barça y Dani Alves puede con todo.
Estamos en 2017, Dani Alves juega en la Juve, sigue siendo uno de los mejores laterales derechos del mundo y el Barça sigue sin encontrar su sustituto. Es aquí cuando volvemos a mencionar a Sergi Roberto. Luis Enrique ha tenido que recurrir a Sergi Roberto como lateral e incluso a variar el dibujo y renunciar a laterales puros porque no encuentra uno de garantías. No encuentra otro Dani Alves. Ni lo hará.
Ahora me dirijo directamente a Dani, aunque no me escuches nunca, es algo que todo buen culé debería decir. Y es que en parte esa remontada histórica ante el PSG es gracias a ti, a que Luis Enrique tuvo que variar el dibujo y dar confianza a Sergi para cubrir tu baja. Es una noche de las que a ti te gustaban, cuando lo dabas todo, cuando sacabas a relucir todo tu calidad y tu barcelonismo. Igual que en las ruedas de prensa defendiendo al club cuando lo atacaban sin razón, en tus celebraciones con rabia, en tus impagables gestos con Abidal -parece que uno de los pocos en el club con sentimientos- o en las grandes citas cuando tuviste que defender a estrellas como Cristiano o Ribèry. Te dedico estas líneas, Dani, desde la nostalgia. Sabiendo que no tendremos otro lateral como tú y que tal vez no supimos valorarte lo suficiente. Pero ya se sabe que no valoramos correctamente lo que tenemos hasta que lo perdemos, ¿no? Es por ello que solo hay dos palabras posibles que dedicarte, como aficionado barcelonista, como tú eres, y que todos deberíamos decir o al menos pensar: perdón y gracias.
1994. Tanos, Cantabria. Estudiante de periodismo. @SpheraSports y @FCBsphera “Esa melancolía irremediable que todos sentimos después del amor y al fin del partido”.
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