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Cade Cunningham sale a escena

Para quien no lo conozca todavía, Cade Cunningham es el favorito para ser el próximo número 1 del draft. El jugador de primer año de Oklahoma State es uno de esos bases modernos. Con más de dos metros de altura, tiene capacidad para el juego interior y exterior y puede defender cualquiera de las cinco posiciones. Solo con pensar en los jugadores con los que se pueda comparar entra el vértigo, todos con los que comparte virtudes y habilidades son superestrellas de la liga.

Su currículo ya está escrito; más de 20 partidos a nivel de superestrella en la liga universitaria le avalan. Sin embargo, en las próximas semanas se juega algo mucho más significativo para su reputación que para su posición en el draft. Debuta en el March Madness, el torneo de la locura y en el que se dan a conocer para la mayoría de aficionados muchas de las futuras estrellas.

Es cierto que su equipo, Oklahoma State, no está entre los favoritos, por lo que sería injusto poner las expectativas en que salga con el trofeo debajo del brazo, pero nadie duda de que con Cade en la plantilla los partidos de Oklahoma State serán de los más vistos del torneo. Todos los focos apuntan al texano y hay muchas miradas deseosas de empezar a juzgar a las primeras de cambio.

Si algo ha demostrado el joven jugador hasta el momento es que se crece ante los grandes escenarios. Fue en el año 2019, durante la Copa Mundial FIBA ​​U19, cuando se erigió como uno de los mayores prospectos del país, pasando a lo más alto de la lista de todos los ojeadores. Estados Unidos tenía un equipo cargado de talento, como es habitual, pero entre todos ellos destacó el joven Cunningham.

Como era de esperar, al terminar su etapa de high school todos los proyectos universitarios querían hacerse con sus servicios. Sin embargo, mostrando una faceta de su personalidad desconocida hasta entonces, Cunningham decidió no elegir a una de las universidades más prestigiosas, se conformó con aceptar la beca de Oklahoma State en la que su hermano mayor trabajaba como entrenador asistente.

A pesar de ser su temporada de debut en el campeonato universitario, lidera a su equipo en puntos y robos y es segundo en rebotes y asistencias. Pero lo que más se le apremia durante la temporada es lo que tiene que ser capaz de confirmar en el torneo final: a diferencia de otros números 1 de años anteriores, Cade sí que es capaz de convertir el liderazgo en victorias.

Lanzo un consejo para quienes vayan a verle por primera vez en los próximos días: no esperen un especialista. Todo lo contrario, Cunningham puede hacer prácticamente de todo dentro de una pista. A sus escasos 19 años tiene capacidad para anotar, asistir y defender a partes iguales. Parece un profesional experimentado que ha sido abandonado en medio de un equipo universitario. Sin duda, su principal valía es que a día de hoy sería capaz de aportar en un equipo NBA.

Imagen de cabecera: Stephen M. Dowell/ImagoImages

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