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Aterriza como puedas

Se entiende como aterrizaje aquella acción en la que un objeto volador se
posa sobre una superficie estable. Por lo general, el aterrizaje se lleva a
cabo de acuerdo a una planificación a la que llamamos plan de vuelo, ya que la
aeronave aterrizará en un lugar prefijado y cumpliendo unos plazos. Toda esta
planificación persigue un único objetivo: conseguir que la aeronave vuelva a
establecer contacto con el suelo para quedarse firmemente allí.

El acuerdo con el Gremio de Porto Alegre para la llegada de la aeronave Arthur
Henrique Ramos de Oliveira Melo (prototipo conocido comercialmente como Arthur)
al FC Barcelona, viene acompañado de una posibilidad que últimamente es más
frecuente de lo habitual en nuestro club: no se ha especificado con claridad si
el plan de vuelo para la llegada del organizador brasileño será el estándar
(inicio de la próxima temporada) o si se retrasará hasta enero de 2019. Esta
duda que desde el club no se ha conseguido resolver me ha llevado a analizar
los efectos que puede tener o que están teniendo este tipo de detalles en
cualquier jugador que llega para tomar tierra en una superficie tan idónea como
es el vestuario azulgrana.

Llevándolo a un terreno más personal y humano, nos referimos al aterrizaje
como aquel proceso de adaptación a un nuevo estado, a los primeros pasos que
damos al tomar contacto con una realidad diferente. Y aquí es cuando nos
encontramos con casos que, desde este punto de vista, confirman la idoneidad de
vivir un aterrizaje estándar en cualquier equipo del mundo. Las incorporaciones
del FC Barcelona del curso actual son un buen ejemplo, ya que han tomado tierra
en superficie culé de distinta forma y con unas consecuencias que han salido a
la luz en las participaciones que han tenido hasta el momento.

El aterrizaje planeado, el más corriente en el mundo
de la aeronáutica, es el que se hace acorde a unos plazos y a unas condiciones
minuciosamente estudiadas que recomiendan realizarlo de dicha forma. En estas
condiciones llegó Paulinho Bezerra, que pudo tomar tierra en un momento clave
(la pretemporada) para descubrir el destino al que había llegado, explorarlo,
interpretarlo y adaptarse lo mejor posible dentro de sus posibilidades. Esto se
ha acabado traduciendo en una aportación positiva dentro del equipo en términos
generales, y cumpliendo su cometido por encima de las expectativas que los
aficionados tenían con él en agosto.

Un aterrizaje parecido debió haber tenido Ousmane Dembélé, quien pese a
perder varios vuelos que salían puntuales desde Dortmund y tener que quedarse
en tierras alemanas durante más tiempo del que hubiera deseado, pudo aterrizar
en Barcelona con la competición recién iniciada. Sin embargo, una inoportuna
avería mecánica detuvo este plan de aterrizaje que ya estaba iniciado y lo
mantuvo en el hangar durante un trimestre entero. Pese a que la superficie
donde se ha posado le ofrece tranquilidad y le acabará garantizando oportunidades
para volar sobre el campo continuamente, su incorporación está siendo
progresiva y lo seguirá siendo toda la temporada, en este aterrizaje no planeado
que debe afrontar el club azulgrana.

Planeados o no, lo que está claro es que los aterrizajes expuestos hasta el
momento estaban contemplados en el plan de vuelo del club para la temporada
2017-18. Sin embargo, y debido a los imprevistos o necesidades detectadas a
medio trayecto, los comandantes (que dominan el cuadro de mandos y tienen poder
de decisión sobre qué es más conveniente en cada momento) se han visto inmersos
en circunstancias que han propiciado algunos aterrizajes que estaban fuera de los
planes iniciales. Son lo que llamamos aterrizajes
forzosos
o de emergencia, que han
obligado al club a recorrer a aeronaves que ya tenían controladas e
incorporarlas pese a que la ruta de llegada no ha sido la habitual. El hecho de
incorporar a jugadores cuando ya ha arrancado la temporada hace que su
adaptación al destino sea paulatina y con ciertas dificultades de buen inicio.
Así ha sucedido con un Yerry Mina que no parece gozar de la confianza de los
comandantes, y en menor medida con un Coutinho que solo gracias a su descomunal
talento técnico ha logrado maquillarlo y conseguir dar la sensación de que,
pese a que el aterrizaje ha sido forzoso, la aeronave ha conseguido
estabilizarse enseguida para empezar a dar síntomas de éxito.

¿Cuál es el plan de vuelo de Arthur? ¿Se seguirán valorando distintas
posibilidades o, una vez claro su fichaje, se tratará de ofrecerle un aterrizaje
planeado? Mi posicionamiento no admite dudas: con el dinero invertido en él, hay
que ser lo más escrupuloso posible a la hora de tomar tierra, tal como sucede
en la aeronáutica. Y no hay mejor forma de serlo que incorporarle en el momento
oportuno y bajo las condiciones que puedan ser más beneficiosas para todas las
partes. Para la seguridad de los comandantes, para la confianza de los
compañeros y para la tranquilidad de los aficionados: esos pasajeros que,
mirando cada verano con atención al panel de salidas y llegadas, solo desean
que este tráfico no altere el orden de un terreno tan sólido, estable y
maravilloso como el Futbol Club Barcelona.

«Jugar al fútbol es muy simple, pero jugar un fútbol simple es la cosa más difícil que existe». #GràciesJohan

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