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Vuelven las pesadillas a Nápoles

Nadie quería hablar de ella. Veinticinco años hacía que Europa no le echaba el ojo al Sur de Italia por estos meses. Tras el Wolfsburgo, Europa fisgoneaba que ocurría por esos lares donde en antaño fueron grandes. El sorteo sonrío a Nápoles, Europa tras indagar, les colocó en la final. En Nápoles, fue inevitable, también sonrieron pero al pasar del caliente al frío, Varsovia parecía tan cerca y a la vez tan lejos…

Allí son conscientes de lo que tienen y lo que son. El equipo a lo largo de la temporada ha ido dando una de cal y una de arena. Casi acostumbrados a renacer. Parece normal que unos días te da la vida y otros te la quita. Llegaba el Dnipro y Benítez apostó por un once muy ofensivo con la dupla en el centro del campo formada por López-Jorginho. En una primera parte, en fase de conocimiento, se respetaron, intercambiaron posesión sin apenas golpes. Y pese a ser el equipo local el que llevará la iniciativa, no fraguaban las ideas. La sonrisa se apagaba por momentos

Con el inicio de la segunda mitad, el equipo anotó a la salida de un córner, balón colgado al corazón del área y David López abría el marcador. Gol que ponía el broche a una temporada notable del mediocentro español. Restaban cuarenta para el final, el Dnipro avanzaría líneas y el Napoli volvía a nacer, habían espacios y con eso la máquina funcionaba y lo hizo. Con el paso del tiempo, empezaron a llegar las ocasiones. Gonzalo, Higuaín, Pipa, Pipita, no hubo hombre que asestara el golpe definitivo. No fue la noche de Gonzalo. Europa acompañada de la presión le miraban expectante y con ello fuera de tierras napolitanas todos recordaron el mal augurio por el que pasó el jugador argentino en Madrid en las competiciones europeas. Entraron Mertens y Gabbiadini, Benítez sabía de la importancia del segundo tanto para viajar a Ucrania.

 
Y ese tanto no llegó, quizás las fuerzas del estadio por conseguir el segundo tanto consiguieron que fuera en la otra portería. Mandan los clásicos, si en la noche de ayer, en un partido tan igualado, los pequeños genios detalles marcaron la diferencia, en este, fallando tanto el Napoli lo pagó. Y lo pagó de la peor manera posible, casi sin tiempo de reacción, en un centro lateral con dos jugadores en fuera de juego y el segundo ubicado en el segundo palo la empujó hacia dentro. Nadie quería hablar de ella y en efecto, así fue. Ese miedo que recorría en el cuerpo. Hoy el Napoli les quitó la vida, quizás no fue el equipo, entendiéndose que no se le puede culpar al equipo de un tanto en fuera de juego pero Europa puso el ojo, la presión llamó a la puerta e Higuaín pareció ser aquel jugador vestido de blanco en aquellas noches europeas bajo el cielo de Madrid.

El Sevilla con la reserva casi hecha en Varsovia, conocerá su oponente el próximo jueves en Ucrania en el Olímpico de Kiev. Para entonces, la sonrisa debe vencer al miedo a fallar y con ello el acierto de Gonzalo. En Nápoles, es argentino, llegó como un héroe y  nadie en la ciudad esta dispuesto a que le contradigan.

@PipeOlcina17 | 1995. Periodismo. Peor sería tener que trabajar, que decía en un cartel de la redacción del Times.

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