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Sergiño Dest, un diamante en bruto

Ser el primero en sacarse el carnet y heredar un coche de manera instantánea tiene una clara ventaja: todos quieren subirse al carro. Literal. Pasabas a tener una gran influencia en las tomas de decisiones, porque todos los nuevos planes de fin de semana que se podían hacer en cuatro ruedas dependían de ti. Eso te daba un poder intangible. Lo notabas más, incluso, cuando tu vehículo tenía que pasar por el mecánico y la cosa se alargaba más de la cuenta. Perdías un poco de ello. En el fútbol pasa un poco lo mismo. Bajarse o subirse al carro de un jugador es un hecho. No se miden aquellos factores que intervienen para que la responsabilidad no pertenezca al futbolista al 100%. Traducido a la popular opinión, en cuestión de semanas, un mismo futbolista puede estar hinchado de hype y ser el fichaje clave que ha logrado el equipo y pasar a tener un juicio de críticas que desmonta todo lo anterior y expone la duda sobre si ese jugador era tan bueno. Un debate típico en el universo balompédico.

A Sergiño Dest le ha pasado un poco de esto. Su carta de presentación era sinónimo de ilusión entre un barcelonismo abatido y con la necesidad de ver resarcir a su equipo. Joven, rápido, con dominio de las dos piernas, con vocación ofensiva, regate, creativo y de escuela neerlandesa. Idóneo en el encaje de un carril derecho en el que era menester agitarlo. Un diamante en bruto. Subirse a su carro era fácil. Más en una demarcación en la que el Barça ha echado tanto de menos a Dani Alves con una añoranza palpable. Ni Douglas, ni Montoya ni Aleix. En los últimos años, tampoco fue suficiente ni el sacrificio de Sergi Roberto, por adaptarse a una posición que no era la suya, ni las esperanzas en Semedo. La primera temporada de Sergiño ha tenido un poco de todo. Desde convivir con los altibajos comunes ante una idea de juego y un equipo en construcción, lidiar con un factor psicológico que sale a la luz a la mínima duda, sentir la presión de un escudo que justo ha empezado a lucir, vivir la doble vertiente de la caída en Europa pero sin final feliz, hasta coger carrerilla en una tendencia positiva sobre un sistema que le ha beneficiado para brillar y pegarse un festín de goles en el que puso su destacable y propia rubrica.

Sergiño Dest celebrando un gol en el partido de LaLiga frente a la Real Sociedad (Imago)

A Ronald no podemos negarle lo que es suyo. El Barça gusta y hace disfrutar, y eso son palabras mayores. De igual modo que generaba cierta desconfianza la imposibilidad de ser intervencionista para revertir un resultado en contra, los cambios tardíos e ir a la desesperada vaciando el centro del campo por efectivos ofensivos, suya es la patente de un sistema que, partiendo de una defensa de tres centrales, ha creado un engranaje donde las zonas del campo pasan a estar ocupadas de manera más óptima y mejora las virtudes de ciertos jugadores que encuentran un contexto favorable a sus condiciones. Sergiño convive con una altura que le proporciona el placer de un lateral que parece sentirse extremo. Cerca de la portería rival, donde su participación aumenta y puede ofrecer apoyo y provocar el objetivo desde sus distintos recursos. Donde potencia su creatividad y su efectividad. Si no tiene apoyos en corto para asociarse encuentra soluciones, sorprendiendo con sus enérgicas llegadas a línea de fondo para intentar lanzar centros precisos o bien orientándose hacia el carril central para crear ocasiones. Porque en un pleno caos que no le permita combinar, ofrece ese valor añadido, se desentiende de aquello que no fluye y encuentra la alternativa. 

Dest es un jugador en el que apostar, en el que creer y al que dejar crecer. Una fórmula simple para permitir su evolución y comprender su gran proyección de futuro. Como un diamante en bruto, que todavía no ha sido cortado ni procesado. La piedra preciosa se extrae de la mina, se selecciona y se talla para convertirse en joya. Un verdadero valor que reside desde su hallazgo y toma relevancia desde la paciencia de su desarrollo hasta su exhibición. Un trayecto necesario, que puede hacerse a cuatro ruedas sin perder la perspectiva y sin dejarse condicionar por las críticas de la charla del quiosco, del bar o de Twitter, que un día se suben al carro para irse de fin de semana a Anoeta y otro cambiarán de parecer cuando el mecánico alargue la estancia y apague el motor.

Imagen de cabecera: Imago

Editora en SpheraSports. Especialista en Scouting y análisis de juego por MBPSchool. Sport Social Media. Eventos Deportivos

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