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De Rossi, el gladiador de la Roma

Nada ni nadie en la AS Roma podrá
acercarse jamás a representar e igualar el legado que dejó Francesco Totti en
el club giallorossi. Totti lo es todo para los romanistas. Dios encarnado en
persona. Sin embargo, quien más cerca está y estará en el futuro de haber
honrado esta camiseta, de charlar prácticamente de tú a tú en el olimpo romano
con Totti, ese es Daniele De Rossi.

De repente, ya en el tramo final de
temporada, y sin indicios que levantaran la sospecha, De Rossi ha anunciado que
deja la Roma al término de esta campaña a los 35 años de edad, a punto de
cumplir 36 en el próximo mes de julio, porque la directiva ha decidido no
renovarle el contrato.

Aunque su etapa en el conjunto
italiano llegue a su fin, no colgará las botas, ya que continuará su
trayectoria futbolística en algún otro lugar. El partido en el Olímpico de Roma
entre el club giallorossi y el Parma a finales de mayo será la última vez que
el mediocentro italiano se enfundará la zamarra del equipo de la capital, del
club de su vida.

Tras 18 temporadas, 615 partidos y 63
goles, De Rossi pone punto y final a su historia de amor con la Roma. Un club
que, en un intervalo de tan solo dos años, ha visto como se iban sus dos
grandes capitanes, Totti en 2017 y De Rossi en 2019. Finaliza un capítulo que
ha durado prácticamente los últimos 30 años, todos aquellos que primero con
Totti, después cuando se añadió De Rossi y finalmente solo con el mediocentro
italiano, han visto ininterrumpidamente cómo vestían la casaca de la entidad.

Totti, Il Capitano, el jugador con
más partidos en la historia de la Roma (786). De Rossi, el segundo líder y el
gran capitán que heredó el brazalete cuando Totti se retiró, es el segundo
futbolista con más encuentros en el equipo de la capital italiana.

El futbolista de 35 años, desde su
debut con el primer equipo de la Roma en 2001 en un partido de liga de
Campeones frente al Anderlecht, ha encarnado los valores del hincha romanista
que sueña por jugar en el club de sus amores. Siempre siendo uno de los máximos
baluartes de la afición sobre el campo. “Durante estos 18 años, Daniele ha sido
el corazón de la Roma” ha comentado el presidente de la entidad, Jim Pallotta.

De Rossi desprende sentimiento
romanista por los cuatro costados. Natural de Ostia, o como lo definió en una
entrevista a Panenka en 2014 “el mar de Roma”, siempre ha confesado ser un tifosi
del conjunto italiano. Hincha de la Roma y con un odio futbolístico a la Lazio.
Un sentimiento tan intenso que cuando el conjunto giallorossi perdió la final
de la Copa frente a su eterno rival en 2013 “me encerré en mi casa. No es que
estuviera triste, estaba destruido, sentía que nunca lo superaría. Es algo que
aún me duele. Estas cosas no se olvidan nunca”.

Al fin y al cabo, como comentó en la
entrevista a la revista Panenka, “algunas veces puedes hacer una malísima
temporada siendo octavo, pero si la Lazio acaba décima, ya puedes respirar”. Hasta
tal punto llega el sentimiento tan interiorizado en el corazón de De Rossi.

A pesar de la tan longeva relación
del mediocentro italiano en el primer equipo de la Roma, tan solo ha
conquistado dos Copas en 2007 y 2008; y una Supercopa en 2007. Para De Rossi es
una espina clavada, tal y como ha explicado en la rueda de prensa anunciando su
punto y final en el club giallorossi. «Si tuviera una varita mágica,
pondría algunos trofeos más en el armario, pero nadie puede hacer eso”.

De Rossi concebía el fútbol como los
gladiadores que pugnaban en el Coliseo Romano. Luchar o morir. La entrega al
máximo no se negocia. La palabra rendición, cuando él estaba sobre el césped,
no entraba en el imaginario de la Roma.

Siempre con cara de malhumorado,
reacio a jugar bonito si no se gana, inspiraba a los demás solamente con su
presencia. Si veía que un compañero no se dejaba el alma por ‘su’ Roma, era
capaz de cogerle del pescuezo y enviarlo directo al banquillo. Porque los
futbolistas como De Rossi no entienden de taconazos innecesarios al balón, de
estar más pendiente del peinado que del juego o de colgar una ‘story’ en
Instagram justo después de acabar el partido.

A la pregunta de si De Rossi en el
futuro volverá a la Roma para ejercer algún cargo de representación del Club o
directivo ha dejado la puerta abierta. “Hay un gran amor entre Roma y yo y eso
continuará, de otra forma”. Pero en el plano más cercano, el futbolista natural
de Ostia no ha podido esconder al hincha romanista que lleva dentro. “No apostaría
en contra de que me vierais entrando a hurtadillas en el estadio o en un
partido fuera de casa en los próximos años, con un sándwich y una cerveza,
animando a mis amigos”.

Como los gladiadores exitosos de la
época del imperio romano, De Rossi se ha ganado su libertad. Un luchador como
él, después de 615 batallas con la zamarra giallorossi, tiene el derecho de poder
decidir cuándo dejar ‘su’ Roma. Sin embargo, su adiós precipitado al final de
la presente campaña no es decisión suya. La directiva no ha querido renovarle
el contrato, a pesar que él quería seguir.

La capital romana ya se prepara para
volver a encumbrar a una leyenda, a uno de los suyos, al capitán, a Daniele De
Rossi. 

Nací en Barcelona y vivo en esta ciudad. Soy estudiante de cuarto de periodismo en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). Me encantan los deportes, en especial el fútbol, que sigo tanto a nivel nacional como internacional. Por eso mi ambición es ser en el futuro periodista deportivo.

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