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Y al final Dembélé reemplazó a Costa

Moussa Dembélé ya es jugador del Atlético de Madrid. No es oficial, pero casi. Así lo anuncian todos los medios tanto de Francia como de España. Juninho Pernambucano, Director Deportivo del club de Lyon, ha llegado a admitir los contactos muy avanzados y el existente acuerdo del delantero con el Atlético. Simeone, que nunca habla de jugadores que no son suyos, confirmó en rueda de prensa que está prácticamente cerrado y que hablará más de él cuando vista de rojiblanco. Solo dos flecos separan al delantero de Madrid y ninguna parece poder echar atrás la operación: uno, el temporal que estos días asola la capital y que ha bloqueado los viajes por tierra y aire; dos, la espera del resultado de una prueba PCR para viajar. El Atlético firma a un jugador que no ha llegado a su mejor versión para lo que proyectaba, pero que ha metido goles allí donde ha ido. En un mal momento personal, relegado al banquillo al no entrar en los planes de Rudi García, Moussa Dembélé buscará en el Metropolitano los goles que le lleven a una convocatoria absoluta con Francia que aún se le resiste y de su nivel dependerá el descanso de un Luis Suárez que necesita dosificarse más de lo que le gustaría a un goleador de su nivel.

El delantero francés ha sido el elegido para sustituir a Diego Costa, un viaje que ya pudo hacer cuatro años atrás cuando, como delantero del Celtic de Glasgow, el Chelsea puso encima de la mesa 35 millones de libras en el último día del mercado invernal para hacerse con el francés. ¿El motivo? Costa era el único punta en el que Conte confiaba pero, para más problemática, la relación del técnico y el hispanobrasileño estaba enquistada y meses después se iba a romper definitivamente. El Celtic no aceptó vender al que era entonces su jugador diferencial y por el que parecía podría sacar algo más. Ahora, casi un lustro después, sí tendrá ese cometido con la camiseta colchonera.

Moussa Dembélé rompió el cascarón del panorama fútbol muy pronto. Formado en las categorías inferiores del PSG, apenas tenía 17 años cuando ya había debutado en Premier League con el Fulham, aunque fue en Championship, la segunda categoría del país, donde comenzó a sumar goles con continuidad. Su salida del equipo londinense rumbo al Celtic de Glasgow fue muy criticada por su compatriota Thierry Henry, acusando a los clubes del país de dejar escapar una perla por la que luego deberían pagar millonadas si quisieran recuperar. “Es un error gravísimo de los equipos de la Premier. Él jugaba en Inglaterra, en el Fulham. Ahora su precio son 40 millones y si lo quieres tú vas a tener que pagarlo”, decía el ex del Arsenal ante las noticias de que el Chelsea no se había podido hacer con sus servicios porque su etiqueta marcaba más de 35 millones.

Puede que deambular por equipos no catalogados como del máximo nivel y siendo jugador de un país con tantos futbolistas como Francia retrasase un debut con la absoluta que aún no le ha llegado, algo así como lo que le sucedió a Lacazette, el ariete que luego fue a sustituir en Lyon. “Es un buen jugador, marca goles, lo hace bien con la Sub21 y ya está la Federación de Francia buscándole sitio para subir con el equipo absoluto”, admitía en ese entonces Henry.

Pero tras ganarlo todo en Escocia, Dembélé decidió hacer las maletas para jugar en su país. Y no le fue nada mal en Lyon, hasta que esta nueva temporada Rudi García le ha condenado al ostracismo. El técnico francés ha decidido cambiar el sistema y darle importancia absoluta a Memphis Depay como falso nueve, lo que ha dejado a Dembélé en un plano totalmente secundario y un futbolista reserva revulsivo de segundas partes. Poco ha importado su buen bagaje goleador en Francia, donde en dos temporadas había sumado 43 goles y había repartido 13 asistencias, que esta campaña es carne de banquillo.

Así, en un año azuzado en lo económico por la pandemia, el Lyon se encuentra con un activo que se le está devaluando, mientras el Atlético necesita un delantero como el comer. Esto ha llevado a que los galos se quieran desprender del futbolista, que el propio jugador vea como una mejor opción luchar por un puesto en el Metropolitano que en Lyon y que el Atlético tenga un suplente de garantías y quién sabe si un relevo futuro de un Luis Suárez con el que no se sabe qué sucederá más allá de junio.

Dembélé es un delantero completo. Quizás no sea un sobresaliente en nada, pero es notabilísimo en todo. Fuerte en el plano físico, es buen jugador para jugar al espacio y correr, eso para lo que ya no está el uruguayo. Además, maneja buen remate dentro del área y no se desenvuelve mal en el remate de cabeza. Carece de buen juego de pies y no es muy destacado su nivel de asociación, aunque sí sabe ver si un compañero está en mejor disposición que él para marcar. Entre todas sus temporadas como profesional, promedia, entre goles y asistencias, cerca de 30 dianas por cada curso, contando incluso con esta misma temporada, donde su registro ha caído tras haber marcado un solo gol desde que arrancara el campeonato. También se pueden destacar sus buenas actuaciones ante el Manchester City y Barcelona en duelos de Champions League, para aquellos que argumentan que sus dianas solo tienen lugar en campeonatos menores.

Cierto es que Dembélé llega con el peor momento de forma desde que es profesional (de hecho, de lo contrario, sería impensable que el Atlético pudiera optar a su adquisición), como también que no es la tónica habitual de un futbolista que solo tiene 24 años y que lleva más de cinco metiendo goles allí donde ha ido. Con mucho poderío físico cuando está al 100%, necesita jugar y sentirse importante para mostrar su mejor versión. Y es ahí, quizás, donde reside la única duda en si triunfará o no en el Atleti. En que cuando ha tenido que ser un jugador revulsivo y no un hombre importante, cosa que solo ha sucedido esta campaña, no ha cuajado. Es una operación que puede ser vista con mayor optimismo como una gestión de futuro. Y es que es muy posible que Dembélé no acabe siendo importante este año pero sí siente un poso para un futuro en rojiblanco.

Para ejemplo, Carrasco, que no destacó en nada entre los meses de enero y marzo (cuando volvió al Atleti, lejos de forma y con varios compañeros por delante) y que tras el parón por la pandemia y la extensión de las competiciones hasta agosto se hizo con un sitio que hoy le deja como uno de los mejores jugadores de la plantilla. Si no hubiera existido pandemia, el belga no habría convencido y es posible que no hubiera sido firmado de manera permanente. Por todo el mundo es sabido que es complicado ganarse a Simeone de primeras y que, con el acierto goleador de Llorente y las actuaciones de Correa, no sería de extrañar que en los siguientes meses ambos fueran una alternativa a Suárez hasta que el francés aprenda los automatismos del equipo. La opción de compra, cercana a los 35 millones de euros, es opcional y no obligatoria, porque así lo quiere un límite salarial que se vería sobrepasado en el segundo caso. Tendrá muy poco tiempo (llega con un brazo roto) hasta junio para darle la vuelta a la situación y convencer al Atlético de que convierta su cesión en fichaje permanente con vistas a un posible reemplazo de Luis Suárez.

Imagen de cabecera: FRANCK FIFE/POOL/AFP via Getty Images

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