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Premier League

West Ham, las cajas ya están preparadas

ILIE OLEART / LA MEDIA INGLESA | 5 de enero de 2014. El West Ham se planta en City Ground para arrancar su participación en la FA Cup ante el Nottingham Forest de segunda división. Tras una desastrosa segunda parte, los Hammers acaban cayendo por 5-0. Tres días más tarde, el conjunto de Sam Allardyce se desplaza al Etihad para disputar la ida de las semifinales de la Copa de la Liga. En esta ocasión, el correctivo es todavía mayor: los Citizens se imponen por 6-0. Esas dos derrotas marcan el punto más bajo de la etapa de Big Sam al frente de los Hammers.

Cuatro victorias consecutivas en febrero permitieron al equipo londinense salvar la categoría sin suspense a pesar de un final de liga más que mediocre (8 derrotas en los últimos 11 partidos). Así las cosas, la continuidad de Allardyce quedó en suspense durante varias semanas.

En este punto conviene detenerse un instante. Ningún análisis deportivo del West Ham actual sería completo si pasara por alto la profunda transformación afrontará durante el próximo lustro con la mudanza al Estadio Olímpico de Londres. Los Hammers abandonarán el que ha sido su hogar desde 1904 en busca de la promesa de nuevos ingresos que coloquen al club entre los grandes del país. Pero hasta entonces, las cuentas del club se verán sometidas a una tensión superior a la habitual.

David Gold y David Sullivan, los dueños británicos del club desde 2010, meditaron relevar a Allardyce en el banquillo del West Ham pero no hallaron candidatos que les convencieran. Y una cosa sí tenían claro: fuera quien fuera el técnico, debía ofrecer las máximas garantías de arrancar la temporada 2016-17 en la Premier League. Estrenarse en el nuevo estadio en segunda división sería un duro revés deportivo pero, sobre todo, financiero.

Así que Gold y Sullivan decidieron darle un voto de confianza pero imponiendo una condición: el equipo debía ser más difícil de ganar pero, sobre todo, más fácil de ver. El juego directo y el recurso de buscar a Andy Carroll desde cualquier posición debían ceder su lugar a un estilo más asociativo, más en consonancia con las tendencias globales del fútbol. Allardyce aceptó el reto pero impuso también sus condiciones: para efectuar el cambio, necesitaba media docena de jugadores de primer nivel.

Dicho y hecho. En verano aterrizaron en Upton Park jugadores contrastados como Enner Valencia, Diafra Sakho, Mauro Zárate, Alex Song, Morgan Amalfitano, Carl Jenkinson, Cheikhou Kouyaté o Aaron Cresswell. Seis de ellos se encuentran entre los once jugadores que más minutos han disputado en liga (Cresswell, Kouyaté, Jenkinson, Valencia, Song y Sakho) gracias a su extraordinario rendimiento en su primera temporada en el club.

Al altísimo nivel de juego mostrado por los recién llegados, con Alex Song y Diafra Sakho a la cabeza, se ha sumado la recuperación o la consolidación de otros que ya estaban en el club. El español Adrián se ha erigido en uno de los mejores porteros de la liga, Stewart Downing ha vuelto a ser el incisivo extremo que fue en el Aston Villa; y Mark Noble y James Tomkins, dos futbolistas de la casa, están pidiendo a gritos que Roy Hodgson les convoque para la selección.

Considerando la competencia existente en la Premier League, clasificar para la Champions League es poco menos que una utopía para el West Ham, un club que se encuentra en la zona media de la tabla en lo que a gasto en sueldos se refiere. Sin embargo, el futuro se antoja prometedor: un estadio para 54.000 espectadores, un equipo consolidado en la Premier League, unos dueños británicos que comprenden la idiosincrasia del club y, tal vez, un entrenador que ha dejado atrás el fútbol del siglo XIX para abrazar las modernas tendencias de los albores del siglo XXI. Aunque todavía falta más de año y medio para la mudanza al Estadio Olímpico, las cajas de cartón parecen llenas y más que preparadas para el traslado.

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