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Foto: Getty Images

Conference League

'Voyeurismo'

Una persona normal sabe que llegó la primavera por las alergias, el terraceo o el uso de manga corta. Los esquizofrénicos lo notamos cuando empezamos a ver tandas de penaltis y tensión extrema en partidos televisados. Amamos la ruleta rusa del KO y el mata-mata es droga. Los jueves son los nuevos viernes y aunque muchos no presten la atención debida a ‘las dos hermanas feas’ de la Champions League, lo cierto es que son torneos que saben conjugar romanticismo, nostalgia, emoción y surrealismo de un modo fascinante.

Sin equipos españoles en cuartos de final de la Europa League y la Conference League, algún descamisado podría pensar que no hay alicientes. Fail. Haberlos haylos. Esto es como observar el trajín de la calle desde un balcón. Siempre hay algo en donde poner el foco. Reconozco que hay un punto de voyeurismo innegable en presenciar estos duelos futbolísticos a cara de perro, más aún cuando no hay una vinculación emocional directa en la pugna. Y digo directa, porque es ahí, en ese contexto de indiferencia, donde aparecen las motivaciones secundarias.

Me daría igual lo que haga Olympiacos, pero no puedo hacer otra cosa que desear que a José Luis Mendilibar le vaya bien. Su felicidad es la mía, es la nuestra. No debería importar lo que haga Atalanta, pero… cómo no te vas a alegrar por ver a Gasperini llevando a los bergamascos a una semifinal 36 años después. No hay nexo directo con Birmingham, pero imaginar a un histórico como el Aston Villa cantando el alirón europeo de la mano de Unai Emery es realmente tentador. ¿Brujas? Ferran Jutglà. ¿La Fiore? un equipo con un encanto especial que merece una gran alegría tras años de fango. ¿El Bayer Leverkusen? Xabi, Alejandro y Borja. ¿La Roma? Daniele De Rossi coqueteando con aullidos de gloria.

Las eliminatorias europeas son un poco como las relaciones amorosas. Sufridas cuando te va el corazón en ello, exasperantes por momentos y capaces de generar ansiedad, felicidad y frustración. Ahora bien, cuando eliminas el prisma de la bandera o la camiseta del cruce en cuestión, sale a la superficie lo que el fútbol siempre debió ser: puro placer y diversión.

Papá de Miranda. Orgulloso hijo de gallego y asturiana. Dejé 13 años como abogado por fundar y dirigir Sphera Sports, con lo que ello supone. Asumo las consecuencias. Hice 'mili' en Pisa y en Bristol. Me gustan las orcas, los países escandinavos y un gol en el 90'.

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