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Motociclismo

Un vaso colmado de lágrimas

No sé ni por dónde empezar a escribir esto. Quizás lo primero sea pedir perdón por utilizar estas líneas quincenales para un texto que irá en primera persona y que estará a caballo entre un desahogo personal y un grito de socorro.

No puedo más. No podemos más.

Lo escribo porque hemos pasado años conteniendo la respiración en demasiadas curvas, quitando la mirada de la televisión durante unos segundos, cruzando los dedos cada vez que se produce una caída en esos numerosísimos grupos en las categorías pequeñas y dando gracias al comprobar que, otra vez, todo había sido un enorme susto.

Y, de repente, 2021 nos está dando una hostia detrás de otra. En menos de cuatro meses han fallecido el suizo Jason Dupasquier (19 años) y los españoles Hugo Millán (14) y Dean Berta Viñales (15). Tres adolescentes en tres campeonatos de carácter internacional como MotoGP, FIM CEV y WorldSBK, lo que significa que corren en los circuitos con los estándares de seguridad más altos del mundo.

Tres chavales que estaban empezando a vivir que se han ido demasiado pronto, destrozando familias para siempre.

Vamos un poco más atrás. Solo un poco. Hace dos años falleció el indonesio Afridza Munandar (20) en la Asia Talent Cup. Hace tres, el español Andreas Pérez (14) en el FIM CEV.

Esto se está volviendo inaguantable.

El vaso de nuestras lágrimas se colmó hace tiempo porque ya no caen gotas, sino cataratas.

Personalmente, cada vez lo llevo peor. Cada vez que tengo que empezar una noticia utilizando el verbo fallecer junto al nombre de un joven piloto lo hago con el alma hecha pedazos, preguntándome si de verdad merece la pena todo esto y viendo cómo sobrevuela mi mente la idea de cambiar de deporte por otro menos cruel, al mismo tiempo que un interrogante se apodera durante días de mi cerebro hasta invadirme la psique.

¿En qué maldito momento las pérdidas de pilotos tan jóvenes pasaron de ser fatalidades concretas cada muchos años a convertirse en una macabra lista que parece no terminar?

No lo sé, pero esto debe parar. Hay que poner límites. No sé cuáles exactamente, pero algo hay que hacer. No pretendo señalar culpables, sino buscar soluciones.

No se puede prohibir a los adolescentes ir en moto, eso lo tengo claro. No es a lo que aspiro. Sé que no hay soluciones mágicas para evitar los atropellos (causa de las cinco tragedias mencionadas), pero esto se nos ha ido de las manos.

Y, aunque no sé en qué momento exacto aumentó esa peligrosidad, sí tengo bastante claro que una de las causas es la búsqueda de la mayor igualdad mecánica posible en las categorías de promoción, que son precisamente las que están llenas de adolescentes. La premisa es clara: dar a todos las mismas oportunidades para que los mejores destaquen.

Esa filosofía, básica en las copas monomarca como las Talent Cup, se ha extendido también a las categorías de Moto3 y Supersport 300, donde el reglamento se ha encargado de que la pluralidad de marcas no se traduzca en notorias desigualdades entre unas y otras.

Todo esto genera carreras igualadísimas, donde las diferencias no solo son mínimas, sino que además se ven enjugadas por los rebufos. Es ahí donde el peligro se dispara: se generan grupos tan grandes que caer en medio del mismo es verse jugando una terrible partida de ruleta rusa.

Esta igualdad mecánica no solo no consigue su objetivo de impartir justicia (porque permite a pilotos más lentos mantenerse delante gracias a los rebufos), sino que nos está cobrando un precio carísimo.

Un precio que ni queremos ni podemos ni debemos pagar. Necesitamos soluciones y las necesitamos ya.

Entiendo que limitar las parrillas es un comienzo, una forma de bajar la probabilidad de atropellos. No va a obrar milagros, pero sí puede salvar algunas vidas. Limitar las edades mínimas para según qué motos puede ser otra idea, entrando aquí el debate (que se escapa por completo del objeto de este texto) sobra a qué edad está realmente preparado un piloto para ser consciente de los riesgos que entraña la competición.

Entiendo también que la tecnología tiene que ayudar en esto, y que hasta que llegue el día (si llega) en que las protecciones de los pilotos puedan absorber impactos así, hay que intentar buscar otras soluciones. Insisto, yo no las tengo, pero sí he leído algunas que me han resultado interesantes de personas con profundos conocimientos sobre motos y carreras.

Para que al menos este desahogo sirva de algo, cierro contando tres de esas posibles soluciones para disminuir el riesgo de atropellos, lanzadas cual botella con mensaje al mar esperando que llegue a la orilla de quienes puedan estudiarlas y ponerlas en práctica.

  1. David Emmett propone algo tan sencillo como, a priori, efectivo: hacer motos más difíciles de pilotar en las categorías de desarrollo. Las Moto3 y las SSP300 son tan ‘fáciles’ (entiéndase el entrecomillado) que muchos pilotos llegan al mismo límite. Elevando la complejidad en su pilotaje se evitarían grupos tan inmensos.
  2. Simon Patterson apuntó en una dirección similar: hacer que estas motos sean más rápidas. Puede resultar contradictorio, pero aumentar ligeramente su potencia permitiría disminuir los rebufos, lo que de nuevo se traduciría en grupos menos numerosos.
  3. Wxatgp500 formula la interesante teoría de empeorar el neumático delantero y lo explica así: “Cuando el neumático delantero es muy bueno, el trasero empuja y empuja, y cuando no puede más, se produce el highside que puede acabar con moto y piloto en pista. Si el delantero es peor, cuando el trasero empuja mucho, el delantero resbala y envía moto y piloto fuera de pista”. Esto se traduciría en muchas menos caídas ‘hacia dentro de pista’, que a la postre son el origen de estos atropellos.

Seguro que hay más. Y seguro que quienes pueden ponerlas en práctica saben mucho más que yo de esto. Yo solo soy un punto en la inmensidad del mundo del motociclismo pidiendo socorro. Es todo lo que puedo hacer.

Imagen de cabecera: @WorldSBK

Burgos, 1987. Madrileño de adopción. Periodista deportivo 3.0. Motociclismo, por encima de cualquier piloto; y deporte, por encima de cualquier deportista o club. Licenciado en periodismo, aprendí en Eurosport. Ahora soy editor en motorpasionmoto.com y colaboro en Sphera Sports, Motorbike Magazine y Sport Motor motociclismo.

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