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Serie A

Un problema epicentral

Seguramente al señor Andrea Agnelli le hubiese dado absolutamente igual hace unos días con su hasta entonces inquebrantable proyecto exclusivista, únicamente superado en duración por la guerra anglo-zanzibariana, y esa preocupación por la cantidad de dinero que podría dejar de ganar su club que se ahorraba, pero sin la Superliga mediante la Juventus, y parece hasta mentira escribir algo así después de nueve temporadas de dominio absolutamente tiránico ganado en esta caso sí sul campo, vuelve a correr serio peligro de quedarse fuera de los cuatro puestos que, de momento, siguen dando acceso a la próxima Champions League en la Serie A.

En este sentido, hay un denominador común en las principales derrotas del equipo bianconero durante la presente temporada, esas que han marcado el inestable presente de Andrea Pirlo en el banquillo y que han definido la turbulenta campaña que está viviendo en su debut como entrenador: la presencia de la pareja formada por Adrien Rabiot y Rodrigo Bentancur. Un dúo que ha estado presente como titular en un centro del campo compartido en el Juve 0-2 Barça, en el Inter 2-0 Juve, en el Napoli 1-0 Juve, en el Porto 2-1 Juve y en el reciente Atalanta 1-0 Juve, es decir, en cinco de los siete partidos que la Juventus ha perdido durante esta campaña. Solamente se quedan fuera de la quema el accidente sufrido ante el Benevento (21 tiros por 7 del rival) y el 0-3 ante la Fiorentina (con uno menos desde el minuto 18). Muy sintomático.

No es que Arthur Melo haya mejorado mucho el panorama cada vez que ha participado, pero no son casuales estos datos. Al francés y al charrúa juntos les falta todo el ritmo, la visión de juego, la capacidad de giro, el talento para esconder la pelota y toda la creatividad del mundo a través del pase tanto para ayudar a atraer al rival y a encontrar progresiones prometedoras en fase de inicio, como para dar agilidad a la circulación de lado a lado y filtrar pases verticales hacia el área que provoquen ocasiones de gol cuando la Juventus es capaz de robar arriba tras llevar a cabo una buena presión alta o tras pérdida. Tanto es así que Pirlo ha tenido que inventarse a sus falsos laterales (Alex Sandro y en mayor medida Danilo) en posición de interiores, a Leonardo Bonucci directamente por delante de los otros dos centrales en modo playmaker más que nunca para conseguir las salidas de balón que pretendía, o a Juan Guillermo Cuadrado como el principal foco de desequilibrio y de creación en la parcela ancha.

A pesar de ser futbolistas muy seguros desde el pase, incluso hasta puede que demasiado conservadores, algunos números de Bentancur y especialmente de Rabiot, que se supone tiene que ser un jugador más líquido y el teórico interior mixto, son muy preocupantes, sobre todo teniendo en cuenta que el tercer elemento de la medular acostumbra a ser un Weston McKennie que se abre a un costado en fase defensiva y que tiene por misión descolgarse, pisar área y provocar arrastres con sus permanentes movimientos sin balón en ataque y que es, por lo tanto, una pieza totalmente ajena a la construcción ofensiva del juego desde la participación a través de la pelota en el circuito asociativo.

Bentancur sí se libra de la quema en cuanto al número de pases progresivos (es el 32º futbolista de la Serie A que más pases de este tipo da por 90’) pero sus datos en la distancia progresiva total (116º de la liga) indican que sus envíos suelen ser cortos, sencillos y sin riesgo. Un baremo aún peor en Rabiot, el 149º en la primera estadística y el 264º en cuanto a la cantidad de metros por 90’ que recorren sus pases hacia delante. Y sus estadísticas en apartados un poco más asibles y palpables como son el número de pases completados al área grande y el número de pases que preceden a un remate por parte de un compañero siguen esta misma alarmante línea: Bentancur realiza 0.79 pases al área por cada 90’ disputados (218º en Serie A) por los 0.93 de Rabiot (191º), mientras que en los pases clave el uruguayo sube hasta los 1.21 (141º) y el galo cae hasta unos paupérrimos 0.39 (el 347º mejor registro).

Entre su falta de adaptación a la idea con la que llegó Pirlo a los banquillos y el volantazo táctico a base de pragmatismo y una mayor propensión hacia las transiciones ofensivas comandadas por la agresividad individual de Federico Chiesa que ha dado el neófito técnico de Brescia cuando la clasificación para la Champions comenzó a tambalearse, parece que hace años de aquella Juventus que atraía para provocar espacios desde su pulida salida. O que directamente los explotaba con su contrapresión llegando al último tercio con hasta cinco o seis efectivos que poblaban el área llegando desde atrás, que no estaban fijos, que provocaban arrastres y hundimientos de la zaga y que buscaban o favorecían que otros atacasen el pase lateral desde línea de fondo con muchas opciones de conectar un remate de valor gol. La historia de lo que pudo ser y no fue y seguramente ya no vaya a poder ser.

La capacidad de Arthur, sin ser un mediocentro canónico, sobre todo para sacar al equipo y llevarlo junto a través del pase hasta campo rival, para fomentar cadenas de pases, para eludir presiones y para combinar ágilmente por abajo, a pesar de ser un centrocampista excesivamente horizontal en algunas ocasiones, son aptitudes de las que carecen en ese grado tanto Rabiot como Bentancur, por lo que la presencia de los dos a la vez sin un mediocentro organizador y tiralíneas (véase un Sergio Busquets, un Jorginho o un Manuel Locatelli con el que la Juventus cambiaría enormemente su potencial y reforzaría los conceptos que Pirlo quería introducir) no beneficia precisamente el pretendido y aparcado dinamismo ofensivo.

Las dudas de la Juventus durante la presente temporada no han estado tanto en los aspectos tácticos iniciales, en los conceptos que se pretendían desarrollar o en los métodos propuestos para llevar a cabo un cambio estilístico que era necesario pero que no podía ser inmediato de ninguna de las maneras, sino más bien la falta de algunos perfiles o nombres propios concretos que por lesiones o por su incomparecencia en la planificación deportiva del pasado verano. Unas ausencias o unas presencias, según se mire, que señalan más que ninguna otra a una posición determinada: el centro del campo. Un plan tan enfático, tan variable entre fase ofensiva y defensiva y tan ancho para generar muchas opciones de recepción o de remate en zonas interiores en el último tercio del campo como el que pretendía Pirlo se convierte en una traba en vez de en un trampolín hacia mejores resultados si no hay dinamismo, pases que superen líneas o el ritmo del balón es plomizo en su sala de máquinas. He aquí la principal incongruencia de la Juventus durante este curso y una de las razones más evidentes de sus ya comentadas derrotas con esta pareja a los mandos.

No mueven al equipo, básicamente, y los errores de Bentancur cuando tiene que participar de espaldas al juego en fase de salida de balón, la décima de segundo de más a la hora de soltar el cuero allí donde una pérdida es fatal, como sucedió en do Dragão, o la falta de pericia técnica y de lectura de Rabiot para desordenar un bloque defensivo bajo por parte del rival cuando tiene el balón controlado y los espacios se reducen a su mínima expresión son dos hechos manifiestos que han hecho que el socavón creativo y rítmico en la medular de la Juventus ni le permita basar su juego en la construcción desde atrás, ni tampoco vivir arriba de la forma más permanente posible porque, aunque el robo alto se produzca, luego hay que volver a construir, a mover al rival, a hacer circular el balón rápidamente de lado a lado para llevarlo nuevamente a una banda, que comience el despliegue de movimientos y arrastres y se sumen al área las diversas opciones de remate, como sí sucedió en algunos partidos al inicio de la temporada.

Sería injusto atribuir toda la culpa de la mediocre temporada de la Juventus a Bentancur y Rabiot, por descontado que no es así, pero su presencia conjunta en el epicentro del sistema de juego de Pirlo y de las intenciones iniciales de su pizarra no fomenta de ninguna de las maneras las sinergias del colectivo y tiene mucho que ver con el problemático funcionamiento de los bianconeri en los últimos meses. Un hecho que se ha sumado a la falta de alternativas de peso en esa zona y a la dificultad para implantar otros tipos de dibujos que harían sufrir mucho más al equipo en la transición defensiva, por la falta de un elemento extra en su primera línea, o que harían aún más arduo el hecho de recuperar el balón arriba, como ya se vio el año pasado con la pasividad de Cristiano Ronaldo o Paulo Dybala en la presión alta, y que de esta forma cediesen la iniciativa al rival en el primer tercio del campo o no protegiesen tan bien el carril central sin la pelota. Con un centro del campo de nivel Europa League, no sorprende que la propia Europa League sea ahora la mayor amenaza que se cierne sobre Pirlo y sobre el club turinés.

Imagen de cabecera: Imago

Sevilla. Periodista | #FVCG | Calcio en @SpheraSports | @ug_football | De portero melenudo, defensa leñero, trequartista de clase y delantero canchero

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