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Un chollo llamado Stefan
Solamente
estamos en febrero y el primer chollo del próximo verano ya está en la mesa de
todos los grandes clubes del continente. De todos sin excepción. Hace apenas un
mes, la renovación de Stefan de Vrij para ampliar su vínculo con una Lazio donde
ha pasado las cuatro últimas temporadas, parecía un hecho en la parte biancoceleste
de Roma, mientras que hoy la realidad es diametralmente distinta. El club,
a través del director deportivo Igli Tare, ya ha confirmado que retira
su propuesta y el propio jugador también ha confirmado que será agente libre a
partir del 30 de junio.
Stefan de Vrij es una
oportunidad de mercado prácticamente inmejorable para reforzar la parcela
defensiva de cualquier conjunto con grandes aspiraciones. Pero, ¿por qué? ¿Qué tiene el central neerlandés para
despertar el interés de todos más allá de su situación contractual? Una de las
primeras características es que el exfutbolista del Feyenoord ya ha
completado su periodo de maduración, es un futbolista hecho, que además tiene
en el conocimiento de sus limitaciones una de sus grandes virtudes, de la que
se desprende su templanza y su escasa propensión al error y a la
sobreexposición.
Más allá de la seguridad que
transmite en cada acción, las dos facetas en las que de Vrij destaca por encima
de la media son la orquestación de la salida de pelota y la extrema facilidad
para la intercepción del balón, gracias a sus dotes anticipativas, a su
tremenda lectura de las situaciones y a una sabia manera de imponer su
corpulencia carente de la mejor agilidad. Unas hechuras sin la elasticidad y la
potencia física de otros centrales de su corte, que le han obligado a enfatizar
su excelente destreza al corte de la maniobra o del pase del rival, en
detrimento de acciones puramente defensivas como los tackles, siendo uno
de los grandes centrales del panorama actual que menos va al suelo durante los
partidos.
Respecto al primer atributo
destacado, la salida de pelota de Stefan de Vrij está muy marcada por el
sistema de tres centrales que está acostumbrado a liderar desde que Louis
van Gaal le diese tales galones en el Mundial de 2014. SI bien es
cierto que entonces lo hacía desde la posición de central derecho y que con
Pioli en la Lazio ocupaba la misma demarcación, pero en línea de cuatro
efectivos, la grave lesión del cartílago de su rodilla izquierda le restó
capacidad de giro y explosividad y desde su regreso casi un año después, no ha
dejado de ejercer de hombre libre y de líder absoluto en el centro de la zaga
de tres centrales impuesta por Simone Inzaghi.
La capacidad del neerlandés
para la distribución y la elección del primer pase es impoluta, incluso
cuando se anima a superar líneas de forma vertical con envíos rasos o cuando
hace gala de su óptimo pie derecho para los balones largos, una manera más
directa de iniciar y de defenderse a través del cuero que la Lazio de Inzaghi
ha venido utilizando mucho con un fenómeno técnico como Sergej
Milinkovic-Savic como receptor preponderante de ese tipo de pelotas
surgidas en su mayoría de la bota derecha de Stefan de Vrij.
Además de ejecutor certero y
puntual, de iniciador de facto cuando el regista está tapado, De Vrij es
el encargado de atraer marcas en primera instancia y se ha convertido en un
especialista en la generación de ventajas constantes en fase de salida. Y,
por si fuera poco, también fija, a través
de un tipo de pase más directo o más asociativo, la manera en la que su equipo
inicia, se ordena y sitúa su bloque, pese a que no es un central de una fluidez
natural impactante, ni que guste en absoluto de defender con muchos
metros a su espalda debido a su baja velocidad y capacidad reactiva.
Es por ello que de Vrij
necesita a su alrededor un sistema de ayudas definido, sentirse arropado
con dos centrales correctores a su lado que hagan valer sus condiciones físicas
para las coberturas y para barrer el área, tareas que, a pesar de su estatura y
de sus positivas dotes aéreas en fase ofensiva, el todavía jugador laziale no
ejecuta con especial destreza. Una estructura, con el internacional oranje como
capataz, que ha permitido a la Lazio ser un equipo muy largo, con un bloque
defensivo generalmente bajo, que ha supuesto una zona de confort ideal para sus
centrales, gracias al desgaste de carrileros e interiores y que casi siempre
permite a de Vrij situarse cerca de su marcador para imponer sus aptitudes en
el cuerpo a cuerpo y en el achique y la anticipación en distancias cortas.
El neerlandés establece sus
aptitudes en una forma de defender sobria y proactiva, basada en la pelota y en
la concentración. Sus virtudes, como hemos comentado, son ideales para
equipos que deseen ostentar el mando de los partidos, que quieran ejecutar una
salida desde atrás tan diferencial como sólida, asentada, segura y variada. Sin
embargo, sus carencias pueden ser contraproducentes para conjuntos que quieran
elevar mucho su altura defensiva y controlar su espalda a través de conceptos
como la velocidad de reacción, la corrección colaborativa, la potencia física o
el dinamismo táctico a nivel defensivo dentro de un mismo partido. Es por ello
que elegir con acierto su destino a nivel táctico parece esencial para que
podamos seguir viendo a un de Vrij tan decisivo y sobresaliente en su
rendimiento como el que se ha visto en la Lazio en las dos últimas temporadas.
Por escasez de posibilidades no va a ser. De lo que no hay duda es de que, si
lo encuentra, de Vrij está preparado para dar el salto a la gran élite del
continente y rendir en ella al mismo elevado nivel.
Solamente
estamos en febrero y el primer chollo del próximo verano ya está en la mesa de
todos los grandes clubes del continente. De todos sin excepción. Hace apenas un
mes, la renovación de Stefan de Vrij para ampliar su vínculo con una Lazio donde
ha pasado las cuatro últimas temporadas, parecía un hecho en la parte biancoceleste
de Roma, mientras que hoy la realidad es diametralmente distinta. El club,
a través del director deportivo Igli Tare, ya ha confirmado que retira
su propuesta y el propio jugador también ha confirmado que será agente libre a
partir del 30 de junio.
Stefan de Vrij es una
oportunidad de mercado prácticamente inmejorable para reforzar la parcela
defensiva de cualquier conjunto con grandes aspiraciones. Pero, ¿por qué? ¿Qué tiene el central neerlandés para
despertar el interés de todos más allá de su situación contractual? Una de las
primeras características es que el exfutbolista del Feyenoord ya ha
completado su periodo de maduración, es un futbolista hecho, que además tiene
en el conocimiento de sus limitaciones una de sus grandes virtudes, de la que
se desprende su templanza y su escasa propensión al error y a la
sobreexposición.
Más allá de la seguridad que
transmite en cada acción, las dos facetas en las que de Vrij destaca por encima
de la media son la orquestación de la salida de pelota y la extrema facilidad
para la intercepción del balón, gracias a sus dotes anticipativas, a su
tremenda lectura de las situaciones y a una sabia manera de imponer su
corpulencia carente de la mejor agilidad. Unas hechuras sin la elasticidad y la
potencia física de otros centrales de su corte, que le han obligado a enfatizar
su excelente destreza al corte de la maniobra o del pase del rival, en
detrimento de acciones puramente defensivas como los tackles, siendo uno
de los grandes centrales del panorama actual que menos va al suelo durante los
partidos.
Respecto al primer atributo
destacado, la salida de pelota de Stefan de Vrij está muy marcada por el
sistema de tres centrales que está acostumbrado a liderar desde que Louis
van Gaal le diese tales galones en el Mundial de 2014. SI bien es
cierto que entonces lo hacía desde la posición de central derecho y que con
Pioli en la Lazio ocupaba la misma demarcación, pero en línea de cuatro
efectivos, la grave lesión del cartílago de su rodilla izquierda le restó
capacidad de giro y explosividad y desde su regreso casi un año después, no ha
dejado de ejercer de hombre libre y de líder absoluto en el centro de la zaga
de tres centrales impuesta por Simone Inzaghi.
La capacidad del neerlandés
para la distribución y la elección del primer pase es impoluta, incluso
cuando se anima a superar líneas de forma vertical con envíos rasos o cuando
hace gala de su óptimo pie derecho para los balones largos, una manera más
directa de iniciar y de defenderse a través del cuero que la Lazio de Inzaghi
ha venido utilizando mucho con un fenómeno técnico como Sergej
Milinkovic-Savic como receptor preponderante de ese tipo de pelotas
surgidas en su mayoría de la bota derecha de Stefan de Vrij.
Además de ejecutor certero y
puntual, de iniciador de facto cuando el regista está tapado, De Vrij es
el encargado de atraer marcas en primera instancia y se ha convertido en un
especialista en la generación de ventajas constantes en fase de salida. Y,
por si fuera poco, también fija, a través
de un tipo de pase más directo o más asociativo, la manera en la que su equipo
inicia, se ordena y sitúa su bloque, pese a que no es un central de una fluidez
natural impactante, ni que guste en absoluto de defender con muchos
metros a su espalda debido a su baja velocidad y capacidad reactiva.
Es por ello que de Vrij
necesita a su alrededor un sistema de ayudas definido, sentirse arropado
con dos centrales correctores a su lado que hagan valer sus condiciones físicas
para las coberturas y para barrer el área, tareas que, a pesar de su estatura y
de sus positivas dotes aéreas en fase ofensiva, el todavía jugador laziale no
ejecuta con especial destreza. Una estructura, con el internacional oranje como
capataz, que ha permitido a la Lazio ser un equipo muy largo, con un bloque
defensivo generalmente bajo, que ha supuesto una zona de confort ideal para sus
centrales, gracias al desgaste de carrileros e interiores y que casi siempre
permite a de Vrij situarse cerca de su marcador para imponer sus aptitudes en
el cuerpo a cuerpo y en el achique y la anticipación en distancias cortas.
El neerlandés establece sus
aptitudes en una forma de defender sobria y proactiva, basada en la pelota y en
la concentración. Sus virtudes, como hemos comentado, son ideales para
equipos que deseen ostentar el mando de los partidos, que quieran ejecutar una
salida desde atrás tan diferencial como sólida, asentada, segura y variada. Sin
embargo, sus carencias pueden ser contraproducentes para conjuntos que quieran
elevar mucho su altura defensiva y controlar su espalda a través de conceptos
como la velocidad de reacción, la corrección colaborativa, la potencia física o
el dinamismo táctico a nivel defensivo dentro de un mismo partido. Es por ello
que elegir con acierto su destino a nivel táctico parece esencial para que
podamos seguir viendo a un de Vrij tan decisivo y sobresaliente en su
rendimiento como el que se ha visto en la Lazio en las dos últimas temporadas.
Por escasez de posibilidades no va a ser. De lo que no hay duda es de que, si
lo encuentra, de Vrij está preparado para dar el salto a la gran élite del
continente y rendir en ella al mismo elevado nivel.
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