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Transfusiones, drogas y prostitución, la vida de Thomas Dekker

Transfusiones de sangre, drogas y prostitutas formaban parte del día a día en la carrera deportiva del ex ciclista Thomas Dekker y del equipo Rabobank, según reveló el holandés en su autobiografía.

«El doping estaba por todas partes, en nuestro equipo, en otros equipos. Cortisona, bolsas de sangre, pastillas para dormir. Si uno está rodeado constantemente del absurdo, piensa que es normal», escribió el ex corredor en el libro titulado «Thomas Dekker, mi lucha«.

El holandés cuenta cómo los médicos del equipo ofrecían a los corredores todas las mañanas sobre las 06:00 inyecciones de agua para rebajar los parámetros de hematocrito elevados por las dosis de EPO y no llamar la atención en los controles antidoping.

Dekker, que se retiró del profesionalismo en 2015, hace en su libro una especie de pintura costumbrista del ciclismo entre 2007 y 2014.

«Tomábamos cortisona todos los días. No sé realmente para qué o contra qué. Pero en las carreras podías mantener mayores esfuerzos. Para eso teníamos permisos excepcionales», explicó Dekker, que en 2010 tuvo que cumplir una sanción por dopaje.

Polémica biografía de Thomas Dekker | Getty

Polémica biografía de Thomas Dekker | Getty

Las autorizaciones, llamadas excepciones de uso terapéutico, se encuentran en el ojo de la polémica desde hace meses y forman parte principal de las acusaciones contra el ganador del Tour de France de 2012, Bradley Wiggins, y su equipo Sky.

Dekker asegura que su compañero de habitación Michael Boogerd le dijo que durante el Tour de 2007 se inyectó EPO, una sustancia que eleva los glóbulos rojos en la sangre, ocho veces durante la carrera.

El ex ciclista contó también cómo junto con Boogerd contrató los servicios de prostitutas del este de Europa a través de Internet antes del comienzo del Tour 2007 en Londres.

«Nos quedamos un poco decepcionados. Eran mucho menos guapas que en las fotos en la web», escribió el autor.

El Tour de aquel año terminó, no obstante, en un gran escándalo para el Rabobank. Su líder, Michael Rasmussen, tuvo que abandonar la carrera cuando vestía el maillot amarillo al descubrirse que había mentido sobre su paradero durante la preparación de la prueba para despistar a los controladores.

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