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Ciclismo

Tour, mucho miedo y ningún susto

El pavés de esta edición del Tour de Francia perdió las dos mejores cualidades que le pueden hacer decisivo de cara a la lucha por la clasificación general: la dureza y la sorpresa. El adoquín recorrido durante la 4ª etapa poco tuvo que ver con el que los ciclistas superaron con enormes dificultades hace justo un año; y su presencia por segunda vez consecutiva provocó que los grandes favoritos estuvieran perfectamente preparados para una circunstancia que ya se había mostrado decisiva.

De los más de dos minutos y medio con los que Vincenzo Nibali, arropado a la perfección por el sorprendente rendimiento de sus compañeros de equipo, superó a Contador y el resto de rivales -Froome ya se había caído y abandonado antes- sobre las piedras camino de Arenberg, se ha pasado a cero. Es decir, todos los grandes favoritos -y la mayoría de los outsiders– llegaron en el grupo delantero de una treintena que sucedió al triunfo en solitario y liderato de Tony Martin.

Vincenzo Nibali, Chris Froome, Alberto Contador y Nairo Quintana, pero también Van Garderen, Valverde, Joaquím Rodríguez, Urán, Bardet, Barguil, Peraud y Talansky. Solo perdieron tiempo el portugués Rui Costa, todavía convalenciente de las heridas de las caídas del día anterior, Thibaut Pinot -a causa de varios pinchazos- y Dan Martin, por una caída antes de los tramos de adoquín. El pavés, por tanto, no decidió absolutamente nada como en cambio sí hicieron en los días anteriores el viento, el llano y los muros. Había tanto miedo ante esta etapa que al final nadie se dio ningún susto.

 

La ligera lluvia no puso dureza a unos adoquines en muy buen estado que permitieron lucirse una vez más a Nibali, que constantemente se situaba en cabeza, intentando sin éxito acelerar el ritmo por delante de los grandes especialistas, los grandes ausentes de la etapa. Chris Froome realizó una gran demostración de poderío físico -pese a su siempre discutible técnica sobre la bicicleta que le costó un par de sustos- situándose siempre a su altura, mientras Contador y Quintana se limitaron, con evidente éxito, a sobrevivir.

De este modo, con toda probabilidad este Tour de Francia se decidirá en la montaña que, tras el Muro de Bretaña se acumulará en los Pirineos y en las Alpes. El duelo a cuatro entre Froome-Contador-Nibali y Quintana, con ventaja momentánea para el inglés, está servido cuesta arriba. Será quizás cuando probablemente se eche de menos la presencia de más kilómetros contrarreloj, que excepción hecha de la crono por equipos y el prólogo, habría convertido la decisión del maillot amarillo en una resolución más completa.

Madrid, 1993. Oscense de adopción. Editor en @SpheraSports. Combino Calcio y ciclismo con todas las consecuencias.

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