Próposito de año nuevo, descubrir a los activos más codiciados de categoría plata. Abrir públicamente sus expedientes clasificados y exponerlos a los cazarecompensas.
Capturar a Borja Sánchez no va a ser sencillo. Usa disfraces de todo tipo para hacer creer que no está cuando está y viceversa. La piel de 10 le viene bien a ratos, pues se viste de 7, 8 y 11 cuando le place. Su estatura es puro camuflaje. Pata larga de cisne y agarre de gato. Pausa en la previa y electricidad en la cima. Latino cuando suena Vivaldi y soviético cuando se baila Maluma.
He dedicado los últimos años de mi carrera al espionaje para entender su modus operandi. Cuando sus compañeros tienen el balón busca la manera de que sus presas merodeen cerca de su referencia. Se convierte en señuelo a voluntad para que más de uno se preocupe de sus coordenadas. La técnica de Hamelin de siempre. Silva, se la dan y ya tiene a los rivales en fila. Porque así los quiere él, uno tras otro para que después del primer control ya se hayan multiplicado las opciones.
Aquí aparece la técnica. Suele ser el primer control primoroso, aún a pesar de las minas que a veces le colocan en el Tartiere. Ahí decide entre el pase o la hazaña. Si los de arriba andan de cañas suelta cerca. Si los de atrás tienen el día opta por ellos. Pero hay dos movimientos de varita que definen su poder.
Uno se explica cuando le brillan los ojos a Sangalli o a Viti. La pócima utilizada es la de un toque mortífero que rompe dos líneas y deja al alfil contrario salivando ante una guarida llena de caramelos.
El otro empieza cabalgando a lomos de un caballo de crines negras. Tras perfilar el camino en el primer control desencadena un galope elegante y silencioso, casi sin marcar huella en el terreno. Se escama y empieza a serpentear en los últimos metros del trayecto. Sesea, pica y suele ser mortal.
Forajido inconformista y genial, no aparece cada día. Elige los momentos en función del cuajo de la luna. Nunca menguante.
Imagen de cabecera: Twitter oficial del Real Oviedo
