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Bundesliga

Sufrir, resetear y creer

Que importante es creer que algo puede ser posible y conseguirlo. El Mainz 05 era uno de los clubes que había empezado la temporada de manera muy negativa y las sensaciones lo colocaban como favorito al descenso, junto a un negado Schalke 04 y un irregular FC Köln. Además, contaban con una de las plantillas con el valor más bajo de la liga, solo por encima de Union Berlin y Arminia Bielefeld, lo que suponía un hándicap más en contra para ellos. Y la temporada no pudo empezar peor. Ya de por sí la decisión de mantener a Beierlorzer en el cargo había sido como premio por haber cumplido expediente y conseguir la permanencia. Pero no funcionó. Beierlorzer y Wagner fueron los primeros de la liga en caer, dando un claro ejemplo del rumbo negativo que iban a coger tanto Mainz 05 como Schalke 04. Y así fue hasta el día en el que se enfrentaron. Llegaría en la séptima jornada, arrancando el mes de noviembre, con Jan-Moritz Lichte y Manuel Baum en los banquillos. Hasta ese día, el casillero de puntos del Mainz estaba a cero y el de los mineros contaba con dos empates. Rendimiento lógico para un club con plantilla muy pobre y otro con una situación institucional catastrófica. Aquella jornada hubo tablas, no ganó ninguno. 

El tiempo pasaba y la situación no mejoraba para el Mainz, que cerró el 2020 en penúltima posición, con solo una victoria y tres empates en trece encuentros. Un balance muy pobre, más adecuado para un equipo destinado a caer a 2.Bundesliga. Pero no eran el peor equipo, porque estaba el Schalke 04. Con el año nuevo, el club sufrió un cambio radical con gente de la casa. Christian Heidel regresaba al club tras su paso, precisamente, por el conjunto minero. Él fue el gran artífice de la construcción del nuevo estadio y, además, quien dio la oportunidad en el banquillo a los actuales técnicos de Liverpool y Chelsea, Jürgen Klopp y Thomas Tuchel. Heidel regresaba a su club como miembro del Consejo, pero no vendría solo. Aterrizó con Martin Schmidt de la mano. El suizo había dirigido al Mainz durante siete años, entre el filial y el primer equipo. Llegaron a clasificarse para la Europa League. En enero volvió, tras su paso por Wolfsburg y Augsburg, pero no para sentarse en el banquillo, sino para ejercer de Director Deportivo. 

Faltaba así la última pieza, la del entrenador. La reestructuración debía ser perfecta y no podían escoger a cualquiera para el puesto. Lo eligieron a él, Bo Svensson. El danés pasó siete temporadas como jugador en el Mainz y, tras retirarse, se convirtió en ayudante de Martin Schmidt en el banquillo. Luego se estrenó como técnico principal en la cantera, pero tuvo que marchar al sitio de moda. Svensson, como muchos otros técnicos, fue acogido por la factoría Red Bull y se hizo cargo del banquillo del filial del Salzburg, el FC Liefering, que andaba líder de la Segunda División en el momento del reclamo de su ex equipo. Había que despertar, la permanencia estaba en juego.

La cosa se complicó cuando a finales de enero, el ‘hombre gol’ del equipo se bajó del barco. Jean-Philippe Mateta dejaba el equipo para marcharse cedido al Crystal Palace, a la Premier League, donde su protagonismo está siendo más bien nulo, porque cuenta con pocos minutos. Ya sin Mateta y al cuarto partido de Svensson en el banquillo, comenzó a activarse la ilusión y hacerse posible el milagro. El RB Leipzig visitaba la ciudad y se puso por delante en el marcador hasta en dos ocasiones. Sin embargo, un doblete de Moussa Niakhaté igualaba el partido y el luxemburgués Leandro Barreiro cerró la victoria para el Mainz ante uno de los cocos de la competición. En aquel momento fue sorpresa, pero un par de jornadas atrás venían de empatar en el campo del Borussia Dortmund, otro equipo importante al que Svensson y los suyos le quitaron puntos.

Ahí empezó lo bueno. Desde aquella victoria ante el RB Leipzig solo han caído en dos partidos, frente a Stuttgart y Augsburg. Para entender mejor la racha hay que decir que han sumado más victorias en estos últimos tres meses, que en todo el 2020. Y aún queda la recta final, la de la confirmación. Que en estos meses han pescado en el río revuelto de Mönchengladbach; empataron un partido en el BayArena de Leverkusen que, en el 88′, iba con 2-0 a favor de los locales; también le dieron la vuelta a un duelo directo ante el FC Köln que perdían 2-1 y del que se llevaron la victoria por 2-3. Las buenas sensaciones florecían, los resultados llegaban y la tranquilidad anhelada la ven cada vez más cerca. Incluso, de manera algo irreverente, se permitieron el lujo de repetir los dos goles de ventaja al descanso frente al Bayern, como en la primera vuelta. A diferencia de aquel primer partido del 2021, el previo a la llegada de Svensson y compañía, en vez de deshinchar el globo y caer goleados como en la ida, supieron aguantar y se llevaron la victoria, por 2-1, fastidiando a los bávaros su primer match-ball por el noveno título de Bundesliga consecutivo.

Quedan pocos partidos para cerrar esta atípica temporada y en el Mainz 05 tienen motivos de sobra para celebrar, aunque no haya nada cerrado aún. Solo queda por decidir una plaza de descenso y la de Relegation y, a estas alturas, clubes como FC Köln, Arminia Bielefeld, Hertha BSC, Augsburg y Werder Bremen tienen opciones más claras de bajar que ellos, bien sea por rachas o sensaciones negativas. Aunque las matemáticas digan lo contrario, Heidel, Schmidt y Svensson han cumplido con creces su objetivo, el de mantener a un club como el suyo en la máxima categoría y, así, poder seguir dando pasos. Tal vez puedan volver a reencontrarse en competición europea con Klopp y Tuchel, aunque ya eso es más complicado. Ellos tienen claro que el club no debe tambalearse, que hay que recuperar la estabilidad que habían perdido y, desde ahí, dar pasos hacia delante, creciendo. Que lo único que se vea hacia atrás sea el pasado y no el progreso.


Imagen de cabecera: ImagoImages

Puerto de la Cruz (Tenerife), 1983. Bloguero en fase de evolución. Amante del fútbol global, blanquiazul de corazón y rossonero por aficción a este señor deporte. Conocido en el mundillo como "Humilde Aficionado". El balón, nuestro mejor amigo.

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