El pasado fin de semana se produjo un hecho único en la historia del fútbol español. Se dio en Ipurúa y el protagonista fue el Sevilla de Sampaoli, que se convirtió en el primer equipo en alinear de inicio a once jugadores extranjeros, ni uno nacido en España.
Lo ocurrido en el Eibar – Sevilla de la cuarta jornada de La Liga podrá ser o no criticado, pero, sin duda, es una evidencia de la evolución del fútbol en los últimos años. A día de hoy resulta hasta extraño no ver a más de dos o tres jugadores extranjeros en cada once de cualquier equipo de Primera División. Es por ello que en la misma jornada de Liga resultó hasta curioso ver a un Osasuna con once españoles sobre el terreno de juego cuando, en el minuto 53, Jaime Romero entró sustituyendo al francés Rivière.