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Segundas oportunidades

Años atrás, tener un final de temporada plácido no parecía un objetivo demasiado motivador para todo un Valencia CF. El conjunto ché, habituado a permanecer en la zona alta de la tabla la mayor parte del campeonato, solía batallar por objetivos más ambiciosos. Y es que entre las campañas 2013/14 y 2018/19 el equipo finalizó siempre la Primera Iberdrola entre las ocho primeras posiciones. Pero no hay nada como tener un año terrorífico para empezar a valorar otro tipo de logros. No cabe duda, un año en el que las cosas no salen y en el que el infierno del descenso acecha, sirve para que lo que antes no era nada del otro mundo ahora sea un auténtico tesoro.

Si no hay una debacle de última hora el Valencia de Jose Bargues pasará las últimas seis jornadas de liga en una tranquila y sosegada zona media de la clasificación. Algo que años atrás hubiera sido motivo de crítica por parte de los aficionados valencianistas, ahora tiene un valor incalculable. Porque todavía algunos de ellos tienen pesadillas con lo acontecido la temporada pasada, donde el equipo sufría semana a semana encadenando resultados negativos y sembrando dudas acerca de su permanencia en la máxima categoría. La prueba de ello es que en el momento en que la covid-19 cambió nuestras vidas el Valencia era penúltimo. Y está claro que nadie sabe lo que hubiera sucedido si finalmente la Primera Iberdrola se hubiera podido finalizar, pero al darse por acabada la competición sin descensos los suspiros de alivio fueron más que generalizados en Paterna.

Rara vez la vida nos brinda una segunda oportunidad. Por lo general, si tomamos un camino equivocado o algo no sale como imaginábamos, puede que no tengamos la opción de enmendar nuestros errores. Pero en este caso el destino decidió ofrecer una nueva tentativa a un equipo que ha tenido claro desde un primer momento que debía aprovecharla. Para que así fuera, el pasado verano se trabajó duro desde la dirección deportiva valencianista. El objetivo era claro; renovar la plantilla con futbolistas jóvenes y talentosas que fueran capaces de devolver al Valencia al lugar que le corresponde. Y ya podemos afirmar sin miedo a equivocarnos que se está consiguiendo.

Se rastreó minuciosamente el mercado, en busca de jugadoras desequilibrantes que marcaran la diferencia, pero sobre todo se miró de puertas para adentro. Cuando se quieren cambiar demasiadas piezas resulta impensable conseguirlas todas a golpe de talonario. Y más cuando en la plantilla ya tienes futbolistas de la casa con juventud, descaro y compromiso. Bajo palos tenemos un claro ejemplo. Enith Salón, con apenas 19 años, se ha convertido en una de las guardametas más prometedoras del fútbol español. La inexperiencia, aspecto que evoluciona rápidamente hacia la inseguridad, podría haber hecho acto de presencia en su rendimiento, pero lejos de ello la portera nacida en Moncada ha demostrado una sobriedad digna de una veterana, encadenando actuaciones brillantes a lo largo de la temporada.

Enith Salón, guardameta del Valencia CF – Twitter Oficial @VCF_Femenino

Si la juventud bajo palos ha resultado un éxito, lo mismo podemos aplicar en la línea defensiva. A un seguro de vida como es Berta Pujadas le acompañan dos complementos de lujo con los que se entiende a la perfección. Cristina Cubedo y María Jiménez, con 21 y 20 años respectivamente, han disfrutado de la confianza de Bargues desde el primer momento. Y ambas, potentes en el juego aéreo y pulidas en la salida del balón, están respondiendo con un magnífico rendimiento.

En la medular seguimos encontrando más precocidad, personificada concretamente en dos centrocampistas que se han estrenado esta temporada con la camiseta del Valencia. Anna Torrodà (21 años), fichada del RCD Espanyol en el mercado estival, es ahora mismo la jugadora con más minutos disputados de toda la plantilla valencianista esta temporada. Un dato esclarecedor que nos demuestra su importancia en el esquema de Jose Bargues. Y Candela Andújar (21 años también), llegó cedida por el FC Barcelona para foguearse y poder crecer. Y vaya si lo está haciendo. A día de hoy es la segunda máxima artillera del equipo con 8 tantos y la tercera máxima asistente con 4 pases de gol.

Y arriba tampoco hay falta de juventud. La menuda Asun Martínez ya tuvo presencia la temporada pasada, pero la campaña 2020/21 será recordada como la de su consagración. Con tan solo 19 años suele ocupar uno de los extremos en el tridente atacante del Valencia, y a base de velocidad y desborde se ha convertido en una habitual en los onces. Algo similar sucede con Julia Aguado, futbolista que esta temporada todavía ha ido alternando presencias entre el filial y el primer equipo. Atacante más física y corpulenta que su compañera, también con facilidad para jugar en banda, y con un futuro más que prometedor dado que solo cuenta con 21 años.

Hay que decir también que la combinación entre juventud y veteranía siempre suele ser sinónimo de éxito. Por lo que el pasado verano la dirección deportiva del conjunto ché salió en busca de una delantera experimentada, un nombre con el que suplir la marcha de una Mari Paz Vilas que había dejado huella en el valencianismo. La holandesa Ellen Jansen fue la elegida para subsanar una falta de gol que se había hecho evidente el curso anterior. Su rendimiento en el Ajax avalaba su fichaje y ya en su primer año en el Antonio Puchades ha demostrado ser una “killer” en toda regla. A día de hoy, sus 10 goles la sitúan como máxima goleadora del Valencia esta temporada.

Ellen Jansen durante el encuentro contra el Sevilla – ImagoImages

Hablamos pues de un equipo que está sorprendiendo por su presente y al que le pueden esperar grandes cosas en el futuro. Con 16 futbolistas en el primer equipo menores de 24 años el objetivo principal para este próximo verano debe ser conservar el bloque, lograr que estas jóvenes jugadoras sigan vistiendo la camiseta blanquinegra en las próximas temporadas, algo que no será sencillo porque las ofertas llegarán a Paterna. La juventud y el talento son el objetivo de cualquier director deportivo.

Como decía antes, no suele ser habitual disponer de una segunda oportunidad para enmendar los errores del pasado. Pero a veces, los caprichos del destino nos permiten optar a ello. La llegada de la covid-19 salvó al Valencia de un final de liga cuanto menos angustioso, que bien podía haber acabado con un descenso de categoría. Una recta final de campeonato que dista mucho de la que vivirá el conjunto de Bargués este año, mucho más tranquilo y sosegado. Si el destino te brinda una segunda oportunidad, qué menos que aprovecharla.

Imagen de cabecera: Imago Images

Contenido patrocinado por Iberdrola

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