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Saudade

Saudade: palabra de origen portugués que significa nostalgia,
soledad, añoranza.
Recuerdo a la perfección el día que me enamore
profundamente del motociclismo. Se trata de un amor a primera vista. Yo era muy
pequeño, tan solo tenía nueve años y no entendía muy bien cómo funcionaba aquel
circo, pero mi familia acostumbraba a reunirse los domingos para comer y recuerdo
que un día mi tío sintonizó la carrera a escondidas para ver si el español
ganaba al italiano, empatados a puntos por aquel entonces, según me contó. Yo,
como siempre he sentido un indescriptible placer por llevar la contraria, iba
con el italiano. Y hasta el día de hoy.

Quedé prendado de aquel deporte pero sobre todo de su
mística. La preparación para la carrera, los pilotos lanzando besos a cámara
antes de jugarse la vida a 300 km/h, el diseño de las motos, los circuitos;
todo me llamaba la atención. Mi tío percatándose de la situación y, muy astuto,
consciente de que al pequeñín le permitirían ver lo que se le pusiera en gana
con tal de que se comiera las alubias, me regaló un videojuego de MotoGP el
domingo siguiente. “Para que te aprendas quienes corren”. Era una excusa,
obviamente. Es más, el juego correspondía a la temporada anterior. Pero el
germen ya estaba contagiado.

Aprendí entonces a base de horas y horas quiénes eran los
pilotos -aunque mi corazón ya era del italiano- los circuitos, cómo funcionaba
el sistema de puntuación, personalizaba mis propios diseños, dibujaba mis motos
favoritas y un sinfín de posibilidades en una época en la que los niños no
teníamos acceso a internet. Fue entonces cuando leí por primera vez el nombre
de Daijiro Kato. -Qué, ¿te has
aprendido los nombres de los pilotos? -Sí, mira donde está Rossi, ya va el
primero, ese de ahí es Biaggi, el de azul es Gibernau y ahí Carlos Checa, con
un toro en su número. Mola mucho. -¡Muy bien! -Pero, ¿por qué no corre Kato? En
el videojuego siempre queda de los mejores.

-Murió en un accidente. Y una parte de mi infancia lo hizo
con él. En ese instante fui consciente de que lo que hacían no era un juego.
Han pasado más de diez años. Desde entonces he visto centenares de carreras, multitud
de campeones, adelantamientos que nunca creería posibles. He visto a Valentino
Rossi, a Marc Márquez, a Jorge Lorenzo o a Casey Stoner. He visto a pilotos
llorar. Incluso se me ha escapado un poco lagrimilla en alguna ocasión, he de
reconocerlo. He visto heroicidades sobre una moto que rozan la inhumanidad. He
visto como se juegan la vida cada dos domingos.

Por desgracia vi el Gran Premio de Misano en 2010 cuando
murió Shoya Tomizawa. Por desgracia madrugué
aquella maldita mañana. También lo hice un año más tarde y vi como perdía la
vida Marco Simoncelli. Hace dos años
seguía el Gran Premio de Montmeló cuando nos dejó Luis Salom. La temporada 2018 está a punto de comenzar y eso es una
gran noticia para los amantes de este deporte. Será una temporada más disfrutando,
pero será también una más rezando por no volver a vivir esos episodios. Otra
temporada más por vosotros, y por todos los que perdieron la vida encima de una
motocicleta. Nostalgia, soledad, añoranza.

1994. Tanos, Cantabria. Estudiante de periodismo. @SpheraSports y @FCBsphera “Esa melancolía irremediable que todos sentimos después del amor y al fin del partido”.

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