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Samuel Umtiti, el jefe de la tribu culé

El fichaje de Umtiti se recibió con tono jocoso y socarrón en Can Barça. Quizá fuera por la falta de referencias, quizá por el nombre (suena a jefe de tribu maorí más que a futbolista) o quizá por el lejano recuerdo de un tal Philippe Christanval, el último francés que ocupó la zaga blaugrana (Mathieu al margen).

“Al menos mejorará el rendimiento de Vermaelen”, comentaba un socio culé. “Claro, para eso basta con que no se lesione”, le superaba otro en ironía. Más que hacer olvidar al belga, el primer objetivo de Umtiti era superar el protagonismo de Bartra, obligado a emigrar por falta de minutos a pesar de ser un fijo con la selección y tener un ADN Barça de compromiso indudable.

La primera prueba de fuego llegó en San Mamés (jornada 2 de liga). Partido siempre de máxima exigencia para la defensa del Barça, con un Atlhetic que empuja con segunda jugada y centros laterales. Umtiti pasó el examen inmaculado, aportando jerarquía, seguridad, colocación y salida aseada de balón. Aquel día le descubrieron muchos barcelonistas.

Después de esa victoria han llegado 15 más de forma consecutiva en liga, convirtiéndose en el talismán del equipo. Cada pinchazo del Barça ha coincidido con una ausencia del francés, llegando en Coruña el último ejemplo de esta casualidad cada vez menos casual. Umtiti es, junto a Piqué, el que mejor se adapta a la nueva defensa de tres; Mascherano se cortocircuita queriendo cubrir más campo del que debe y Jordi Alba pierde radio de acción y gana en confusión. Además, ninguno de los dos asegura el inicio de la jugada como Umtiti.

Partidos clave

Tres partidos han marcado su todavía corta trayectoria en el Barça. Después de ilusionar con su juego en Bilbao, el defensa francés acabó de convencer al aficionado con un grito que se hizo viral en otro campo mítico del fútbol español, el Vicente Calderón; tras el aguijonazo de París, un gol de Messi mantenía el latido del Barça en la liga, con Umtiti enloquecido, emitiendo un aullido directo al corazón de los barcelonistas. El alarido feroz de un oso salvaje pero con la entrañable bondad de un oso panda.

Luego llegó vuelta contra el PSG, donde Samuel volvió a brillar sobre el césped. En un partido sin margen de error, no se permitió ninguno, dando un recital de anticipación, dominio aéreo e interpretación de un sistema arriesgado. Esta vez ante toda Europa, frente al equipo de la capital de su país, fue el mariscal de la defensa de ese Barça que pasó a la historia con una remontada imposible.

Repercusión en el juego

En esos tres partidos, Umtiti mostró sus principales virtudes, necesarias para triunfar en un equipo grande y tan singular como el Barça; juventud, identificación con la grada, compromiso, visión de juego, incorporaciones ofensivas (ya se ha estrenado como goleador), disciplina, colocación, solidaridad….en definitiva, un potencial para ser titular durante muchos años en el Barça y la selección francesa.

LEER MÁS: Umtiti, un general en proceso

Pero durante sus primeras temporadas también le debe acompañar la palabra ”paciencia”. El Barça es un club de exigencia diaria que ha devorado a muchas otras jóvenes promesas. Umtiti también ha dejado aspectos a mejorar en determinados partidos grises que han sido engullidos por sus momentos de brillo. En París, por ejemplo, estuvo igual o más desubicado que el resto del equipo; lento en transiciones, mala lectura de los desmarques rivales, signos de pasividad, pérdidas innecesarias, mala toma de decisiones, tibio en lo despejes, falta de entendimiento con los compañeros… ese día demostró que hay cualidades que todavía puede aprender de El Jefecito, gran ausente de la ida. Sin embargo, hasta en ese partido desastroso, Umtiti fue el jugador blaugrana que más cerca estuvo de marcar gol, con un cabezazo al larguero que en su momento parecía la diferencia entre la tumba y la UCI, aunque luego el Barça reviviera de sus cenizas.

Hace falta tiempo para sacar conclusiones menos prematuras, pero los aficionados, al menos, pueden estar ilusionados con Umtiti, el jefe de la tribu culé.

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