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Salud mental, por su nombre

Ayer fue el Día Mundial de la Salud Mental. Deberíamos hablar de ella, por su nombre, más a menudo. ¿Cuántas veces dijiste que vas al médico en vez de decir que vas a terapia? Porque es común usar oftalmólogo, traumatólogo, dentista, pero parece que, en ocasiones, hay un cierto rechazo a decir de manera natural que acudes a tu terapeuta, psicólogo o psiquiatra. Ha existido esa creencia de ver la terapia como sinónimo de necesidad, cuando uno toca fondo. Quizá por ello algunas personas que padecen ansiedad o depresión tienen ese sentimiento equívoco de debilidad. Nada más lejos de la realidad. Decir que no estás bien, solicitar ayuda, sigue siendo un acto de valentía que tiene como objetivo sanar. Cuidar la salud mental va más allá, no solo ayuda cuando el físico da un aviso, sino también para el crecimiento personal y todo lo que este conlleva. Los tiempos están cambiando. Con una evolución general, también lo hace la visibilidad de la salud mental. El deporte, también está escribiendo un capítulo relevante.  

Cuando la gimnasta Simone Biles dijo “tenemos que proteger nuestra salud mental y nuestros cuerpos y no salir simplemente a hacer lo que el mundo quiere que hagamos”, se eligió por encima de todo. Como lo hizo la tenista Naomi Osaka, al abandonar Roland Garros. Del mismo modo, Irene López Ruiz se despidió del fútbol con tan solo 20 años. “Digo adiós para cuidarme”, mencionaba la futbolista. También el joven piloto de Moto2, Gabri Rodrigo, cuando expresó un tajante punto y final: “No quiero seguir poniendo mi vida en peligro”. En todos casos, un ejercicio de valor, sinceridad y amor propio. Es obvio el crecimiento de los deportistas que han dado voz a sus problemas psicológicos y que con ello ayudan a afrontar el estigma de las enfermedades mentales. Algo que sucede cada vez más, en parte, por disponer de un amplio altavoz para comunicarse con la gran audiencia del deporte y de las plataformas digitales.

Andrés Iniesta, en una charla con el periodista Jordi Évole, se sinceró para explicar su caso; que justo empezó tras ganar un triplete con el FC Barcelona. Acudió al Dr. Pruna diciéndole: “O hacemos algo o yo qué sé lo que va a pasar. Necesito ayuda, necesito algo porque si no, no salgo de esta situación”. La salud mental no excluye a nadie, aunque aparentemente lo tengas todo. El también futbolista, Edinson Cavani, indicaba recientemente que “la salud mental es saber que somos seres humanos como todo el mundo, que vamos a tener problemas, que podemos sentirnos mal, que podemos llorar, que podemos perder y que después vamos a ganar”. Hay una cierta visión ficticia sobre los deportistas de élite por su extraordinaria manera de vivir, pero detrás de todo ello solo existen personas. Como tú, como yo.

Extremo esfuerzo, las expectativas, los resultados, la presión mediática y la propia impuesta, la opinión pública, las lesiones, los altibajos o el éxito en su máxima expresión. Una serie de situaciones que acompañan al deportista y que pueden gestionarse mejor con el sustento de un cuidado de la salud mental. Carlos Alcaraz, número 1 del ranking ATP con tan solo 19 años, indicaba en una entrevista concedida a Las Provincias: “Mi psicóloga es una de las causantes de que pueda ser número uno”. También Borja Iglesias, en una rueda de prensa con la Selección hablaba del trabajo con su psicóloga: “Yo llevo trabajando con Patricia Ramírez y su equipo de trabajo, con María Cabrera, desde que estuve en Zaragoza. He pasado etapas muy buenas en las que todo iba bien y me ayudaban a gestionar esos momentos de euforia o de éxito y luego he pasado por momentos complicados y han seguido trabajando conmigo y ayudándome”. Algo que reafirma la importancia de tener un apoyo profesional para, también, saber gestionar todas esas buenas etapas.

El deportista es un protagonista vital. Su mensaje es necesario. Debe hablar de ello, sin miedo al estigma, a las opiniones y al juicio externo. Su apoyo, romper el tabú, es algo imprescindible para visibilizar la salud mental, para mostrarla tal y como es, sin disfraces ni falsas apariencias. Para llamarla por su nombre, con seguridad. Para ayudar a tantas personas que se vieron sumergidas entre tantas dudas y padecieron tanto miedo. Para provocar un empujón en aquellos que lo necesitan y que sepan que está bien reconocer que no se está bien. También en aquellos que superaron duras etapas y que siguen trabajando para mejorar su salud mental. Voy a terapia. Lo digo con naturalidad; la que nos costó tantas veces concederle.

Imagen de cabecera: Getty Images

Editora en SpheraSports. Especialista en Scouting y análisis de juego por MBPSchool. Sport Social Media. Eventos Deportivos

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