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Rusia admite que queda mucho por hacer a 500 días del Mundial

A 500 días del inicio del Mundial de Rusia 2018, el jefe del Comité Organizador y hombre fuerte del deporte ruso, Vitali Mutko, reconoció que todavía restan mucha cuestiones por resolver. «Es un proyecto muy grande y complicado para el país», admitió Mutko, vicejefe de Gobierno ruso y presidente de la federación de fútbol del país.

«Hay mucho por hacer en la construcción de los estadios y los campos de fútbol, así como en el alojamiento de los equipos, en el transporte y en la logística», añadió el exministro de Deportes. «Si bien 500 días es mucho tiempo, no hay que dejar de lado que cada día cuenta». El Mundial de 2018 está previsto que se desarrolle del 14 de junio hasta el 15 de julio en once ciudades rusas, entre ellas la capital Moscú.

«Lo más importante es el desarrollo de las ciudades y la infraestructura. Ya modernizamos los aeropuertos, hoteles y hospitales, y vamos a comprar muchos trenes, tranvías y trolebuses», señaló Mutko. De acuerdo a la visión del jefe del Comité Organizador, Rusia quiere mostrar durante el Mundial la diversidad de sus ciudades, más allá de Moscú y San Petersburgo.

Por eso aparecen sedes como Kaliningrado, en el oeste del país, o Sochi, en el sur, a orillas del Mar Negro. Volgogrado, ciudad de nacimiento de la exatleta Yelena Isinbayeva, es otra de las ciudades elegidas, al igual que Ekaterimburgo, en la puertas de Siberia, y Saransk, la pequeña capital de la República de Mordovia, de sólo 300.000 habitantes.

Sin embargo, esta expansión también provoca problemas. No todas las ciudades anfitrionas tienen un club de fútbol de primera división. Además, es muy común que algunos partidos de la Liga rusa se jueguen ante unos pocos miles de aficionados, por lo que el uso de los nuevos estadios tras la Copa del Mundo también resulta incierto.

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En cuanto a la construcción de los estadios, el Zenit-Arena de San Petersburgo marcó una pauta. La cancha en la que se disputará el partido inaugural de la Copa Confederaciones el 17 de junio se terminó de construir a fines de 2016, con un largo retraso y un fuerte aumento de los costos de acuerdo a lo presupuestado. El certamen que disputarán los campeones continentales de Europa, Sudamérica, Centro y Norteamérica, África, Asia, Oceanía, más Alemania como vigente campeón del mundo y Rusia como anfitrión, le servirá a los organizadores como ensayo general.

Otro desafío para Rusia también pasa por el aspecto deportivo, después de la frustración que significó la pálida actuación de la selección en la Eurocopa 2016. Bajo la conducción de Stanislav Cherchesov, Rusia espera cambiar su imagen. El primer desafío es el 28 de marzo en Sochi ante Bélgica, además de un posible choque ante Brasil, que de acuerdo a lo que le dijo Mutko, está en negociaciones para disputar un amistoso antes de la Copa Confederaciones.

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