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Roger Federer, 'all in' al verde, todo al 19

Cuando Roger Federer decidió que no jugaría ningún torneo de la gira europea sobre arcilla, estaba de algún modo descubriendo sus cartas. Su apuesta era clara: todo al verde, todo al 19.

El suizo debutará mañana ante el ucraniano Aleksandr Dolgopolov en Wimbledon, el lugar donde empezó a construir su leyenda hace 16 años. En 2001 se dio a conocer al gran público venciendo en los octavos de final a Pete Sampras, que entonces llevaba cinco títulos seguidos sobre el césped londinense y siete total.

Con el paso del tiempo, Federer conseguiría lo que en aquel momento pocos se imaginaban. Igualó las siete coronas de Sampras, superó la cifra de 14 Grand Slam del estadounidense y consiguió poner de acuerdo a la mayoría de analistas: el suizo está considerado el mejor tenista de todos los tiempos.

A ese historial, sin embargo, le faltaba algo. Federer nunca tuvo una lesión grave -disputó 65 torneos de Grand Slam de forma consecutiva entre 2000 y 2016, récord absoluto-, nunca había probado que tenía esa capacidad de superación que se le pide de algún modo a los grandes héroes del deporte. La leyenda de Mohamed Ali, Michael Phelps, Diego Maradona o Michael Jordan no sería de semejante tamaño sin las dificultades -de una u otra índole- que atravesó cada uno en algún momento de sus respectivas carreras.

El ex número uno demostró este año que también tiene es capaz de sobreponerse a la adversidad. Problemas en la rodilla y en la espalda le obligaron a dejar la competición entre julio de 2016 y enero de 2017. La baja más larga de su carrera le llegaba con 35 años y después de cuatro temporadas sin levantar un grande.

«Es uno de los mejores regresos de la historia», se rindió Nadal este marzo tras perder ante Federer en la final de Miami. Era la tercera derrota del español ante el suizo en apenas unas semanas. Era el tercer título del año para Federer tras conquistar en Australia su décimo octavo Grand Slam y triunfar después en Indian Wells.

«Fue bueno tomarse un tiempo. No sabía cómo me iba a afectar, si iba a poder volver, pero volví. Y el regreso no pudo ser mejor, fue el regreso más increíble para mí. Superé todas mis expectativas«, indicó recientemente Federer, que el 8 de agosto cumplirá 36 años.

Tras ese maravilloso triplete, Federer ya empezó a pensar en la hierba. Estaba sano para competir en polvo de ladrillo, pero decidió finalmente saltarse toda la gira de la superfice que más exige físicamente a los tenistas.

«Quería llegar a la hierba con las mejores oportunidades», explicó en Londres el campeón de 92 torneos del circuito. «Tengo 35 años y ya he ganado Roland Garros. No creo que fuera la mejor preparación. Lo positivo ahora es que llego fresco«.

Qué duda cabe de que Federer llega a su torneo favorito en las mejores condiciones posibles. Tras levantar hace dos semanas su noveno título en Halle -con una exhibición en la final-, es visto como el gran candidato al título en Wimbledon. Por encima incluso de los cuatro que le preceden en el ranking, nombres como Andy Murray, Rafael Nadal, Stan Wawrinka y Novak Djokovic.

Federer podría establecer varios récords en el torneo que centrará las miradas del mundo del deporte en las dos próximas semanas. Con un octavo título desempataría en lo más alto de la lista con Sampras (1993-1995 y 1997-2000) y William Renshaw (1881-1887) y profundizaría su hegemonía en el tenis masculino con su décimo noveno Grand Slam.

El suizo, además, disputará su grande número 70, igualando en lo más alto de la lista al francés Fabrice Santoro, y si gana mañana a Dolgopolov se convertirá en el tenista con más victorias de la historia del torneo con 85, una más que Jimmy Connors.

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