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Ritsu Doan, florecer a pasos agigantados

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El
fútbol de Japón crece.
Los jugadores nipones cada
día son mejores y
consiguen destacar en equipos de nivel
medio-alto de Europa.
Alemania ha sido históricamente su destino favorito, donde han
desarrollado carreras que siempre han prometido mucho pero que en su
mayoría han dejado a todos con un pequeño vacío por las
expectativas creadas. El fútbol de Japón tiene un problema
que puede catalogarse casi como de cultura.
Sus futbolistas, exquisitos con el balón y peleones sin él, sufren
en sus carnes el hándicap de un físico
mucho más liviano que
sus rivales y de una falta
táctica y mental que
les hace ser vulnerables en los momentos decisivos.

Por
eso, tras un soberbio baño de los Samurai a
la selección de Italia en la Copa
Confederaciones 2013,
los transalpinos se acabaron imponiendo 4-3 cuando tuvieron el
partido siempre en contra. Es quizás ese el mayor y mejor ejemplo de
lo que es el fútbol nipón, que carece de una Liga potente y que
exporta a sus mejores jugadores al viejo continente cada día con más
facilidad.

Uno
de los últimos en dar ese paso ha sido Ritsu
Doan (16
de junio de 1998), que ha dejado el país del sol naciente para
aterrizar en el Groningen holandés,
cuna de talentos donde probaron sus primeros pasos jugadores de la
talla de Luis
Suárez, Neeskens, Robben, Van Dijk o Koeman.
Y el japonés, a quien le costó unas semanas la adaptación a un
país tan diferente en todo al suyo, ya se ha asentado como titular
indiscutible en la mediapunta del equipo verdiblanco.

Ritsu
Doan es un jugador talentoso de tres cuartas partes del campo.
Más de pase y asociación que de disparo y gol. El futbolista
japonés por definición es ese mediapunta elegante a la par que
eléctrico, metódico con el balón, imaginativo aunque poco regular.
Es ese Kagawa o ese Honda, ese Nakamura o ese Nakata. Es la posición
de los tres mediapuntas un puesto
de máxima exigencia en la selección.
Por eso, en los últimos meses, en el equipo que ha clasificado para
jugar el Mundial ha costado ver a jugadores de la talla de Honda o
de Inui.
Incluso a Kagawa,
que no tiene para nada asegurada su titularidad en el Mundial pese a
haber vuelto a un gran nivel en el Borussia Dortmund.

Y Ritsu
Doan sigue los pasos de todos ellos.
No solo él es el futuro de la selección, pues por detrás asoman la
cabeza un Takefusa
Kubo (16
años) que ya estuvo en la Masía, juega en Primera División del
país y que volverá
al Barcelona cuando cumpla la mayoría de edad si
nada se tuerce y un Keito
Nakamura (17)
que suena para abandonar el país en los próximos meses.

Doan
ha logrado superar
con éxito la barrera de los primeros meses y,
como no hicieran otros japoneses que aterrizaron en Europa, asentarse
a las primeras de cambio en una buena liga del viejo continente.
Con cinco
goles y tres asistencias en
lo que va de temporada, el mediapunta zurdo es uno de los favoritos
de la grada. El gusto por lo exótico ha multiplicado el éxtasis de
la Doanmanía.
Su buen hacer le puede llevar a disputar el Mundial del
próximo año, aunque la competencia en su puesto es altísima. Lo
vemos semana tras semana. Quizás es Takahasi
Inui el
jugador más desequilibrante de Japón a día de hoy. Es una
pesadilla en el costado zurdo del mejor Eibar de
la historia, que pelea por Europa y le pinta la cara a los que la
disputan. Y ni así, Inui tiene asegurado su sitio en el once
samurái.

Japón
cuenta con una selección de jugadores prácticamente europea,
teniendo a la mayoría de sus jugadores disputando algunas de las
mejores ligas. La portería es para el veterano Kawashima,
que tras una vida entera jugando en Bélgica ahora defiende la meta
del Metz francés. La defensa es
de Nagatomo (Galatasaray), Yoshida (Southampton),
los hermanos
Sakai (Hamburgo
y Marsella) y un puesto a repartir entre Makino,
Shoji o Morisighe,
que sí juegan en Japón.

En
la medular, Makoto
Hasebe (Eintracht
Frankfurt) es inamovible, escoltado por Yamaguchi (Cerezo
Osaka). Difícil tendrán ser de la partida jugadores
como Gaku (Getafe)
o Haraguchi (Fortuna
Dusseldord). La línea de mediapuntas es muy talentosa, con tres
puestos a repartir entre Inui (Eibar), Kagawa (B.
Dortmund), Ideguchi (Cultural
Leonesa, cedido por el
Leeds), Asano (Stuttgart), Kubo (Genk), Kiyotake (Ex
Sevilla) y Honda,
quizás el más talentoso probando ahora el exótico fútbol
mexicano. Entre ellos aparece la figura de Ritsu
Doan,
que de seguir así tendría el nivel necesario para estar en la
nómina de 23, aunque quizás el riesgo de ir convocado a un torneo
tan importante sin casi experiencia con los Samurai pese en la
decisión final.

Doan
atesora mucha calidad en su zurda. Es el
socio de todos en
Groningen y es habitual verle como lanzador en el balón parado. Su
juego entre líneas gana partidos. Es un jugador
de último pase que
le viene como anillo al dedo a los delanteros de la selección, con
mucha movilidad y siempre buscando la espalda y el hueco libre. Caso
de Okazaki (Leicester), Muto (Mainz)
u Osako (Colonia).
El del Groningen es una de las sensaciones de la Liga, aunque aún
no se puede equiparar al nivel logrado por Neres o Lozano.
Lo exótico de su figura le hace además ser un ídolo de masas y
tener un encanto especial allí donde va. Nakata, Nakamura, Honda o
Kagawa fueron quizás los pioneros y los máximos exponentes del
fútbol nipón. Los jugadores que mayor nivel alcanzaron. Doan lo
tiene todo para llegar a ser como ellos, con la ventaja de no cometer
los errores que sí cometieron ellos, de no ser portador de la
extrema presión que sí sufrieron ellos. Y, de momento, a sus 19
años, tiene
todo para ir muy lejos.

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