Fue un 10 de junio de 2017. El exigente público de París que colmaba la Philippe Chatrier se removía en sus asientos a la espera de una final, quizás (y paradójicamente), inesperada. El mundo del tenis estaba preparado para acoger a una nueva campeona en Roland Garros y, en la mente de muchos, a una nueva número uno. Sí, efectivamente Simona Halep se plantaba en la pista central del torneo parisino con el cartel de favorita colgando del cuello. Sin embargo, aquel 10 de junio fue una extraterrestre la que se atrevió a aterrizar en la tierra para, sin ningún miramiento, conquistarla. Pero… ¿quién es ese ser de otro planeta? ¿Quién es realmente Jelena Ostapenko?
“Una descarada”, así define a la joven Ostapenko su actual entrenadora, la española Anabel Medina. No se equivoca la valenciana porque, desde luego, no le faltó descaro a la letona para plantarse en la tierra parisina y conquistarla después de dos semanas desplegando un juego que, sin duda, es de otro mundo. Así vino ella desde su planeta, con un arma bajo el brazo que no era otro que un nivel de tenis espectacular. Un tenis con el que deslumbró y desdibujó a más de una jugadora de primera línea, como fue el caso de Simona Halep.
Frescura y potencia a partes iguales
Y así, sin ningún reparo, sin un ápice de nervios ni ninguna presión, como quien gana todos los días una final en la Philippe Chatrier, así se llevó la letona el título de Roland Garros. Quizás fuera la frescura, quizás la increíble potencia en sus golpes o, quizás, una suma de las dos. Aún hoy resulta difícil explicar cómo una jugadora con su inexperiencia en el ámbito del tenis profesional – sólo lleva desde 2012 dentro del circuito WTA – ha demostrado tanta seguridad y entereza en momentos tan complicados como los vividos a lo largo del torneo.
Es más, si ya resultaba complicado asimilar su triunfo, más aún cuesta asumir que la letona, con sus 20 años y su 1,77m, pueda golpear la bola con más virulencia que algunos de los jugadores del cuadro masculino de este Roland Garros 2017. No obstante, así es. Los datos no mienten y la de Riga pega muy pero que muy duro. La potencia media de su drive a lo largo del torneo se situó en 76 millas por hora, una velocidad con la que superaba la media del actual número uno del mundo, Andy Murray (73 mph), y solo estaba por detrás de jugadores como Dominic Thiem (84 mph), Stan Wawrinka (81 mph) o Rafael Nadal (79 mph). Datos estratosféricos que no hacen más que refutar que esta chica no nació en el planeta Tierra sino que vino para conquistarlo.
Kuerten, el casual precedente
Porque Ostapenko, aunque pareciera llevar toda una vida jugando el Grand Slam parisino, solo tiene 20 años y este ha sido su primer Roland Garros. Sí, su primera participación en el cuadro final del torneo parisino, su primera final de un major y, lo más sorprendente de todo, el primer título de su carrera. Quién sabe si el primero de muchos, pero lo que sí es una certeza es que éste marcó un antes y un después en su carrera y en la historia del tenis profesional.
Y es que el triunfo de la joven letona en la tierra parisina está plagado de curiosidades. La de Riga logró el título un 10 de junio de 2017, solo dos días después de cumplir 20 años. Casualmente, el brasileño Gustavo Kuerten se alzaría campeón de Roland Garros, por primera vez en su carrera y a los 20 años, un 8 de junio de 1997, justo el día que nació Ostapenko.
Cosas del azar o, quizás, del destino, dos décadas después es ella, Jelena Ostapenko, la que se corona en la capital francesa. No sabemos si llegó para quedarse, si esta aventura sobre la arcilla de París es el inicio de una gran carrera llena de éxitos. Lo que sí sabemos es que la letona ha dejado huella en la tierra, una marca imborrable en un Roland Garros que ha sido testigo de la invasión de Jelena Ostapenko, una jugadora de otro planeta.
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