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Rechazar a Real Madrid y Barcelona para crecer

Ya son
cuatro los años que Ayoze Pérez lleva en el Newcastle. Con solo 24 (cumple 25
en verano), el tinerfeño disfruta su cuarta campaña en St. James Park, más
asentado que nunca en la titularidad que le otorga Rafa Benítez. Se puede decir
que Ayoze, como allí le conocen pese a que en Premier League es común llamar a
los jugadores por su apellido, siempre ha disfrutado de un papel protagonista
con las urracas. Pero aunque siempre ha logrado más de 20 titularidades
ligueras por temporada, su salida y entrada del once ha ido por momentos de
forma.

A fuego
lento, paso a paso y sin querer quemar etapas más rápido de lo necesario, Ayoze
Pérez ha crecido desde los cimientos. Pocos jugadores pueden enorgullecerse
como él de haber rechazado a Real Madrid y Barcelona el mismo verano en busca
de un futuro mejor. Ayoze, que vio cómo chicos jóvenes como Canales se quedaban
a mitad de camino por falta de oportunidades, no quiso cometer el error de marchar
a un lugar donde iba a jugar un papel más terciario incluso que secundario y
entre Oporto y Newcastle se decidió por los últimos cuando parecía que su
destino estaba en Portugal. Hoy, Ceballos, Alcácer, Denis Suárez o Llorente le
dan la razón.

“Posiblemente
habría ido a los equipos filiales en Madrid y Barcelona. Newcastle apostó por
mí y no tuve dudas”, admitió el español, que se encontró a su presentación con
las urracas con la agridulce noticia de que su técnico, Alan Pardew, decía de
manera pública que de primeras iba a formar parte del equipo reserva. Y es que
tras una temporada en Segunda con el Tenerife en la que hizo 16 goles en apenas
34 partidos jugando en la mediapunta, al español le llovieron las novias. Pero Ayoze
eligió bien, o al menos así lo cree él, que se ha ganado el papel protagonista
en un equipo de la parte media baja de Inglaterra con potencial económico e
institucional para hacer cosas grandes si todo se hace de la manera correcta.

Pero
Ayoze no pasó ni un solo día con el segundo equipo, se calzó las botas y salió
a debutar contra el Manchester City, volviendo loco a Clichy en apenas diez
minutos. Y es que tras su primer año le llegaron ofertas de Manchester United y
Totteham, locos por la música con el español y por momentos pareció que los Red
Devils se iban a hacer con el jugador. Pero volvió a mantener la cabeza en su
sitio. También tras el segundo verano, cuando el Newcastle acabó descendiendo a
Segunda División y hubo una espantada masiva de jugadores. Él se quedó, para
ser uno de los jugadores diferenciales en Championship.

Gracias
a su buen hacer con el Newcastle debutó con la Sub21 de España, aunque tuvo un
recorrido corto en ella por su retardado salto al primer nivel. Y es que es
poco usual que a las selecciones nacionales acudan jugadores que no juegan en
una Primera División o en un filial. Y eso que de primeras, nunca lo tuvo
fácil. Newcastle es una tierra un poco peculiar, bastante distanciada incluso
de la cultura inglesa, con un acento tan marcado y una capacidad incluso para
hablar y escribir de una manera tan diferente que, aunque no considerado un
dialecto, hablan prácticamente otra lengua. Allí, los españoles son
considerados de primeras personas non gratas, y se tiene una idea del español
como vago, indolente y aprovechado.

Esa
corriente llegó a la ciudad tras el fichaje en su día de Marcelino Elena,
primer español en vestir la camiseta negra y blanca y por el que el club pagó
cerca de 8 millones de euros en 1999. Su paso por el norte de Inglaterra fue
fallido y Elena, continuamente lesionado, está catalogado por el magazine
oficial del club como el peor jugador que jamás ha jugado en Newcastle. Sus
polémicas lesiones, siempre musculares y de inconclusa percepción en las
pruebas que se le hacían, llevó a Sir Bobby Robson a considerarle como un
jugador poco profesional, entendiendo que el defensa creía que simples agujetas
y el cansancio físico lógico de un jugador profesional eran lesiones de
gravedad.

A
Marcelino le siguió Luque, en el inicio del declive de su carrera tras tocar el
cielo con el Deportivo. Las lesiones no le dejaron brillar y la hinchada
entendió que eso de las lesiones y los españoles estaba directamente
relacionado con la vaguería. La herida se hizo incurable cuando Xisco, tercer
español allí, fingió una lesión muscular para ser traspasado y no jugar en
Segunda con el club. Y lo peor, luego se enorgulleció de su truco de manera
pública. La fractura la empezó a coser José Enrique, uno de los chicos que
mejor recuerdo ha dejado en la grada en la última década y Ayoze, con todo en
contra, parece haber curado del todo la herida del que hoy es el equipo con más
jugadores españoles de toda la Premier (Joselu, Manquillo, Mikel Merino y Jesús
Gámez), que entrena Rafa Benítez y que tiene un cuerpo técnico totalmente
español. Algo impensable hace apenas tres años.

Ayoze
llegó a Newcastle flaco, espigado y con un físico que difícilmente le haría ser
titular en cualquier equipo debido a la exigencia del fútbol inglés. Poco a
poco ha ido creciendo como futbolista y como persona en uno de los estadios con
más tradición futbolera del mundo, por donde han pasado algunos de los mejores
puntas de Inglaterra. Siete, seis y nueve son sus cifras anotadoras (solo en
Liga) en las últimas tres temporadas. Esta, su registro a día de hoy es solo de
cuatro tantos (y cuatro asistencias), pero su aportación global suple con
creces esa falta de gol, que debería recaer en gente de más peso como Gayle o
Joselu.

Ayoze
ya no se desconecta de los partidos, quizás el gran problema que ha tenido
hasta hace solo unos meses. Y a poco que el equipo en su totalidad se enchufe
cara al gol (el gran problema de esta plantilla) es probable que el tinerfeño
ayude también en esa faceta. No es un jugador que haga mucho mejores a sus
compañeros, pero sí es un tipo que juega en consonancia a como lo hace el
equipo. Por eso, la buena racha del Newcastle en las últimas semanas le tiene a
él como referente y es por eso también que para un proyecto de un Newcastle
ganador y con mejores resultados, no sería mala idea construir un equipo de
grandes nombres en el que el tinerfeño pueda ser parte importante.

 Su crecimiento se ha ido cociendo a fuego
lento. Su techo hace cuatro años era altísimo y ahora parece difícil que pueda llegar
a ese nivel tan elevado que se le presuponía, igual casi más por esperanzas que
por realidad. No todos los jugadores son capaces de evolucionar a la misma
velocidad y Ayoze ha llegado a la madurez a un nivel notable. Y será él quien
decida cuándo dará el gran salto, si es que quiere darlo. 

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