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Real Madrid, efectividad para continuar en la pelea

El Real Madrid ha montado un circo y le han crecido los enanos. El partido contra el Almería comenzó con una mala noticia: Sergio Ramos, con molestias en el trapecio, un músculo casi debutante en los partes médicos, y no podía partir de inicio en el once blanco. Por si esto fuera poco, el rumor de un problema físico de Di María sobrevolaba el ambiente. Más problemas, y a unos días de la final de copa contra el Barça. Desde luego no era una buena noticia en el ámbito interior. En el exterior, el Barça había perdido. Una de cal y otra de arena.

Cuando el Madrid saltó al terreno de juego, ya sabía que su ocasión era de oro. El rival ocupaba una posición de riesgo en la clasificación y la posibilidad de recortar puntos a un competidor directo, un hecho. Con estos antecedentes en la mesa, no era de extrañar lo que se vio nada más comenzar el partido: un Real Madrid volcado, ahogando la salida de balón del Almería y buscando el latigazo fugaz. En dos ocasiones, sin llegar a los 10 minutos de partido, Di María puso a prueba la capacidad cardíaca de Esteban primero con un tiro al palo y después con un disparo envenenado que  obligó a Esteban a ganarse el suelo. Si el ‘Fideo’ tenía problemas físicos los estaba disimulando con una precisión meridiana. Después de asustar de forma contundente, el Madrid encontró en la calma el argumento para no desesperarse en busca del gol. Igual que el ladrón no espera encontrarse con una puerta ajena abierta de par en par, el Madrid sabía que el Granada no buscaba otra cosa que parapetarse como fuese y tener la fortuna de encontrar una mina de diamantes en la otra frontera. Esa esperanza quedaba en manos de Jonathan Zongo; demasiada empresa para tan débil espíritu.

Al final el Madrid de tanto esperar, no desesperó. Entre otras cosas porque tiene a Di María, que todavía mantiene la actitud “potrera” de su argentina natal, una chispa que alegra el alma y destruye la moral contraria. De sus botas nació el primer gol del Real Madrid. Un gol que sonó como el vino al descorchar y que conllevó una tranquilidad del que sabe que el daño ya está hecho. Fue un gol, además, lógico, de pura evidencia por la superioridad en ocasiones del equipo blanco. De esta guisa expiró la primera parte, con un Real Madrid más efectivo que lúcido en ideas y un Almería atrincherado esquivando la artillería blanca.

En la segunda parte, el Almería trató de quitarse las legañas de los ojos e intentar la presión arriba del Madrid. Pero sin Aleix Vidal ni Suso, dos de los puntales de este Almería que no desprecia el buen trato de balón, la intención pesaba más que la realidad. Lo mejor para el Almería era el resultado y tener la certeza de que llegar al último cuarto de hora con un marcador tan ajustado sería una bomba de relojería para el Real Madrid que podía explotarle en las manos. De despejar esa duda se encargó Bale. El futbolista de Cardiff continúa reivindicando su figura a base de goles en su año de adaptación. Ese gol sirvió, además, para terminar de abrir la lata. Tan solo dos minutos después Isco firmó el finiquito del Almería con un gol marca de la casa. Cuando el malagueño mira de frente al defensa rival, en casi todas las ocasiones sucede lo mismo: balón orientado y golpeó seco, sin demasiada fuerza, como los liftados en el tenis. El Bernabéu coreó su nombre. El joven malagueño está guardado en el corazón del respetable blanco, tiene un idilio casi perfecto cuando las cosas salen bien. Fue en el momento en el que Ancelotti decidió, con un Real Madrid atando con nudo marinero la victoria, guardar la ropa por si se desencadenaba la tormenta en forma de locura almeriense. Di María salió del campo por Casemiro y Morata fue el encargado de dar descanso a Bale. La final del miércoles se acerca y arriesgar es un lujo que se puede pagar demasiado caro. Aún así, hasta Morata aprovechó su ocasión. Después de un gran pase de Illarramendi, el canterano definió con la clase que se le exige a un delantero centro.

Después de todo, las noticias de las lesiones son un mal menor. El físico se recupera pero los puntos no. Por eso la noche fue feliz, cómoda y cargada de buenas nuevas para afrontar la recta final de la Liga. El Madrid no le pierde comba a la Liga y continúa demostrando que no está todo dicho. Un obstáculo menos, un competidor directo a la cola y un trámite salvado con efectividad. Aún quedan páginas por escribir en el interminable libro de la Liga 2013-2014.

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Periodismo en la UCM por vocación, pasión y convicción. Me dejan escribir en @MadridSportsEs y @SpheraSports. Librópata y curioso por defecto.

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