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Fútbol sudamericano

Con la 'F' intacta

Días previos al último partido de las eliminatorias al mundial de Rusia, la gente en Colombia sentía un choque de vientos generado por la inesperada derrota ante Paraguay en Barranquilla. Se vislumbraban vientos fríos y calientes, con urgencia se necesitaba una ráfaga que nos orientara hacia una brisa más de Dorne que de Winterfell. Y voilà, allí estaba Radamel Falcao en el frente de batalla, firme en su posición de goleador ante la vida, demostrando que lleva el nueve bien puesto en la espalda.

Y entonces empezaba a tomar fuerza la ‘F’ de Fe, o de Falcao, cada quién que se encomiende a su Santo predilecto, lo cierto es que ‘El Tigre’ nunca perdió la esperanza. El país necesitaba una dosis de esa energía que Radamel usualmente le inyecta a las adversidades que la vida le depara.

Falcao en su duelo ante Perú (Getty)

Finalmente llega el día de enfrentarse a los guerreros peruanos, y allí estaba el nueve comandando la tropa. En un partido acompañado por la ansiedad propia de ambos bandos, se empezó a generar un partido disputado en el medio del campo, el volumen de juego no fue el mejor, no existieron muchas oportunidades de gol, ni siquiera para él. Así se esfumaron los minutos, prácticamente sin hacerse ningún daño. Sólo se rompió la retaguardia gracias al oportuno tiro al arco de James y la lanza de Guerrero desviada accidentalmente por Ospina.

   A eso del minuto 89 el predicador de la Fe decidió proponer una tregua, desde la Guerra del Pacífico no se veía una alianza tan oportuna entre peruanos y colombianos.

Después de unos segundos de discusión a puerta abierta los incas accedieron, movían la pelota de extremo a extremo en su propio campo con pocas ganas de seguir batallando. El árbitro resuena la Diana, acaba el partido, acaba la batalla. Y en un mar de alegría Radamel se desborda, un tipo agradecido con Dios por estar a puertas del cielo mundialista. Era otro Falcao, uno totalmente diferente a ese que estaba a las puertas pero del infierno. Ese séptimo círculo al que llegó hace unos años por aquella lesión que lo dejó fuera del mundial de Brasil. Y aún así, en medio de su batalla perdida hacía sentir que la guerra aún se podía ganar.

Falcao celebra el pase al Mundial (Getty)

 

Radamel Falcao García, merecedor no solo del tiquet al mundial sino de los elogios, de la algarabía y de la alegría. Sí, unos dirán que es sólo fútbol, que no se compara con muchas batallas que tenemos día a día, pero ojalá todos nosotros derrocháramos esa actitud positiva ante los problemas, sin rendirnos y con las botas bien puestas. Felicitaciones Falcao, te lo mereces y ojalá te forren los pies con hierro para tener la dicha de disfrutar los goles con un buen vodka y una sonrisa de satisfacción, dejándonos como enseñanza que todo pasa y que no hay que tirar la toalla, ni perderle el paso a la Fe. Nunca, ni ante lo más inesperado.

 

Deporte y poesía probablemente son lo mismo. Columnista, fotógrafa y diseñadora gráfica.

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