Desde diciembre sabíamos que el día iba a llegar, pero no queríamos hacernos a la idea. Y desde que ha llegado, siento que algo que ha formado parte de mi durante muchos años me lo han quitado. Qué sensación tan extraña.
Es cierto que a lo largo de la historia ha pasado más veces, cuatro para ser exactos. Y con consejo. Pero esta vez no. A todos nos pilló por sorpresa el día que fue anunciado el cambio de escudo, la modificación, la creación de un logo o como queráis llamarlo. Yo lo resumo como: pérdida de identidad.
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Te pueden decir que hay que querer al Atleti por lo que es, que por mucho que cambie el escudo sigue siendo el Atleti, que hay que avanzar y evolucionar. Sí, este club ha avanzado y logrado (sobre todo deportivamente) en estos últimos años lo parecía imposible, pero para que avance socialmente no hay que perder tu seña de identidad. Hace pocos meses veíamos un mosaico en las gradas del Vicente Calderón que aludía a los vecinos de Chamartín con un “orgullosos de no ser como vosotros”. Frase que hay que matizar ya que ahora se pueden encontrar bastantes puntos de conexión.
Este club siempre ha alardeado de representar valores como la lealtad, de estar impregnado de un sentimiento imposible de explicar. Cuántas veces hemos escuchado eso de “preferimos cojones a millones”, “me quedo con el sentimiento que con una Champions”, etc. Cuántas veces no has sido nadie sin tu afición. Ellos para ti lo son todo; y tú para ellos.
¿Y ahora? ¿Qué te está pasando? Poco a poco, te estás convirtiendo en eso que siempre has odiado, en lo que siempre has criticado. Ahora casi no te reconozco. Yo me quedo con el equipo del Manzanares, con el Vicente Calderón, con Indi, la camiseta rojiblanca y con el oso y el madroño. Todo lo demás no forma parte de ti, Atleti.
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