Preocupación en Bilbao

Cuando los resultados llegan, el estilo de juego pasa a un segundo plano. Es lo que le pasó al Athletic en su engañoso inicio de temporada: eliminó a Dinamo Bucarest y Panathinaikos en las previas de Europa League e inició la Liga con un empate contra el Getafe y dos triunfos contra Eibar y Girona. Las sensaciones no eran las mejores, pero el inicio del Cuco Ziganda estaba siendo casi perfecto en cuanto a la matemática.

Sin embargo, en cuanto los resultados han dado la espalda, las carencias se han multiplicado: un empate sin goles contra el Hertha Berlín dio inicio a una racha en la que el Athletic perdió contra Las Palmas y Atlético de Madrid y sufrió una increíble remontada en los minutos finales contra el colista Málaga. La puntilla: la humillante derrota (0-1) encajada en San Mamés contra el Zorya, debilísimo equipo ucraniano en Europa League.

Una férrea defensa había sido lo clave de los buenos resultados iniciales: en cuanto esa seguridad se ha perdido, todas las certezas del Athletic se han desvanecido. Los goles encajados contra el Málaga y contra el Zorya manifestaron enormes lagunas de base y concentración en los defensores bilbaínos.

Con la defensa desguarnecida, han salido a flote las enormes dificultades del Athletic con balón: sin criterio en el mediocampo, sin un estilo definido para atacar y con los delanteros sin chispa, salvando momentos puntuales pero insuficientes. Futbolistas clave como Beñat, San José, Raúl García o Iñaki Williams no están a su mejor nivel y la afición reclama más espacio para el talentoso Aketxe.

Por si fuera poco, en el partido contra el Zorya, Iker Muniain sufrió una grave lesión en el ligamento cruzado de la rodilla, que le mantendrá, como mínimo, cinco meses lejos de los terrenos de juego.

Cuco Ziganda tiene mimbres para levantar esta situación negativa. Pero la paciencia se está acabando en el club y el entorno del Athletic.