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Premier League

Perder a Richarlison

La doctora Melfi, clave en los vaivenes de Toni Soprano, podría haber analizado la entrada de Richarlison a Thiago Alcántara en el empate el derbi de Liverpool (2-2). Seguramente, enarcaría una ceja y aseguraría sin temor que el brasileño, preso del pánico, no pudo nada más que extraer la fuerza bruta para dilapidar las oportunidades de un conjunto que volaba en la Premier League. No era lo que perdía el Everton FC en aquellos últimos diez minutos de derbi: era lo que se avecinaba. Sus tres partidos de sanción dejan una conclusión que sale sola, sin que nadie lo pida, con un dato frío: han sumado 0 puntos de los 9 que han disputado sin él. Incluso el propio Toni, como en el último capitulo de su serie, lo veía venir.

Si bien hay que poner el foco en demasiados puntos del cuadro de Carlo Ancelotti, también es evidente que el brasileño sigue siendo el futbolista primordial de un proyecto que ha encontrado estabilidad tras los bandazos de la era Ronald Koeman y Steve Walsh. El italiano, tras un arranque primoroso, ha visto como su plantilla sufría en diversos lugares del campo con la suspensión del brasileño. No lo olviden, Richarlison no es solo gol y profundidad con su velocidad y desequilibrio: su trabajo es primordial.

Presionar bien te da muchas más oportunidades para recuperar balones en zonas peligrosas para el rival. Sin embargo, eso conlleva un trabajo coral que debe ser llevado a la perfección no solo por el entrenador, sino por todos los jugadores. A los toffees, en sus tres derrotas seguidas, les ha costado. Ancelotti ha apostado por un bloque medio que en muchas ocasiones acababa en una presión arriba que solo ha provocado dolores de cabeza ya que, si no haces bien esa función, estás perdido. Y en ello el brasileño es muy bueno. Incluso corriendo para atrás.

Además, su baja ha enseñado un problema que evidenciaron los últimos movimientos en el mercado: el Everton no tiene muchos extremos. Alex Iwobi, el futbolista que suele reemplazarle en banda, es más un mediapunta que necesita tener contacto con el balón al pie; igual que Bernard. Si en el otro perfil ya está James Rodríguez, el arquitecto de este equipo, tener a otro jugador del mismo tipo no ayuda al equipo, especialmente cuando el colombiano cambia el juego y solo puede encontrar a Lucas Digne, que tiene que venir desde muy atrás, para dar profundidad al equipo. Las marchas de Theo Walcott y Moise Kean, cedidos, han acortado las opciones arriba y han dado espacio a un Anthony Gordon, el único extremo real de la segunda unidad, que sigue apartado por su presunta bisoñez.

Sin Richarlison, el Everton se ha convertido en un equipo que ataca mucho peor y que también sufre más cuando presiona. Además, con la presencia de Rodríguez el cuadro de Liverpool necesita de balón -ya que el cafetero no es muy ducho defensivamente- y es por eso por lo que su conjunto busca al rival en muchas ocasiones con una presión altísima. ¿El resultado? Un equipo que se queda muy largo y que poco a poco ha ido cediendo su condición de sorpresa en las últimas semanas. La luz en Goodison Park, eso sí, se vuelve a encender para su vuelta. Le echan mucho de menos.

Imagen de cabecera: Laurence Griffiths/Getty Images

Martorell (Barcelona), 1996. Periodista freelance. Amante del fútbol y loco por la Premier League. En mis ratos libres intento practicarlo.

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