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Pepito Rossi, la desgracia y la incógnita

La historia de Giuseppe Rossi y el fútbol se define a la perfección con una dura pero adecuada palabra: desgraciada. Uno de los mayores talentos, por no decir el mayor, que ha dado el fútbol italiano en la última década destruido por el caprichoso destino, aparecido en la forma más habitual en el deporte: las lesiones.

Rossi es protagonista de una historia atípica, lejos de los estándares del futbolista italiano. Hijo de emigrantes en Nueva York, provenientes de lo más profundo de los Apeninos, su padre enseguida le llevó por el camino de aquello que más une a los italianos: el Calcio. De hecho, Giuseppe, que ya había empezado ha jugar en Estados Unidos, se trasladó con 12 años junto a su padre hasta Parma, para entrar en la cantera del equipo crociato.

Al contrario de lo habitual, Giuseppe Rossi no desarrolló su innegable talento en el país de sus padres, sino que se pulió en el extranjero. Y luego brilló. Con 17 años Ferguson le llevó al Manchester United, y aunque no contó con muchas oportunidades con los Red Devils ante la enorme competencia, allí se formó el fantástico futbolista que estaba por explotar. Medio año cedido en el mismo Parma y nueve goles apenas superada la veintena, le permitieron darse a conocer en el Calcio, contribuyendo de manera fundamental a la permanencia del equipo en Serie A.

Pero fue Villarreal, a donde llegó en el verano de 2007, el lugar donde se convirtió en uno de los hombres señalados a liderar la selección italiana los siguientes años. En el equipo groguet diseñado por Roig, Llaneza y Pellegrini en el banquillo, Rossi encontró el ecosistema perfecto para desarrollar sus virtudes, como demostraron los 77 goles anotados en cuatro temporadas, algunas de las mejores de la historia del club.

 

Enzo Bearzot, seleccionador italiano campeón del mundo en 1982, no se equivocó mucho al apodar a Rossi, cuando apenas había debutado con Italia: “Le apodo Pepito porque juega en España y porque en algunas características me recuerda a mi Pablito Rossi: quizás es menos protagonista en los últimos metros, pero tiene el mismo desborde, la misma velocidad y una potencia y precisión de tiro superior”.

Pepito Rossi tenía 22 años y ya apuntaba a ser un hombre clave para Marcello Lippi. Fue el mejor en la Copa Confederaciones de 2009 pero, sorprendentemente, no fue incluido en la convocatoria para el Mundial 2010. Una decisión de la que Lippi, visto el descalabro en Sudáfrica, no tardó en arrepentirse.

Rossi además vio como la vida le daba un revés más duro que las lesiones, la pérdida de un padre. Tras una larga enfermedad, el padre de Rossi fallecía en febrero de 2010. Desde entonces todos los goles se los dedica señalando el cielo con los dedos.

Por aquel entonces era difícil prever que Giuseppe Rossi no podría jugar un gran torneo con Italia. Quedaba algo más de un año para que entrara en escena la desgracia en su vida futbolística.

El 21 de octubre de 2011 se rompió el cruzado en el Bernabéu. El 13 de abril de 2012 recayó en un entrenamiento. El 4 de octubre de 2012, otra vez. En enero de 2013 la Fiorentina confió en él y le rescató -el Villarreal había caído a Segunda División sin Rossi-. Volvió a jugar el 19 de mayo de 2013. Dos años de un calvario que aun no había terminado.

 

El destino tenía que dejar una ventana a la esperanza y lo hizo en los cuatro últimos meses de ese año 2013: 15 goles en 18 partidos de Serie A, una primera vuelta excepcional con el equipo viola que hizo pensar que Giuseppe Rossi por fin había retornado para quedarse y ser, por fin, el jugador italiano más determinante en una época difícil para la azzurra.

Un partido contra el Livorno nada más comenzar el 2014 dio al traste con todo. Otra lesión en la rodilla le dejó fuera casi hasta final de temporada. Volvió, en forma, pero Prandelli no confió y se quedó fuera del Mundial. Luego una nueva lesión en la rodilla, la quinta, le dejó en blanco la siguiente temporada.


Levante, una nueva esperanza

Tras cinco lesiones casi consecutivas y apenas 41 partidos disputados en los últimos cuatro años y medio, Pepito Rossi no está acabado. Aun no ha cumplido 29 años y aunque es posible que no se vuelva a ver la mejor versión de un jugador llamado a ser el mejor de Italia, Rossi no cejará en su empeño.

“Siento muchísimo dejar Florencia, pero quiero recuperar la sonrisa para volver a jugar”. Y lo hará cerca de allí donde fue feliz. El Levante, en uno de los movimientos más sorprendentes de los últimos años, se ha hecho con sus servicios. “Tengo muchas ganas de jugar porque en los últimos meses he tenido pocas oportunidades. Agradezco al Levante que me las haya dado”. Rossi apenas ha disputado 11 partidos esta temporada en la Fiorentina, solo tres como titular, pese a estar recuperado de la lesión desde la pretemporada.

A solo 64 kilómetros estará su querida Villarreal. De hecho, según varios medios italianos el equipo amarillo está detrás de la operación, para aprovechar una opción de compra de alrededor de seis millones de euros que ha dispuesto la Fiorentina, que luego también podría recomprar al jugador.

A priori, el fichaje de Rossi por el Levante es beneficioso para todas las partes. El delantero encuentra la oportunidad de tener por fin muchos minutos para recuperar confianza; el equipo levantino, colista de la Liga, puede obtener, si todo sale bien, un impulso a base de goles que le lleve a conseguir una permanencia; y la Fiorentina, si Rossi se recupera con éxito, puede ganar una pieza importante de cara a la próxima temporada.

Estas ventajas deportivas y las potenciales económicas -a través de las opciones de compra y recompra-, además del conocimiento de la Liga, la cercanía a Villarreal -o la misma presencia del club detrás de la compra-, el reto de la salvación y un protagonismo garantizado con los granota son motivos suficientes para entender un fichaje que podría parecer un tanto extraño.

Conocida su historia, los próximos meses de Rossi en el Levante solo se pueden calificar de incógnita: un jugador capaz de hacer 15 goles en medio año o de que el infortunio se cebe con él de nuevo, quien sabe si de manera definitiva. Pase lo que pase, el retorno de un jugador como Pepito a la Liga y además con protagonismo es una gran noticia.

 

Actualización [10 abril 2017] Tras comenzar la temporada en el Celta y sin mucha suerte, Giuseppe Rossi se encontraba en su mejor momento (hat-trick incluido contra Las Palmas) cuando volvió a romperse el ligamento cruzado anterior, por tercera ocasión, esta vez de la rodilla izquierda. Una carrera que sigue marcada por la desgracia.

Madrid, 1993. Oscense de adopción. Editor en @SpheraSports. Combino Calcio y ciclismo con todas las consecuencias.

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